Gran Biblioteca GLP

Nombre: Gran Biblioteca GLP
Ubicación: San Isidro, Lima, Peru

jueves, julio 28, 2005

EL PUEBLO PERUANO Y LA DEFENSA NACIONAL

EL PUEBLO PERUANO Y LA DEFENSA NACIONAL


Gral. Brig. ( r ) Roger Jordán Palomino

Como conocemos, los componentes del Estado son su gobierno, su pueblo y su territorio, componentes en los se deben hallar los medios del Poder Nacional para su Defensa la que, teóricamente conceptúa el Centro de Altos Estudios Nacionales (CAEN) , como el “conjunto de previsiones y acciones que el gobierno adopta permanentemente para garantizar la Seguridad Integral del Estado”.

Lo expresado constituye el marco teórico en el que debería ubicarse la problemática de nuestra Defensa Nacional, pero cuando comparamos la teoría con la realidad , constatamos la verdad dolorosa de 180 años de vida republicana con gobiernos, en su mayoría ineficaces, y un pueblo sin una Identidad Nacional homogénea por la falta de consenso sobre las aspiraciones de cada una de las clases sociales que lo constituyen. Tal situación impide, hasta ahora, la concurrencia de objetivos concurrentes al logro de una Defensa Nacional adecuada a las amenazas que se dan en nuestra Realidad Nacional.

Antes de continuar, creo necesario utilizar el sistema de estratificación social de clases según la sociología historicista por considerarla la más adecuada para los fines de este trabajo. Así pues consideraremos que nuestro pueblo ha estado dividido hasta ahora en tres clases sociales definidas que son la clase alta dominante , la clase media y la clase baja pobre, correspondiéndole a la clase alta dominante el tradicional control sobre el poder político y económico hasta la década del 70 desde la que se aprecia una gradual emergencia de las clases media y baja, particularmente en el campo político.

Si hacemos un rápido recuerdo histórico desde que nacimos como república independiente, veremos cual fue la actitud típica de nuestras clases sociales frente a la problemática de la Defensa Nacional.

Durante el periodo de nuestra independencia, la necesidad de separarnos de la Corona de España, sólo fue una aspiración de cierto sector de la clase alta dominante criolla opuesta a la clase alta dominante española que, sensibilizada por las ideas liberales, clandestinamente complotaba contra la corona en algunos círculos intelectuales y masónicos; al resto de la población, o le interesaban muy poco semejantes aspiraciones o abiertamente se oponían a ellas por considerarlas contrarias a la obediencia al rey a quien consideraban la legítima autoridad.

Como consecuencia de tal dicotomía, el nacimiento oficial de nuestras Fuerzas Armadas como instrumento de Defensa de nuestra Independencia y soberanía, fue producto de la iniciativa del Generalísimo Don José de San Martín, un libertador extranjero quien contó sólo con el apoyo de una parte de la clase alta dominante criolla la que sólo se ocupó de la organización política de la revolución sin participar directamente en los campos de batalla. La oficialidad del nuevo ejército estuvo constituida por oficiales extranjeros y patriotas nacionales de la clase media identificados con la libertad, y la tropa estuvo constituida predominantemente por la clase baja pobre que en gran parte ignoraba las verdaderas motivaciones ideológicas de la causa revolucionaria por lo que, así como sirvió en las filas patriotas , de igual manera sirvió en las filas realistas.

En la génesis de nuestras Fuerzas Armadas no ocurrió, por ejemplo, lo que en la génesis de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de Norteamérica, que nacieron por la casi generalizada aspiración de todas las clases sociales de independizarse de la Corona inglesa, por lo que su participación, se dio no sólo en el campo político sino también en el militar, marcando así un antecedente que se ha repetido en todas las guerras que, en defensa de sus ideales, ha tenido este país, pudiendo asegurarse que no existe un sólo hogar de cualquier sector social norteamericano en los que no haya algún miembro muerto en alguna de dichas guerras. Este ejemplo se ve repetido en casi todos los países del mundo verdaderamente democráticos, excepto en el nuestro como veremos.

Efectivamente, luego de nuestra independencia y durante los siguientes periodos históricos, las aspiraciones nacionales del pueblo estuvieron divididas por las diferentes percepciones sobre lo que creían, debería ser la Seguridad de la nueva república y que, casi siempre, fueron el resultado de la imposición de la nuevas clases altas dominantes que, una tras, otra fueron emergiendo a la vida nacional motivadas frecuentemente por su apetito de poder, el que lograban mediante el complot a través de un militar ambicioso. La oficialidad provino de la clase media, y la tropa de la clase baja pobre que, igual como servía en las filas de un caudillo servía en las filas de otro sin tener muy en claro las verdaderas aspiraciones por las que luchaban. Una excepción a la situación expresada debe hacerse con el Gran Mariscal Don Ramón Castilla quien percibió claramente que para lograr el Bienestar y la Seguridad era necesario suprimir la esclavitud , aún en contra de los intereses de la clase alta dominante de dicha época, particularmente de la clase alta terrateniente, y desarrollar a nuestras Fuerzas Armadas hasta hacer del Perú la primera potencia económica y militar de América Latina.

En la guerra con Chile se repitió el drama de nuestra falta de Identidad Nacional y de la nula percepción de nuestra clase alta dominante sobre el grave peligro que suponía el expansionismo chileno lo que dio lugar al total descuido en la preparación de nuestra Defensa por parte de los políticos de turno.

La situación antes descrita se reflejó claramente y como antaño, en la oficialidad de nuestras Fuerzas Armadas provenientes de la clase media, particularmente de las provincias que en el avance del invasor, iban sintiendo su rapacidad y su crueldad. Nuestra tropa provino como siempre de la leva forzada de la clase baja pobre que, salvo honrosas excepciones, más seguían a sus líderes militares que a la causa nacional. Lo expresado se puede comprobar en los archivos históricos mediante la lectura de las listas de bajas de tropa llenas de apellidos de origen indio provenientes del ande.

Para enfatizar sobre la nefasta participación de la clase alta dominante en esta infausta guerra, es suficiente recordar que el presidente Pierola asumió el mando de la nación y la dirección de la guerra tras apoderarse del poder por el viaje del presidente Prado a Europa para comprar armamento. Como director de la guerra, dio la orden de hacer regresar a las tropas que, al mando de Leiva, se dirigían de Arequipa hacia a Arica para reforzar a Bolognesi, lo que habría obligado al enemigo a combatir en dos frentes, cambiando quizá el destino de nuestros bravos en el morro. Fue también, quien desoyendo las atinadas recomendaciones de Cáceres para organizar la defensa de Lima en la fuerte posición de los cerros de Santa María en Pucusana, la organizó en la débil posición de San Juan en la que fue fácilmente destruido nuestro ejército. El pretexto de Pierola fue que San Juan estaba más cerca de Lima lo que le facilitaba la visita del frente. Completada la destrucción de lo último de nuestro ejército regular en San Juan, la clase alta dominante afincada en Lima se vio en la necesidad de organizar una apresurada segunda línea de defensa para detener al enemigo en Miraflores, motivada principalmente por el conocimiento de las atrocidades cometidas por los chilenos en el balneario de Chorrillos en contra de sus propiedades y de sus familiares que allí veraneaban luego de su victoria en San Juan; por tal razón, es recién en esta batalla que en las listas de bajas en los cuadros de oficiales y de tropa se aprecian apellidos de la clase alta limeña de esa época.

Al ser derrotado el improvisado ejército Peruano en Miraflores, el presidente Pierola huyó a la sierra con la idea de continuar gobernando desde esa región. En la realidad, la nación quedó sin gobierno y en manos del invasor quien ocupó la capital desfilando victorioso en la plaza de armas y disponiendo el control militar de la ciudad para detener los desmanes de la población hambrienta que se dedicó a saquear los comercios y las residencias teniendo que nombrar como presidente a García Calderón para poder gobernar. Por su parte, cuando Cáceres organizó la resistencia en la sierra con la denominada campaña De la Breña, nuestra clase alta dominante, sobre todo la del sector económico minero y guanero, ya había comenzado a convivir con las fuerzas de ocupación con las que departía socialmente en los mejores salones de Lima y en los que hacían grandes negocios con representantes del capitalismo chileno e inglés. Por tal razón, la resistencia de Cáceres no convenía a sus intereses comerciales por lo que influyeron en la organización de una campaña militar en su contra, la que se inició con un Ejército Peruano organizado por Iglesias aliado con otro ejército Chileno.

Motivado sobre todo por el desgaste que venía sufriendo por la campaña de resistencia de Cáceres en la sierra, la que no cesó a pesar de la derrota de Huamachuco, y por haber obtenido ya como botín las provincias de Tarapacá, Arica y Tacna luego del infame tratado de paz de Ancón que Iglesias y nuestra clase alta dominante aceptaron a cambio de la paz, el ejército chileno retornó a su patria, por lo que Cáceres bajó de la sierra para derrocar a Iglesias y hacerse del gobierno para reiniciar la reconstrucción nacional y reorganizar nuestra Defensa Nacional, siendo luego elegido presidente. En su mandato tuvo que dictar medidas de gran firmeza para reconstruir a nuestra economía y para reorganizar a nuestro ejército a fin de recuperar las provincias perdidas; sus medidas motivaron el descontento de nuestra clase alta dominante la que, sin comprender plenamente su patriótica motivación, influyó en la política para dar por terminada la gran tarea de reconstrucción de nuestra dignidad, siendo elegido el General Remigio Morales Bermúdez quien murió antes de concluido su mandato por lo que fue reemplazado interinamente por el general Justiniano Borgoño. Terminado el interinato de Borgoño, se convocaron a elecciones resultando electo nuevamente Cáceres quien reinició de inmediato la tarea de reconstrucción y reorganización de nuestra Fuerza Armada que suponía un gran sacrificio nacional por lo que, nuevamente, la clase alta dominante complotó con Pierola hasta derrocar a Cáceres.

Una vez en el poder, ante la necesidad de reorganizar al Ejército Peruano, a Pierola no se le ocurrió otra cosa que traer una misión militar francesa para tal fin, en lugar de continuar con la concepción de Cáceres quien, como sabemos, había demostrado ser un brillante estratega y un hábil táctico además de eficiente organizador militar. Tal preferencia por lo extranjero reveló que más pudo la antipatía de la clase alta dominante peruana hacia un genio militar nacional, quien, con su exitosa campaña de resistencia en la sierra, había puesto en jaque a las fuerzas invasoras haciendo peligrar de paso, sus pingues negocios con el enemigo.

La tragedia de nuestra derrota ante Chile, tuvo diferentes efectos sicológicos en nuestro pueblo, los que hasta ahora, afectan nuestra vida nacional. Nuestra clase alta dominante se han resignado a la pérdida de nuestro territorio como algo que ocurrió en el pasado por lo que ha desarrollado, sin conseguirlo, sólo una vaga aspiración de superar económicamente a Chile pues considera que una guerra sería innecesaria ya que existe un tratado de paz; ella no comparte por ejemplo la aspiración nacional de la clase dominante boliviana de recuperar la provincia litoral de Atacama que les fue arrebatada por los chilenos en la misma guerra, o por lo menos, de tener un acceso al mar por haber internalizado la idea de que, de no ser así, su patria estará condenada por siempre al subdesarrollo por haberse convertido en país mediterráneo. Por su parte nuestras clases media y baja, según su nivel cultural y conocimiento histórico, se han resignado también , abrigando, sin embargo, la vaga aspiración de que quizá, alguna vez, podremos recuperar el territorio perdido. En estas clases sociales, más que en la clase alta, es más notorio el efecto del trauma frente a Chile lo que les origina un sentimiento de antipatía a este país.

En el sector militar sin embargo, por haber estudiado los antecedentes políticos, históricos y militares de la derrota, se ha desarrollado un sentimiento definido de alerta permanente con respecto a Chile, pues está convencido de que la historia puede repetirse de no estar preparados. Lamentablemente, dicho sentimiento no ha sido compartido hasta ahora por las clases altas dominantes de turno pues siempre han pensado que dicho sentimiento de alerta de los militares es sólo un pretexto para el armamentismo, al que acusan de ser el principal factor de subdesarrollo de nuestra patria, antes de reconocer que nuestro atraso se ha debido principalmente a su ineficiencia política.

Desde nuestra derrota ante Chile, tal situación ha continuado hasta la fecha. Así, en 1911, cuando los colombianos amenazaron los intereses de la población loretana, nuestro país se vio comprometido en una guerra en la que salimos victoriosos militarmente ocupando puerto Córdoba, pero, por la presión diplomática internacional sobre nuestra clase alta dominante, sobre todo del sector político, puerto Córdoba fue devuelto a Colombia, continuando las fricciones con este país hasta que en 1922, el presidente Leguía cedió el denominado "Trapecio de Leticia" con lo que los colombianos obtuvieron su ansiada salida al Amazonas mediante el infausto tratado Salomón - Lozano. Sin embargo, en 1932 un grupo de patriotas del pueblo loretano ocupó Leticia lo que originó nuevamente una situación bélica que el Perú se aprestaba a afrontar cuando, como resultado de un complot, fue asesinado el Presidente Sanchez Cerro en el momento que pasaba revista a las tropas que iban a marchar al frente. La guerra fue detenida y nuevamente nuestros políticos cedieron a la presión colombiana hasta lograr que en 1934 se reafirme la vigencia del tratado Salmón - Lozano en el que, además del "Trapecio", se autorizó a los colombianos a la libre navegación por el Amazonas Peruano. De esta manera e incomprensiblemente hasta ahora, nuestra clase alta dominante política, cedió a Colombia parte de nuestra heredad, a pesar de la sangre derramada por nuestros soldados y por el pueblo loretano. En nuestras conflictivas relaciones con Colombia, nuestra clase alta dominante sólo participó en la componenda entreguista de nuestros políticos pero jamás aportó con su cuota de sangre para defender nuestra soberanía.

Con respecto al Ecuador, nuestras relaciones se han caracterizado siempre por la lucha entre los intereses expansionistas de la clase alta dominante de este país y la cesión de nuestro territorio por parte de nuestros políticos a pesar de haber triunfado siempre en el campo militar. En 1941, aún luego de haber ocupado toda la provincia Del Oro después de una rotunda victoria militar, el presidente Prado, típico representante de nuestra clase alta dominante, no sólo no exigió la demarcación definitiva de nuestra frontera sino que cedió territorio selvático del que ahora Ecuador extrae más petróleo que el que nosotros podemos extraer de nuestros yacimientos. En 1981, Luego de nuestra victoria en el denominado "Conflicto del Falso Paquisha", el presidente Belaunde tampoco exigió la demarcación definitiva de nuestra frontera y en 1999, luego de las operaciones del conflicto en el Cenepa, nuestros políticos cedieron a la presión internacional para lograr un controvertido acuerdo en el que Ecuador obtuvo todas las ventajas. En todas las campañas militares para defender nuestra soberanía frente a Ecuador, nuestra clase alta dominante jamás estuvo presente en los campos de batalla los que fueron regados sólo con la sangre de nuestra clase media y baja.

En la larga guerra contrasubversiva, se repitió el esquema de siempre. Nuestra clase alta dominante permaneció de espaldas a la grave amenaza a nuestra seguridad interna mientras que nuestras Fuerzas Armadas y Policiales provenientes de la clase media y baja combatían a este feroz enemigo . Recién, cuando el peligro comenzó a afectarla directamente, nuestra clase alta dominante vio el peligro de cerca y apoyó la ruptura del sistema democrático como un medio ilícito para combatir a cualquier precio la grave amenaza subversiva, lo que originó graves distorsiones en el rol tradicional de la Fuerza Armada y de la Fuerza Policial.

Así , hasta hoy, no ha sido posible articular una Identidad en relación a nuestra Defensa Nacional. Nuestra clase alta dominante opina que la Defensa Nacional es problema de los militares a quienes es suficiente, según piensa, asignarles un, siempre insuficiente presupuesto para que adquieran lo que puedan y , paguen, alimenten y vistan como sea a sus cuadros . Nuestra clase media y baja, es la que tradicionalmente ha aportado con su sangre en el campo de batalla para defender nuestra heredad y nuestra libertad mientras que nuestra clase alta dominante ha venido dirigiendo los destinos del Perú desde los campos de la política y de la economía por lo que se puede concluir que es la responsable del estado actual en el que se encuentra el Desarrollo de nuestra sociedad y el bajo nivel de nuestra Defensa Nacional. Para comprobar lo que se expresa, basta verificar la imposibilidad de que algún joven proveniente de la clase alta sirva en las Fuerzas Armadas de nuestra patria como soldado y ni siquiera como oficial como si ocurre en otros países. Al respecto, en este momento existe una gran preocupación en los Estados Unidos por que es la primera vez que casi un 10% de los miembros del congreso y el gobierno no han servido en las filas de sus Fuerzas Armadas.

Para terminar, es de esperar, que al haber asumido la Presidencia de la Nación, un político del sector social tradicionalmente dominado, empobrecido y explotado, gracias a un limpio proceso electoral, las cosas cambien, no sólo al punto de vista del desarrollo sino también de la defensa como lo es en las grandes sociedades verdaderamente democráticas, teniendo presente que las amenazas internas y externas de nuestra patria no han desaparecido, sino que, por el contrario, se visualizan en el horizonte como sombras que pueden tomar vida nuevamente para convertir a nuestra patria, sea en una Narco República o cercenar nuevamente nuestro territorio. Por otra parte, cualquier proceso de reinstitucionalización debe pasar necesariamente por un proceso de democratización de nuestras FFAA de tal manera que no haya excepciones de ninguna clase para servir en sus filas.

martes, julio 26, 2005

LOS PLANOS DE EXISTENCIA DESPUES DE LA MUERTE

LIBRO “EL SER HUMANO”, ESPECULACIONES SOBRE SU MISTERIO (ENVIO 31)
Roger Jordán Palomino


Los planos de existencia después de la muerte.

Para el fin indicado se hará empleo nuevamente del razonamiento hermético que se presentó en la segunda parte de este trabajo ya que, como se expresó, en el instante mismo de la expiración, se produce un proceso de descondensación de la materia hacia los elementos que la constituyen; descondensación que se realiza mediante la dialéctica de la purificación, que será tanto más dolorosa cuanto más se hayan consolidado en el ser las imperfecciones que dificulten el retorno del Alma a su origen. Esta dialéctica no es mas que una forma en la que se da la dialéctica de la transmutación de la que se ha venido tratando anteriormente.

Así pues, si la materia es energía condensada, al descondensarce la materia, volverá a ser energía, y al descondensarce esta, volverá a ser luz, y al descondensarce esta, volverá a ser pensamiento, y al descondensarce este, volverá a ser amor, y al descondensarce este, volverá a ser espíritu que es la primera manifestación de Dios.

Con el razonamiento anterior, hecho sobre la base del razonamiento de la Filosofía Hermética expuesto en la segunda parte, puede resultar comprensible la naturaleza de los planos pluridimensionales en los que se realizarán los procesos necesarios para la evolución de la humanidad, y a los que va y actuará el Alma-Personalidad después de la muerte del ser humano como se verá.

El Alma-Personalidad, al salir del cuerpo y según la preparación para la muerte del ser y la evolución espiritual de este, puede sufrir un trauma inicial, producido por su desencarnación y el impulso del Alma para retornar inmediatamente al seno de la que salió al nacer el hombre, es decir directamente al Espíritu de Dios; pero el Yo o Ego adosado a esta Alma-Personalidad ya descarnada, puede frenar a esta en dicho impulso inicial de retorno a su fuente, obligándola a regresar al plano dimensional que le corresponde según su evolución al momento de morir el ser.

Por esta razón, muchas personas que clínicamente habían sido declaradas muertas y luego resucitaron por así decirlo, coinciden en su experiencia, cuando manifiestan haber ingresado a una especie de túnel de mucha luz; suponiéndose que esta es la experiencia inicial del Alma-Personalidad recién desencarnada, es decir, el de ingresar al túnel de las primeras luces del pensamiento de Dios para descender luego, por el lastre del Yo, al plano que realmente le corresponde según su evolución y que tiene que superar mediante la purificación dialéctica como se dijo; este retorno del Alma-Personalidad se debe casi siempre al terror que siente el Yo o Ego adosado al Alma a una luz a la que no está preparado a recibir.

Como se expresó, en cada plano dimensional en el que se ubicará el Alma-Personalidad, se debe establecer un proceso dialéctico de lucha y transmutación para superar dicho plano y alcanzar el siguiente; El tiempo de existencia en estos planos dimensionales, dejará de tener sentido pues el tiempo es inherente sólo a los fenómenos del plano de la materia o de lo que se llama vida.

En esta parte, es útil recordar lo que se expresó en la Segunda parte, de que la asociación del Alma con el cuerpo era más evidente en los denominados centros, y que estos eran cinco; tres con mayor presencia del cuerpo que son los Centros Sexual, Motor e Instintivo; y dos con mayor presencia del espíritu que son los centros de la Razón y de la Emoción.

Debemos recordar también que la vida continua luego de la muerte física por lo que el proceso dialéctico de evolución debe seguir pero sin un cuerpo, pues es ley de la creación, la evolución; y porque nada puede regresar al Espíritu de Dios sino ha logrado antes su total purificación.

Debemos recordar asimismo la numerología que simboliza la evolución del ser pero en otras condiciones; veamos: el Cero representa lo absoluto no manifestado; el Uno, la monada ideada no manifestada dentro de lo absoluto; el Dos la dualidad resultante de la mónada espiritual manifestada en la materia; el Tres, el Yo o Ego con capacidad de recibir a la Consciencia de Sí proveniente del Alma y, en consecuencia, a la dualidad del ser ; el Cuatro, el Perfecto Equilibrio logrado por la Voluntad para romper la dualidad; el Cinco, la Perfecta Armonía, cuando por el perfecto equilibrio se logra la armonización de los cinco centros; el Seis, la Santidad, cuando por la Perfecta Armonía el ser puede sentir claramente a Dios por medio del Alma a través de la Intuición que actúa como un sexto sentido; el Siete, la Perfecta Sabiduría, cuando por sentir permanentemente a Dios se conocen todos los secretos de la creación representada en las siete notas del Teclado Cósmico; el Ocho, la Cristificación o el amor infinito a toda la creación por el conocimiento absoluto de esta; el Nueve, la muerte definitiva a la vida material por el amor a la verdad de la creación; el Diez, el renacimiento a un nivel superior cuando el Alma hace suyo el Cero del absoluto por haber muerto por este.

Si el ser ha logrado en vida sólo un Yo evolucionado principalmente sobre la base de los centros Sexual, Motor e Instintivo, la lucha se establecerá entre el Alma que quiere retornar a su fuente divina y el Yo que quiere quedarse a continuar viviendo cerca de las apetencias inarmónicas cercanas a estos centros; el sufrimiento de este Yo será atroz pues, al no existir ya un cuerpo mediante el cual pueda satisfacer dichas apetencias, estas se irán extinguiendo, por decirlo de alguna manera, de inanición; quedando de este Yo o Ego, sólo lo que es armónico y afín al Alma, la que ayudará a este proceso de purificación con la Consciencia de que la dualidad ya no puede darse mas en este plano de existencia; así el Alma-Personalidad, luego de haber eliminado todas las inarmonías provenientes de los Centros Motor, Sexual e Instintivo, podrá ingresar recién al plano superior en el que todo es energía.

La dialéctica en este superior plano de la energía, se dará entre las energías negativas del Yo o Ego generadas en su centro Emocional, tales como las bajas pasiones de la envidia, el odio etc. y las positivas del Alma; resultado de esta lucha, luego de grandes sufrimientos, por no poder descargar ya sobre sus semejantes dichas pasiones, la gradual destrucción de todas las energías negativas no afines a la naturaleza del Alma, la que ayudará en este proceso de purificación con la Voluntad, consolidando el equilibrio emocional necesario al siguiente plano que es el de la luz.

Desaparecidas ya las apetencias materiales inarmónicas y las bajas pasiones, la dialéctica de evolución en el plano de la luz se dará inicialmente por la lucha en el Centro de la Razón entre los pensamientos positivos del Alma, provenientes de la Mente Universal y los pensamientos negativos provenientes del Yo o Ego, los cuales irán extinguiéndose por no existir ya las apetencias y pasiones negativas que los sustentaban.

Extinguidos los pensamientos impuros se accederá a una mayor luz, y la dialéctica de purificación continuará mediante la lucha entre los razonamientos falaces y relativos que tanto preocuparon al ser mientras vivía y la verdad absoluta, la que, una vez poseída, permitirá al Alma-Personalidad apreciar plenamente la luz de este plano, comprendiendo el Yo o Ego por fin, que ha logrado la Perfecta armonía, quedando lista el Alma-Personalidad para pasar al siguiente plano que es del Pensamiento de Dios que originó la luz.

La dialéctica de purificación para dejar el plano de la materia y alcanzar sucesivamente los planos de la energía y luego el de la luz, han supuesto procesos dolorosos al Yo o Ego por lo que, es posible que, por tal razón, la Religión llame Purgatorio a estos planos. A partir del plano de la luz, se inician otros planos superiores en los que los procesos de ascenso ya no serán de purgación dolorosos sino de comprensión gozosos por lo, es posible que la Religión, por esta razón, denomine cielos o paraísos a estos nuevos planos.

Continuando con el proceso de evolución del Alma-Personalidad, el primer plano de comprensión es el del pensamiento de Dios como se expresó, plano al que sólo se puede acceder con la luz plena de la verdad absoluta; en este plano se contemplará y se comprenderá la grandeza del Creador y de sus obras, por lo que se logrará ir penetrando mas y más en lo “Profundo de Dios” como lo dice San Pablo en su primera carta a los Corintios según se indicó en la primera parte de este trabajo en la parte correspondiente a la Religión. La existencia en este plano corresponde a la Santidad como se expresó.

Luego del plano de la Santidad, el Alma-Personalidad logrará la Perfecta Sabiduría por conocer lo profundo de Dios, pudiendo ingresar al siguiente plano de comprensión que es el plano del amor ya que, luego de haber comprendido plenamente la grandeza del Creador y su obra mediante la Perfecta Sabiduría, no tiene otra alternativa que amarlos infinitamente logrando el plano siguiente que es de la Cristificación.

Lograda la Cristificación que supone el amor infinito a Dios y a toda la creación, el Alma-Personalidad está lista para cumplir como avatar, una misión de redención en la raza humana, tal como la cumplió Jesús el Cristo, o de ingresar al Espíritu de Dios con el cual se confundirá eternamente, pero después de haber logrado la experiencia de la vida y de vencer a la muerte tal como lo dice San Pablo: “ ¿Dónde está, oh muerte tu aguijón?, ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? “( 1 Corintios 55).

Es posible que San Pablo se esté refiriendo a los planos gozosos que se acaban de describir como a los tres cielos cuando dice en la Biblia: “ Conozco a un hombre en Cristo que hace catorce años (sí en el cuerpo no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco al tal hombre (sí en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe). Que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no se es dado al hombre expresar, (2 Corintios del 2 al 4).

Es desde los planos de purgación dolorosos y de comprensión gozosos que se acaban de ver, particularmente de los últimos, que el Alma-Personalidad podrá participar en la evolución de la humanidad según los procesos sobre los cuales se especulará a continuación.

LA VIDA DESPUES DE LA MUERTE - ENVIO 30/42

LIBRO “EL SER HUMANO”, ESPECULACIONES SOBRE SU MISTERIO (ENVIO 30/42)
Roger Jordán Palomino


La vida después de la muerte

El Alma, por no tener la misma natu­raleza de la parte mineral, vegetal y animal del ser humano, debe continuar su existencia en un plano de su misma naturaleza, plano del que, como sostienen algunos filósofos racionalistas y escépticos, no se conoce nada, pero cuyo desconocimiento no permite negar que dicha forma de vida o energía debe continuar eternamente, pues de no ser así, se estaría negando el axioma científico de la eternidad de la energía y de la materia que los mismos escépticos sostienen como cierta.

Armado Robles Godoy, nuestro cineasta, y coincidiendo con los escépticos sostiene en un articulo que: “La muerte es irreversi­ble y que implica la desaparición definitiva de quien muere; que no hay relación alguna entre lo que se llama vida, y ese algo o esa nada que aguarda al hombre después de su muerte, porque la línea divisoria, es absoluta; por lo menos desde el punto de vista de la vida; porque desde el otro punto, no se sabe nada”.

Sostiene también, que: “Ignora como es, o como fue, la naturaleza específica de la humanidad cuando esta apareció”. Dice que: “La capacidad creativa del hombre, es tan intensamente casual que no se explica como pudo haber modificado tan variada y profundamente lo que probablemente fue su primera naturaleza, que ahora resulta incomprensible concebirla. Se refiere así, a la evolución del hombre.

Aquí encontramos la gran contradicción en la que caen los escépticos, normalmente racionalistas, y que servirá como único punto de apoyo racional para sostener que la vida continua después de la llamada muerte.

Efectivamente, no se puede aceptar racionalmente que la capacidad evolutiva se deba a la casualidad, y que por dicha casualidad el hombre pueda haberse trans­formado desde su naturaleza original hacia sucesivas y superiores naturalezas.

La razón es muy simple; una capacidad evolutiva con energía suficiente para hacer devenir a la raza humana hacia sucesivas naturalezas superiores, no puede ser casual sino profundamente inteligente y causal como para permitirle conocer cada día mas e intuir valores éticos y estéticos que, no sólo lo han impulsado como especie hacia sucesivas y superiores naturalezas, sino que continua impulsándolo hacia destinos que no se pueden avizorar. El producto de esa capacidad se denomina Civilización y la Civilización no puede ser producto de la casualidad sino de la causalidad.

Al constituir la Civilización un proceso histórico de evolución del hombre, desde sus primeras apariciones como especie hasta lo que es ahora, quiere decir entonces que esa causalidad y al mismo tiempo capacidad evolutiva de la especie, debe radicar en una parte de su ser, mientras vive, y que no puede morir luego después de su muerte física, continuando su existencia en otro plano diferente al de la vida que se conoce, plano en el que deben operarse necesariamente procesos que tienen mucho que ver con la evolución de la especie la que, en su trágico devenir, y a pesar de sus continuos y terribles errores, tiende a la evolución.

¿Qué impide entonces llamar Alma a la entidad que posibilita al hombre a poseer tal capacidad evolutiva y llamar como se quiera, al plano o planos de existencia en el que continua su existencia dicha entidad después de la muerte, así como se llama tierra al plano o lugar donde vive?

Si aceptamos la existencia de los planos antes indicados, debemos aceptar también que estos no pueden tener las mismas características que la tierra en la que su característica principal, así como la de todo el orden visible del Universo, es su tridimensionalidad y consecuente materialidad.

Si nos atenemos al axioma de que la materia es energía condensada, al morir el hombre, debe iniciarse inmediatamente un proceso de descondensación de la materia hacia los elementos que la han constituido, hecho visible, dado vida y hecho consciente, de tal manera que se queden en la tierra, como se ha descrito anteriormente, sujetos a las leyes de la materialidad todos los elementos netamente materiales, y reintegrándose al Espíritu de Dios que lo interpenetra todo, los elementos energéticos que le han dado vida vegetal y animal para su reutilización en nuevas vidas; y la parte del Espíritu de Dios llamada Alma, que lo ha dotado de Consciencia, debe reintegrarse hacia el o planos del Espíritu de Dios que le permitan existir sin rasgos ya de materialidad alguna para la realización de los procesos necesarios a la evolución de la especie humana.

En los planos de existencia en los que se realizarán los procesos necesarios para la evolución de la especie humana, después de la muerte de un hombre, debe funcionar una naturaleza pluridimensional, a diferencia de la naturaleza tridimensional de la tierra en la que vivía, y dependerá del grado de evolución, que se pueda percibir interdimensional y plenamente cada plano de dicha existencia.

En este punto, es importante recordar lo referente al Yo o Ego, y de los centros de los que se trató en la segunda parte.

Se había expresado que el Yo o Ego resultaba como consecuencia de la dialéctica de la dualidad de la naturaleza positiva del Alma y de la naturaleza negativa del cuerpo, y que si el hombre, por su libre albedrío, se inclinaba mas hacia los reclamos del cuerpo, resultaba un Yo de tendencia negativa con mayor afinidad con la tierra, y si por el contrario, el hombre se inclinaba mas hacia los reclamos del cuerpo y del Alma en forma armónica, resultaba un Yo de tendencia positiva, con mayor afinidad a la naturaleza espiritual de esta.

Se había expresado además que el Yo o Ego, se adosaba al Alma, resultando que cuando este Yo era de tendencia negativa, actuaba como una empañadura que dificultaba que el Alma proyecte su luz para guiar al hombre hacia la trascendencia; por el contrario, cuando era de tendencia positiva, cuanto más evolucionado era el ser, casi llegaba a confundirse con el Alma y que, por tal razón, muchas veces se denominaba al Alma como Alma-Personalidad como se hará a partir de ahora.

Se había expresado también que, cuando el hombre muere, expira por la boca su última cantidad de aire, y que en dicha expiración salía su Alma, así como había ingresado a su cuerpo con su primera aspiración por la nariz; entendiéndose luego, que el Alma sale con el Yo o Ego adosado a ella, llevando consigo todas sus vivencias, sean estas positivas o negativas.

Ahora puede resultar claro, como el Alma-Personalidad ya desencarnada, puede actuar en los planos pluridimensionales a los que va después de la muerte del hombre según la evolución que haya logrado este mientras vivía en la tierra; planos en los que se insiste, deben operarse los procesos necesarios a la civilización de la humanidad, civilización que se supone es producto de su evolución espiritual.

domingo, julio 24, 2005

LA MUERTE DEL SER HUMANO - ENVIO 29/42

LIBRO “EL SER HUMANO”, ESPECULACIONES SOBRE SU MISTERIO (ENVIO 29/42)
Roger jordan Palomino

La muerte del ser humano

Absortos e impotentes frente al cadáver de un ser humano, se confunden en la Razón y en la Emoción, encontrados razonamientos y sentimientos sobre la muerte, ¿ Aquí terminó todo?, ¿Qué pasó con la vida de este ser? ¿Dónde se ha ido su personalidad?

La muerte es la máxima prueba a la capacidad mental y emocional del ser humano; allí su razonamiento se encuentra frente al más formidable de los enigmas por resolver, y sus sentimientos frente a la máxima prueba a su valor por la certidumbre de su inevitabilidad.

Pero a pesar de lo expresado, aun es posible especular dentro de algunos de los espacios conceptuales del Racionalismo, el que, cuanto más pretende razonar sobre lo desconocido con su clásica metodología, cae en mas contradicciones sobre aspectos íntimamente relacionados con la vida y la muerte.

Según el Racionalismo, el Diccionario Enciclopédico Ilustrado de la Lengua Española de la Editorial Sopena define a la Vida como: "La fuerza interna substancial de los seres orgánicos, mediante la cual obran estos" y Muerte es: "la cesación de la vida".

En otra parte, según el Racionalismo y en este mismo diccionario se define a la fuerza como: "La energía y eficacia natural de las cosas", y a la Energía como: “Un término abstracto de la Física que se usa para designar la magnitud equivalente a un trabajo mecánico”. “Todos los fenóme­nos físicos”, dice, “Son manifestaciones diversas de la energía a la que sólo se conoce por los efectos que causa sobre los sentidos"

Se puede apreciar hasta ahora que según el Racionalismo, la vida es una fuerza y esta es producida por una energía.

Pero también se conoce por el Racionalismo, que la energía no sólo es todo aquello que es capaz de causar una transformación, y que la materia es una de las manifes­taciones de la energía; sino que se conoce además que, ni la Mate­ria ni la Energía desaparecen, que sólo se transforman, por lo que implícitamente les reconocen su eternidad, es decir su capaci­dad de no morir, sino sólo de cambiar de estado.

El Racionalismo de la ciencia también acepta que en un ser humano, la vida se perci­be en diferentes planos que son el mineral, el vegetal, el animal y el consciente como ya se expresó en la segunda parte de este trabajo; cada uno de ellos estudiados por diferentes disciplinas científicas con sus propias y particulares leyes, excepto el nivel de la vida consciente que se lo disputan el Racionalismo y el Misticismo.

Efectivamente, hasta ahora, el Racionalismo de la Ciencia, particularmente la Psicología y la Psiquiatría, no posee poder metodológico para demostrar la real natu­raleza de esta energía a la que llaman Consciencia, y los místicos Alma. El Racionalismo de la Ciencia sostiene sin embargo que la parte mineral, vegetal y animal puede ser influida notablemente por esta. Por Ejemplo, una alteración de la Consciencia, puede facilitar la caída del cabello, la impotencia sexual, etc.

Entonces, ¡El Racionalismo de la Ciencia acepta que si existe relación entre los niveles de vida mineral, vegetal, animal y consciente presentes en un ser humano!

Esta particularísima y sutilísima forma de ener­gía aun no mensurable llamada Consciencia por el Racionalismo y Alma por el Misticismo, y que nadie puede ya negar con rigor metodológico; según el Racionalismo, es capaz de impulsar también al hombre a la percepción y a la necesidad de buscar el conoci­miento para progresar, y a vislumbrar e intuir ciertos valores éticos y estéticos, que nadie racionalmente podría sostener, son producto de nuestra parte mineral, vegetal o animal, ya que estas tienen sus propias y particulares leyes; no quedando otra alternativa, hasta ahora, que aceptar, que dicha forma de energía actúa en algún plano de existencia todavía inalcanzable a la comprensión del hombre y a su Racionalismo.

Ahora bien, ¿donde van las formas de vida antes mencionadas cuando el ser humano muere?

Primeramente, hay que aceptar que la muerte ocurre porque la parte material del ser, sea este vegetal, animal o humano, ha perdi­do su capacidad de contener la energía de vida, sea por enfer­medad, vejez, accidente, etc.

Efectivamente, la parte material de un ser cobra vida propia desde el momento mismo en que, por la acción de las capacidades de otras formas de vida, se da a su vez, la capacidad de contener por sí mismo, parte del Espíritu de Dios.

En el caso del hombre, dicha capacidad se da desde el momento mismo en que se produce su concepción por la unión de las capacidades de un espermatozoide y de un óvulo, produciéndose luego su natural desarrollo animal en el vientre materno hasta que, luego de nueve meses, se produce su nacimiento y su primera aspiración de aire por la nariz, instante este, en que el recién nacido deja de ser una entidad dependiente de la madre y se convierte en un ser humano pues su desarrollo en la gestación, le ha permitido aspirar, al nacer, la parte del Espíritu de Dios que será su Alma mientras viva hasta el instante de su muerte, en que expirará por la boca lo último de aire que quede en su cuerpo. Extraña coincidencia la que se plantea en la vida del ser humano; nace a la vida terrena luego de nueve meses y muere para ella en su “hora novena”; es decir, necesita nueve meses para desarrollar su parte animal dentro del vientre materno y estar listo a aspirar, con su nacimiento, el aliento de Dios y convertirse en Alma viviente, para luego evolucionar espiritualmente, desde el número uno hasta el 09 antes de dejar para siempre la vida terrenal en su “Hora novena”.

Así pues, se debe entender que el ser humano, posee Alma propia desde su primera aspiración, reproduciendo así la creación del hombre simbólicamente relatada en la Biblia cuando dice que “Dios creó al hombre del polvo de la tierra, soplando en su nariz aliento de vida para convertirse luego en Alma viviente”. (Génesis 2,7), saliendo esta Alma de su cuerpo en el instante mismo en que al morir, se produce la última expiración por la boca del aire que lo mantuvo vivo, para, a partir de ese momento iniciarse el proceso de retorno de su parte material al polvo de la tierra de la que fue hecho reproduciéndose nuevamente lo relatado simbólicamente en la Biblia cuando Dios le dijo a Adán “ Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra porque de ella fuiste tomado, pues polvo eres, y al polvo volverás”(Génesis 3,19).

Así pues, cuando un ser humano muere, al igual que un vegetal o animal, su parte material continua su transformación según las leyes de su particular naturaleza de tal manera que, al final, sus restos materiales quedan reducidos a sus elementos básicos que corresponden al reino mineral. Así, las energías de vida vegetativa e instintiva, por haber servido para mantener las funciones vegetativas y animales del ser humano mientras este vivía, se van transfor­mando o adaptando para sustentar otras formas de vida que aparecen primeramente en la descomposición del cuerpo para continuar luego hacia otras formas de vida vegetal y animal, y así eternamente. Recordemos, la energía no desaparece, sólo se transforma.

Pero, ¿Qué ocurre con esa parte de la vida, que el Racionalismo llama Consciencia y que el Misticismo llama Alma?.

Al no tener las respuestas que normalmente se obtienen con la razón sobre lo que ocurre con el Alma después de la muerte, no se tiene otra alternativa que recurrir a la fe si se dispone de ella.

Luego de este último recurso para obtener las respuestas que el hombre necesita frente a la muerte, sólo sigue, o el escepticismo y la desesperanza o la certeza, ¡ Sí, certeza! de que la vida puede seguir después de la muerte.

Por ello ¡Pobre del que no tiene fe, o si la tiene, pobre del que la sustenta sólo en el dogmatismo, y ¡Feliz el que sustenta su fe en la Intuición, que es la voz del Alma, de que se sigue viviendo después de haber muerto!

Vivir así con la Intuición en la vida después de la muerte, es haber logrado la evolución necesaria para comprender el misterio del ser humano, acallando las voces internas de los razonamientos falaces de la mente racional para escuchar en forma nítida la voz del Alma sobre la real naturaleza de la vida y de la muerte.

Vivir así, es estar preparados a la inevitable muerte, convencidos de que los razonamientos sólo sirven para vivir pero no para morir, por lo que las respuestas que se obtengan de la Intuición sobre la naturaleza de la muerte serán mas que suficientes, así como le es suficiente al hombre intuir la presencia de Dios en todas partes y dentro de sí mismo.

Por lo expresado, si quien lee este trabajo no tiene la fe necesaria para escuchar su propia Intuición sobre Dios y la inmortalidad del alma, no debe seguir adelante en su lectura, pues perderá su tiempo, y si cree que puede encontrar respuestas en la Ciencia y la Filosofía, con toda seguridad también perderá su tiempo.

Aun no existe explicación satisfactoria en un Racionalismo que apenas reconoce que ha llegado al átomo y recién avizora que en esta última parte de la materia, se hace realidad lo que los sabios del hermetismo ya conocían hace mas de cinco mil años; es decir que la materia no es mas que energía condensada, y que esta no es mas que luz condensada, y que esta no es mas que pensamiento condensado, y que este no es mas que amor condensado y que este no es mas que espíritu condensado, y que el espíritu es la primera manifestación de Dios, como ya se había expresado en la segunda parte.

A partir de este punto, por no haber base científica ni filo­sófica, se continuará con la especulación desde un punto de vista netamente místico.

viernes, julio 22, 2005

EL DESTINO FINAL DEL SER HUMANO - ENVIO 28/42

LIBRO “EL SER HUMANO”, ESPECULACIONES SOBRE SU MISTERIO (ENVIO 28/42)
Roger Jordan Palomino


PARTE IV

“ Y oí una gran voz del cielo que decía:
He aquí el tabernáculo de Dios con
los hombres, y él morará con ellos;
y ellos serán su pueblo, y Dios mismo
estará con ellos como su Dios “
(Apocalipsis 21, 3)


EL DESTINO FINAL DEL SER HUMANO



Habiendo llegado a la última parte de este trabajo, en el que se ha venido especulado sobre la verdad, sobre el origen y naturaleza del hombre y sobre su evolución, y percibiéndose cada vez mas, que la Ciencia y la Filosofía, es decir el Racionalismo, se iban quedando sin poder metodológico para aseverar que lo tratado era absolutamente cierto; ahora se ingresa a un campo en el que lo que se tratará, casi no tiene mas base que la fe: La vida después de la muerte, o lo que es lo mismo, el destino final del ser humano

Efectivamente, en este tema, y a pesar de tratar de mantener su rigor metodológico, el Racionalismo deja evidentes vacíos, tanto más grandes, cuanto más se acerca al campo de lo aun desconocido para él; vacíos en los que el místico libre pensador y no dogmático, viene percibiendo desde la más remota antigüedad, verdades que la Ciencia aun no puede demostrar.

Así pues, en esta parte de la obra se hará empleo inicial de las contradicciones que el Racionalismo evidencia respecto a la muerte y a la posibilidad de vida después de ella, para luego, tratar el tema solo en el campo del Misticismo.

jueves, julio 21, 2005

EL CAMINO FINAL - ENVIO 27/42

LIBRO “EL SER HUMANO”, ESPECULACIONES SOBRE SU MISTERIO (ENVIO 27/42)
Roger Jordan Palomino

El camino final

Como se ha venido expresando, el camino que cada uno emprende para evolucionar y trascender no es el único camino que lleva a la trascendencia en la mente de Dios, pues cada hombre tiene su propio camino, pero todos los caminos llevan a un único camino final que es el que nos conduce a la vida donde su amor y su luz son ya eternas. Son por decirlo así, como afluentes de este camino final.

Para explicar mejor, y si se recuerda un poco la Geometría, se utilizará su simbología para tal fin. Se sabe que una esfera es un sólido que puede contener infinitos círculos que pueden pasar por su centro; y cada círculo de estos puede contener infinitas rectas que pueden concurrir al centro de dicho círculo, algunas de las cuales pueden ser radios cuando parten de la periferia del círculo, y otras son simplemente rectas menores que los radios cuando parten de otro punto dentro del círculo; como todas estas rectas concurren al centro de cada círculo y todos dichos círculos pasan por el centro de la esfera, se deduce que todas las rectas indicadas también están concurriendo al mismo centro de la esfera.

Si se asume que la esfera representa la manifestación de la vida creada por Dios en la tierra, y los círculos a las diferentes épocas de dicha vida, desde que el hombre tomó Consciencia de sí, hasta el día en que la raza humana deje de existir, entonces resulta fácil darse cuenta que las rectas que concurren al centro de la esfera, representan a cada vida individual, del pasado, del presente y del futuro, según el círculo de su existencia, concurriendo al centro de Dios, es decir a su amor que esta representado por el centro de la esfera.

Unas rectas, cuanto más cercanas al centro, simbolizan vidas que según su círculo de existencia o de tiempo en el que figuran, han recorrido, recorren o recorrerán menos camino para llegar mas cerca a Dios y otras, las mas largas posibles, es decir, las que son radios, indican vidas que han recorrido, recorren o recorrerán mas camino; pero todos los caminos, desde el pasado hasta el futuro concurriendo al centro de la esfera que simboliza el centro mismo del amor de Dios en la tierra. En la cuarta y última parte de este trabajo se explicará el motivo por el cual, algunas vidas tienen que recorrer mas camino que otras en cada época.

De este punto, que es el centro de la esfera, se inicia un único camino final, hacia otra esfera de existencia fuera de la manifestación de Dios en la vida terrenal, es decir, hacia su manifestación espiritual en la que la vida debe continuar en la verdad y en la luz eterna.

Hay que recordar que los dos extremos de la manifestación de Dios son el Espíritu y la Materia.

Por su parte, las vidas que se alejan del centro de la manifestación del amor de Dios en la vida terrenal, pueden ser representadas por líneas que se orientan hacia fuera de la esfera, es decir, hacia la nada, hacia la no trascendencia.

Mejor dicho, por muchos caminos, de todas las épocas, llámense masónicos, rosacruces, teosóficos, cristianos, islámicos, etc., y mucho mejor aun, por una adecuada combinación de caminos racionalistas y místicos, particularmente religiosos, se puede llegar a este centro de la esfera y entrar así a dicho único camino en el que se inicia el viaje hacia la trascendencia en el amor infinito de Dios.

Por ello, no se debe practicar la intolerancia; por el contrario, se debe intentar mas bien ayudar a otros, cualquiera sea su camino, y si uno puede también beneficiarse con la experiencia de los otros caminos con respeto, sean estos del pasado o del presente mucho mejor. Así, el hombre se aproximará al camino final en la fraternidad sin tiempo de los verdaderos buscadores de la luz.

Al respecto de lo manifestado anteriormente, y para resaltar la vital importancia de la fraternidad en la búsqueda de la perfección y del amor al prójimo, el místico cristiano ortodoxo Avva Dorotheus, quien vivió en el siglo VII D.C, dice lo siguiente: “ Imagínense un círculo, y en el medio, un centro; de este centro salen rayos radiales. Entre mas se alejan del centro, divergen y se separan más uno del otro; a la inversa, entre más se acercan al centro, se aproximan entre sí Ahora supongan que este círculo es el mundo; su núcleo, Dios; y las líneas rectas que salen de la circunferencia, o de la circunferencia al centro, son los senderos de las vidas de los hombres. Y en este caso también a medida que los santos se aproximan al centro del círculo, deseando acercarse a Dios, al hacerlo así, llegarán más cerca de El, y se aproximarán más unos a otros. Piensen en una forma semejante respecto a su alejamiento de Dios; se alejan unos de los otros, y al alejarse de entre sí, se alejan de Dios. Ese es el atributo del amor: si amamos a Dios, entonces de acuerdo a nuestro acercamiento a El, a través del amor por El, es como nos unimos amorosamente con nuestros vecinos; y, entre mas fuerte sea nuestra unión con ellos, más fuerte será nuestra unión con Dios”

Los caminos hacia el camino final, al que concurren todos los demás caminos, son caminos de continuo perfeccionamiento y evolución por lo que puede considerárseles como caminos de continua transmutación, la que resultará dolorosa en la medida en que se tengan mas aspectos innecesarios de la vida que transmutar y dejar, aunque al ser humano les gusten pero que son necesarios superar para lograr la trascendencia.

Si se recuerda lo expresado en la segunda parte sobre la naturaleza del Alma y del Yo, se tiene que estar de acuerdo en que será el Yo o Ego el que sufra en el proceso de transmutación continua mientras el Alma goce, ya que dichas transmutaciones significan su marcha de regreso hacia el amor eterno de la que salió.

El mejor ejemplo de un camino de continua evolución en la tierra es el relato de la vida, crucifixión y resurrección de Jesús el Cristo.

Su vida estuvo dedicada al amor infinito al hombre y su muerte en cruz fue la culminación de dicho amor en la tierra. Su crucifixión significó la culminación de la transmutación de todo lo que era mortal en él y su resurrección fue posible porque quedó libre de limitaciones y sensaciones mortales, surgiendo por su amor infinito en vida y en muerte, como un ser inmortal

Es importante que se tome nota que en la vida pasión y muerte de Jesús el Cristo, quien murió fue el hombre llamado Jesús quedando libre su espíritu llamado El Cristo del que se conoce, es el espíritu mas evolucionado de cuantos existen.

Después de su resurrección y ascensión, continuó su viaje por el camino final hacia las esferas de la luz eterna y su misión continua desde dichas esferas y no culminará hasta el fin de los días, cuando la luz que predicó se haya impuesto sobre la obscuridad que combatió mientras vivió en la tierra y que desgraciadamente continua todavía.

Se debe tomar nota también que la Biblia relata que Jesús murió en la “Hora Novena”, no coincidiendo esta hora con la hora real de dicha muerte. Esto se debe a que la “Hora Novena” tiene un significado netamente esotérico que lamentablemente no explica adecuadamente la Religión y que significa la culminación de la evolución humana, simbolizada por la numeración decimal como se expresó anteriormente.

Así pues, cada uno, de acuerdo con su misión en la vida, debe evolucionar transmutando lo inservible para la trascendencia de su Yo junto a su Alma, que juntas, se puede denominar Alma-Personalidad como la denominan los rosacruces; de esta manera, el hombre podrá llegar a su “Hora Novena” en la mejor disposición posible de emprender el viaje por el camino final hacia la esfera de la vida eterna en la mente de Dios. Cada hombre pues, debe pasar por esta “Hora Novena” tarde o temprano, de acuerdo con sus avances.

Por ello, en toda escuela iniciática se simula la cámara de los que deben pasar su “Hora Novena”, cámara que, según la escuela, puede recibir diversos nombres o tener diferentes representaciones tales como tumbas, ataúdes, cámara de reflexiones, etc. , al que se ingresa después de su “Muerte Iniciática”, aguardando la hora de la resurrección, en la que la piedra simbólica que cubre la entrada de la tumba será apartada para pasar hacia la Luz Mayor.

En otros términos, después de haber avanzado en la perfección de su ser, el hombre debe ceder paso pleno al camino final de la inmortalidad de la luz eterna.

Toda transmutación es pues necesaria para purgar lo que no se necesita para la vida eterna; ella debe cumplirse antes de que se dé el primer paso por el camino final pues ella limpiará al ser de aquello que puede ser un lastre en dicho viaje.

En realidad, la evolución de todo lo creado por Dios es posible por la continua transmutación que se cumple según las leyes de la dialéctica, la misma que se debe admirar como una manifestación mas de la sabiduría divina.

Los antiguos alquimistas que trasmutaron los metales bajos en finos, practicaron dichas leyes y estimaron en alto grado el metal refinado resultante.

En este punto es importante comprender las numerosas referencia que con respecto al camino se hacen en la Biblia; por ejemplo, cuando Jesús dice: "Estrecha es la puerta y angosto es el camino, ese que conduce a la Vida: y pocos son quienes lo encuentran"; o en Isaías 30:21”:Tus oídos oirán a tus espaldas una palabra que diga: Este es el camino, camina por él..."; o en el Libro de los Hechos de San Pablo: "Si hallaréis a algunos en El camino, sean hombres o mujeres, traedlos a Jerusalén"; y la de Cristo resucitado: "Yo soy El camino, la Verdad y la Vida, nadie viene al Padre sino a través de mí".

Dejando de lado toda posición dogmática, que por cierto adoptó la Religión Católica por mucho tiempo, en el sentido de que el mensaje de salvación de Jesús era el único verdadero y quien no lo seguía en dicha religión se condenaría al castigo eterno; ahora se puede decir que esta Iglesia acepta que, efectivamente, el mensaje de Jesús es el verdadero, pero que ello no supone que alguna otra religión, según su época, condición geográfica, cultura, etc., pueda ser poseedora también de los elementos de verdad contenidos en las enseñanzas de Jesús.

De hecho, el actual Papa católico está realizando esfuerzos por buscar el acercamiento del Catolicismo a otros credos que sustentan doctrinas coincidentes en el amor a Dios y a nuestros semejantes. En el libro “Cruzando el Umbral de la Esperanza”, hecho sobre la base de una entrevista a dicho Papa, él hace una interesante reseña crítica de otros credos que de ninguna manera puede considerarse dogmática.

Sin embargo, a pesar de la mayor libertad del mundo moderno para acceder a todas las fuentes informativas, gruesos sectores de la humanidad, incluso de las sociedades mas desarrolladas económicamente, viven aun en evidentes errores como aquellos que determinaron los holocaustos de Guyana y de Waco en los Estados Unidos de Norteamérica.

Sin embargo, la misma libertad informativa también está facilitando una creciente fe en Dios y en la trascendencia, por lo que se puede sostener que el seguir un camino errado, más que pecado de la sociedad es el resultado de la ignorancia o de la incomprensión en la que todavía se debate el hombre moderno. En esta tarea tienen mucho que hacer las religiones y las escuelas iniciáticas.

A pesar de ello, es posible que, aun cuando el hombre crea que está avanzado en una determinada religión o escuela iniciática, pudiera ser que sólo esté avanzado exotéricamente, sin haber transmutado todas las cosas que le impedirán entrar esotéricamente al camino final; esto sólo cada uno lo conoce, así como, inequívocamente reconocerán, por sus señas, los que habiendo avanzado verdaderamente les ha llegado su “Hora Novena”. Lo deseable es que esta “Hora Novena”, que llegará de todas maneras, no sea impuesta por las leyes inexorables de Dios, sino buscada deliberada y reverentemente por uno, que otra cosa no significa la voluntaria y constante transmutación.

A Dios no se le puede engañar, aun cuando se tengan iniciaciones en una escuela iniciática o se demuestre devoción en una iglesia o sinagoga, el hombre se debe guardar de practicar sólo ritos exotéricos, sin su correlato esotérico real en el interior de su ser, con la transmutación verdadera de lo malo que hay en cada uno para tener derecho a acceder a la luz del camino final después de su “Hora Novena”.

Para terminar esta parte relacionada a la evolución ser humano, es pertinente hacer conocer lo que un filósofo flamenco que vivió entre 1293 y 1381 llamado Jan Van Ruysbroeck , refiriéndose a los niveles de la máxima evolución antes indicados decía: “ Todos los hombres que se elevan por sobre la naturaleza humana y entran a una vida de contemplación son uno con la gloria divina. Ellos ven, sienten y hallan en si mismos, mediante esa Luz Divina, que son la misma cosa sencilla de su naturaleza increada ya que la gloria resplandece sin medida, de acuerdo a la forma divina y mora en ellos en forma sencilla, sin atributos, de acuerdo a la simplicidad de la esencia. Este es el motivo por el cual los hombres contemplativos deben elevarse por encima de la razón y de la distinción, mas allá de la substancia que los forma; contemplar eternamente, gracias a la ayuda de su luz innata, y así transformarse y unirse a la misma luz, mediante la que ven y comprenden lo que ven. En estos términos, llegan a la imagen eterna, tras la que fueron creados, y contemplan a Dios y a todas las cosas sin distinción en una observación sencilla, en la gloria divina. Esta es la contemplación más excelsa y más útil que los hombres pueden alcanzar en la vida”

Cuando tal evolución se logra, el hombre sentirá que está listo para su “Hora novena”, la que esperará sin temor y hasta con ansia, pues su Alma ya lo ha acostumbrado y le ha hecho conocer la gran dicha que le espera cuando deje su cuerpo físico tan lleno de limitaciones y de dolores para gozar plenamente de la gloria de Dios que tal debiera ser el destino final de la humanidad.

miércoles, julio 20, 2005

ETAPAS DE LA EVOLUCION, SU SIMBOLOGIA Y NUMEROLOGIA - ENVIO 26/42

LIBRO “EL SER HUMANO”. ESPECULACIONES SOBRE SU MISTERIO (ENVIO 26/42)
Roger Jordan Palomino

Etapas de la evolución, su simbología y numerología

A pesar de su misterio, la creación evidencia un ritmo y una armonía que pueden ser percibidos por quien tenga ojos para ver y oídos para escuchar como decía Jesús el Cristo, siendo los números y los símbolos geométricos, valiosas ayudas para dicha percepción.

La simbología es clave para comprender lo que la Mente Subjetiva, eminentemente racionalista no puede comprender ni mucho menos explicar con palabras. Un solo símbolo puede revelar tanto sobre la real naturaleza de lo absoluto que miles de discursos o libros de ciencia.

La necesidad de la simbología resulta pues como consecuencia de la imperfección del lenguaje humano para comunicar en palabras las verdades percibidas por la intuición en la Mente Universal de la que se habló en la segunda parte, y a la que el ser humano puede acceder por medio de su Alma mediante procesos iniciáticos o religiosos especiales.

Las revelaciones sobre la verdad absoluta a la que puede llegar el ser humano mediante su Alma, por ejemplo la de la unidad de todas las cosas y de la unidad en la diversidad, siempre han supuesto desde los tiempos más antiguos un gran esfuerzo para trasmitirlas de manera comprensible y sin distorsiones a aquellas personas que estén preparadas y evolucionadas para comprenderlas,
convenciéndose de la inutilidad del lenguaje para tal fin, por lo que han tenido que recurrir a la simbología para hacerlo.

Así pues, es sumamente difícil especular racionalmente sobre nuestra evolución hacia la trascendencia en la Mente de Universal, es decir hacia la unidad absoluta, si no se utiliza la simbología para tal fin; simbología en la son muy ricas algunas escuelas iniciáticas que prefieren la numerología o la Geometría y algunas religiones que prefieren la parábola o la leyenda. Estos conocimientos están destinados a conmover los niveles mas elevados de los centros de la Razón y de la Emoción, de tal manera de que, sin necesidad de palabras se comprendan internamente y se transmitan al que “Tenga ojos para ver y oídos para escuchar” como decía Jesús el Cristo, refiriéndose a la imposibilidad de ser comprendidos por los no preparados.

Al respecto, Pitágoras, quien antes que matemático, fue un gran filósofo y avanzado adepto del esoterismo, decía que: "La evolución es la ley de la vida, que el número es la ley del Universo y la unidad la ley de Dios"

En la elaboración de esta parte, se han tenido pues en cuenta, diferentes enfoques iniciáticos, religiosos y filosóficos acerca de los números y los símbolos con relación a la evolución del hombre, habida cuenta que, conforme se ha venido sosteniendo, por todos los caminos que el hombre siga sinceramente y realmente para evolucionar, es posible llegar al camino final, al que conduce a la trascendencia en el seno de la Mente Universal.

Para iniciar esta parte se debe afirmar y comprender plenamente que Dios es infinito en el espacio y eterno en el tiempo, por lo que en El están todos los planos de la realidad material y espiritual.

Abarcando a todos los planos de la realidad, existe desde siempre el Espíritu de Dios, autor de los planos de la realidad material; en El se halla su amor que es creativo y no destructivo; así pues, antes de su manifestación en el plano del Universo, el Alma individual del hombre existió desde siempre dentro del Espíritu de Dios como posibilidad no concretizada.

El Cero cuya figura es en realidad un círculo, puede representar al Espíritu de Dios y al Alma del hombre antes de su diferenciación de este como proyecto individual; Alma que Dios ha amado, ama y amará siempre porque formó parte de sus infinitas posibilidades; (1 Juan 4,19); asimismo como la manifestación de Dios es su creación eterna, se deduce que su esencia es amor eterno, por lo que se deduce también, que el Cero que representa al Espíritu de Dios y al Alma del hombre aun no diferenciada, puede representar el amor eterno aun no manifestado, es decir no individualizado, pero amor en su esencia mas profunda.

En su eterna ideación, el Espíritu de Dios concibe con amor creativo todas las formas posibles de existencia espiritual y material, siendo el hombre una de ellas.

Cuando el Alma del hombre fue ideada, se estableció su diferenciación o individualización de la totalidad de aquella, convirtiéndose en mónada, cuya representación numerológica es el Uno; el número Uno puede representar pues la diferenciación dentro del Espíritu del Creador con su creación; si el Cero puede representar la totalidad de las posibilidades dentro del Espíritu de Dios y puede ser graficado por un círculo, el Uno se puede simbolizar como un punto dentro del círculo de tal manera de representar la individualización dentro de la totalidad.

El círculo puede contener infinito número de puntos o individualidades o mónadas o proyectos, siendo el Alma del hombre uno de ellos. Cuando el Uno se concretiza, es decir cuando la mónada se desprende del Espíritu de Dios representada por el Cero para encarnar en la materia, su representación puede ser el número Cero a la izquierda y el Uno a la derecha, es decir "01"

Según los inescrutables designios de Dios, la mónada destinada a constituir la parte espiritual del ser humano y luego de su diferenciación del Espíritu de Dios, al desprenderse de este, inició su asociación con la materia para constituir las formas de este ser; este proceso fue en realidad una involución, pues significó el desprendimiento de la unidad absoluta del Espíritu de Dios para transformarse en la dualidad de toda existencia material.

El ser dual destinado a ser hombre se materializó quizá en la organización inicial de un átomo con un positrón de signo positivo y un electrón de signo negativo, concluyendo así su proceso de involución para iniciar, a partir de ese estado, un proceso de evolución que aun no termina. Este ser recién materializado, tuvo así planteada la razón de su existencia, que no es otra que evolucionar de retorno hacia su origen según los planes de Dios, y que están trazados en su parte espiritual.

Esta dualidad se puede representar por el número Dos y su símbolo puede ser la línea que une en sus extremos, el espíritu y la materia. En el ser destinado a ser hombre, se evidencia esta dualidad por las exigencias opuestas de dichos extremos, pues mientras que el espíritu, convertido en Alma individualizada y que es de signo positivo por provenir del Espíritu de Dios creador, tiende a salir de su encierro en la materia para elevarse hacia su origen, la materia que es de signo negativo por ser lo creado, se resiste a esta elevación. El espíritu es pues activo y la materia pasiva.

La lucha permanente de contrarios, se explica también como un proceso dialéctico de evolución, ya que la mónada espiritual constituida en tesis, inició su lucha con la materia constituida en antítesis, dando como resultado las síntesis sucesivas que se evidencian en cambios cuantitativos incesantes para, en momentos trascendentales del ser, devenir en cambios cualitativos que se manifiestan en la complejización progresiva de este. Este proceso podemos verlo también como un proceso de transmutación permanente.

Al complejizarse, el ser adquirió sucesivas capacidades; primero vida energética mineral, luego vida vegetativa, luego vida instintiva animal, y en el momento más trascendental, vida consciente; cuando tal cosa ocurrió, el ser tuvo libre albedrío, condición necesaria para continuar su evolución a los niveles superiores destinados a la trascendencia del espíritu sobre la materia; esta nueva situación se puede simbolizar con el número Tres cuya representación es el triángulo, en una de cuyas puntas se encuentra el Alma de signo positivo, en el otro el cuerpo de signo negativo y en la otra, la manifestación o Yo o Ego que tendrá el signo positivo del Alma y el negativo del cuerpo. Este triángulo será equilátero si este Yo o Ego contiene ambos signos en forma armónica y se deformará si el Yo o Ego contiene mas carga positiva o más carga negativa, dando a entender que Dios quiere que la evolución se realice mediante la armonía según se expresó anteriormente.

El hombre con Consciencia de sí y que la Biblia llama Adán, inició pues su nueva condición, con libre albedrío y con la capacidad para conocer la Ciencia, el bien y el mal tan bellamente relatado en dicho texto (Gen 2,17), pero a pesar de ello, el hombre no pudo evitar que los procesos dialécticos de su ser continúen; por el contrario, dichos procesos le produjeron incertidumbre pues el hombre, al ya tener Conciencia de sí, sintió con mas claridad las exigencias opuestas de su espíritu y de su cuerpo lo que no le permitieron alcanzar un bienestar pleno.

Ante su incertidumbre, el hombre fue resolviendo sus contradicciones, unas veces, la mayoría, satisfaciendo mas a su parte material obteniendo sólo gratificaciones efímeras o degradándose, y otras, a su parte material y espiritual en forma armónica, obteniendo gratificaciones mas trascendentes; cuando el hombre se dio plenamente cuenta de ello, pudo decidir romper con sus contradicciones; determinando que la dialéctica, haya llegado a una nueva fase cuya tesis fue la lucha para cambiarlas y la antítesis su natural resistencia al cambio.

Hasta ahora hemos repetido algunas de las ideas expuestas anteriormente sobre el proceso de creación y evolución del hombre, particularmente en la Segunda Parte; de aquí para adelante hablaremos de dicho proceso en tiempo futuro pues este aun no termina.

La decisión del hombre de eliminar las contradicciones que en el se dan, tendrá la mas fuerte de las resistencias de su parte física por la resistencia al cambio de los malos hábitos o vicios que caracterizan a su Yo o Ego; cuanto más fuertes dichos hábitos, mas dura será la lucha para evolucionar; pero para su lucha, el Alma del hombre cuenta con una de las más formidables cualidades del Espíritu de Dios y que ha traído consigo desde su desprendimiento de este; esta fuerza es la Voluntad, que es la única fuerza capaz de impulsar al ser a una real evolución; en su lucha, el Racionalismo y el Misticismo pueden serle útiles para canalizar esta fuerza adecuadamente; cuando no es así, igual que el opio, sólo serán una de las tantas ilusiones en las que el ser humano se refugia para no ver la realidad dentro de sí.

Efectivamente, la Voluntad es la única fuerza capaz de hacer permanentes en el tiempo, que en nuestra consciencia actúa como una cuarta dimensión, los logros alcanzados en la lucha por evolucionar; por tal razón, al sostener en el tiempo los cambios, se accede a un nuevo y trascendente hito cuya representación puede ser el numero Cuatro y cuyo símbolo puede ser el cuadrado que contiene dos triángulos opuestos, es decir el espíritu y la materia perfectamente equilibrados y formando 360 grados, realizando lo que en algunas escuelas iniciáticas se denomina la “Cuadratura del Círculo” que también tiene 360 grados, y que significa que el Alma, el cuerpo, el Yo o Ego y la Voluntad han logrado el Perfecto Equilibrio del cuadrado, el que sin coincidir aun con el círculo, simboliza el estado preparatorio para acceder a los niveles donde el amor infinito de Dios se siente en forma mas clara y nítida.

El alcanzar el Cuatro, significa también que el hombre ha logrado el dominio sobre los cuatro elementos de su composición material que son, como se expresó en la segunda parte, la tierra, el agua, el aire y el fuego. Dominio sobre su elemento tierra porque ya tiene control sobre los apetitos provenientes de su sistema digestivo que es el que emplea para alimentarse con todo lo que la tierra produce; dominio sobre su elemento agua porque ya tiene control sobre su sistema circulatorio y demás sistemas que contienen este elemento a los que no envenena con sus rencores, odios, envidias, etc. que se dan en el Centro de la Emoción y que radica en el corazón; de allí el viejo adagio: “No hacerse mala sangre” aludiendo a la necesidad de mantener la calma ante las contingencias y contratiempos de la vida; dominio sobre el elemento aire porque el aire que aspira y que expira siempre lo hace con amor y porque sus palabras que son de aire son siempre de bendición y jamás de maldición; y sobre el elemento fuego porque el calor que anima su cuerpo y que proviene de lo más íntimo de su composición atómica, es el fiel reflejo del calor santo que da vida a todo el Universo y que jamás es consumido en las bajas pasiones sino, por el contrario, consumido solo en el fuego del amor.

La interrelación del Alma y el cuerpo es total pero puede ser percibida mas claramente en las zonas del cuerpo que se denominan "Centros”, los que son cinco como ya se expresó anteriormente.

Como consecuencia del Perfecto Equilibrio entre el Alma, el cuerpo, el Yo o Ego y la Voluntad, equilibrio que tiene su correlato en el control de los cuatro elementos de su composición material, representados con el número Cuatro y el cuadrado, se produce en el ser humano el funcionamiento nuevo de sus cinco centros los que terminan armonizándose de tal manera de que ninguno de ellos sea más preponderante que otro; esta nueva situación da lugar a que, del Perfecto Equilibrio, el ser humano devenga en la Perfecta Armonía que se puede representar con el número Cinco y simbolizar con la Estrella de Cinco Puntas o Pentalfa de la Masonería, estrella que es también el símbolo de muchas naciones.

Este elevado estado se puede representar también con la Cruz y la Rosa de los rosacruces, que significa que, a pesar de que el ser humano se encuentra clavado a la cruz de su materialidad, por su trabajo, ha trasmutado los metales viles de sus bajas pasiones en el oro alquímico que necesita el Alma o Rosa Mística para aflorar por encima de la cruz.

Este hombre se constituye así en un ser perfecto y se encuentra listo para que el Alma se haga cargo, a partir de esa nueva situación, de la total conducción de su vida.

Por ello, por estar perfectamente armonizado, este ser, ya está en capacidad de escuchar claramente la voz de su Alma por medio de la Intuición que es un atributo divino y que se puede constituir en un sexto centro, por lo que este hombre puede devenir, mediante su devoción y amor infinito a Dios, en la Santidad.

Este santo se puede representar con el número Seis y simbolizar con la Estrella de Seis Puntas constituida por un triángulo equilátero con la base abajo y la punta arriba que simboliza la trinidad humana del cuerpo, el Alma y el Yo o Ego que ya han encontrado a Dios y un triángulo equilátero con la base arriba y la punta abajo que simboliza a la Divina Trinidad que prodiga su amor a este hombre con quien se entrelaza perfectamente. Esta estrella es llamada también "Estrella de David" y es emblema de la Nación Judía.

El santo puede convertirse en anacoreta aislado del mundo para dedicar su vida sólo a la contemplación o puede evolucionar más aun con el conocimiento de la verdad, ya que por su clara visión de esta, se encuentra en capacidad de alcanzar la sabiduría o Gnosis por su reflexión profunda sobre ella.

Dicha sabiduría se refiere al conocimiento de la Ciencia, del bien y del mal, ubicados en un sólo árbol en el paraíso terrenal y cuyo conocimiento quiso alcanzar Adán conforme lo describe simbólicamente la Biblia, conocimiento que en realidad es posible merecerlo sólo mediante el trabajo de evolución sobre uno mismo y que venimos describiendo.

Este conocimiento es el de la sabiduría de Dios contenida en las leyes del Universo, sabiduría que se encuentra en las escalas vibratorias de su creación, las que partiendo de su unidad absoluta, descienden por el Teclado Cósmico en octavas vibratorias cuya real existencia en los niveles percibibles por el hombre puede apreciarse a través de los sentidos; P. Ejem; en la escala musical de siete notas para el oído, en los siete colores básicos para la vista, etc.

El ser que alcanza esta sabiduría se puede representar por el número Siete por estar en capacidad de manejar los siete estados vibratorios de las octavas del Teclado Cósmico de la creación; su representación simbólica puede ser la Estrella de Seis Puntas teniendo en su interior cualquiera de los símbolos utilizados por las diferentes Ordenes Iniciáticas para representar la sabiduría o Gnosis; este símbolo es llamado también el " Sello de Salomón" por algunas escuelas iniciáticas. A este poder le llama la religión milagro y las escuelas iniciáticas teurgia o magia.

Por el conocimiento de su sabiduría, este ser "Ha penetrado íntimamente en lo profundo de Dios", (1 Cor. 2, 10). , comprendiendo y comprometiéndose así, con su infinito y eterno amor, hacia el servicio sin límites a la humanidad.

Este nuevo estado de amor infinito a la humanidad determina un nuevo estado de evolución que es llamado Cristificación y que significa que, por su infinita sabiduría y su infinito amor, este hombre se sentirá siempre impulsado a curar los males del espíritu y del cuerpo entre toda la humanidad.

Esta Cristificación la podemos representar con un Ocho constituido por el Cero del amor infinito de lo alto y el Cero del amor infinito del ser cristificado en lo bajo, que escrito horizontalmente simboliza jústamente lo infinito. Por este nuevo estado de evolución, el destino del ser cristificado queda marcado ineludiblemente con el compromiso de la total entrega de su amor y sabiduría al plan divino entre los hombres, aunque en ello le vaya la propia vida.

Efectivamente, las etapas de evolución hasta ahora descritas, desde el “0” hasta el ”8”, pueden percibirse por sus efectos en la humanidad que rodea al hombre por las sucesivas contradicciones que genera en cada vez más amplios entornos según su evolución; así, al tener su Yo o Ego Conciencia de su dualidad o Tres, su familia y amigos lo amarán pues ya nos los hará sufrir con sus contradicciones pero otros cercanos a él le tendrán celos por no poder obtener igual amor; cuando alcance el Perfecto Equilibrio o Cuatro, lo amará parte de su comunidad y lo odiará la otra parte por envidia; cuando alcance la Perfecta Armonía o Cinco, será amado y admirado por muchos pueblos que lo tendrán como ejemplo y será odiado por los que temen que su ejemplo ponga en evidencia su ruindad; cuando alcance la Santidad o Seis tendrá la devoción de los que tienen fe y amor a Dios pero será odiado por los incrédulos y por los fariseos; cuando alcance la Sabiduría o Siete, tendrá el amor de los que, además de tener fe en Dios, se la tendrán también a él, ganándose el odio de los falsos profetas y sus seguidores; cuando alcance la Cristificación, es decir la capacidad de infinito amor a la humanidad u Ocho, tendrá el amor de parte de dicha humanidad y el odio de la otra parte que vive en la obscuridad.

Así, al haber avanzado a través de las sucesivas contradicciones humanas antes mencionadas, muchas de las cuales han podido significar su martirio; en el destino de este hombre cristificado, se tiene que resolver la última gran contradicción que es la contradicción de la humanidad que busca la luz y de la que no quiere verla. La única salida de este conflicto es su martirio pues sólo después de su muerte, su mensaje de luz y amor infinito, alcanzará también la dimensión de la eternidad en el corazón de los hombres. Jesús el Cristo es el mejor ejemplo de lo expresado.

Pero el amor como la luz no pueden morir jamás, solo pueden ser cubiertos temporalmente cual eclipse; por tal razón, cuando este ser cristificado es martirizado por la verdad, el mal de los hombres se ha hecho presente sobre el Cero de su amor infinito, no destruyéndolo sino velándolo parcialmente, cubriendo simbólicamente una mitad, la de la izquierda que representa al mal, dando lugar a que el Ocho del amor infinito devenga en el Nueve o número de la Suprema Iniciación; después de haber completado las tres vueltas iniciáticas al Sagrado Triángulo de la Verdad y que son, la vuelta de la Consciencia de sí, la vuelta de Perfeccionamiento de sí, y la vuelta del Conocimiento y del amor a Dios, a sus obras y a los hombres.

Por tal razón, en la Biblia, se dice que Jesús el Cristo murió a la “Hora Novena”, (Lucas 23,44), no correspondiendo esta hora a ninguna hora del relato histórico por lo que su única explicación es su significado esotérico.

Al morir por amor a la humanidad, este ser cristificado, muere para la vida terrena, por ello, Jesús el Cristo, antes de expirar y nacer a la vida eterna exclamó: “Consumatum Est”, todo está consumado, (Juan 19,30), es decir, toda la materia que puede y debe ser consumada ya ha sido consumada.

Pero quien, como Jesús el Cristo, alcanzó la cristificación, y su materia fue destruida por amor; la luz o fuego de su amor ya liberado de su encierro material con la Suprema Iniciación o muerte material, puede disipar el parcial eclipse de la Hora Novena y renacer a un nivel de existencia superior, reintegrándose a la unidad de Dios pero haciendo suyo el amor de este; este nuevo y último estado de evolución puede ser representado con el número Diez, en el que el Cero que aparecía a la izquierda de la unidad de la mónada cuando fue "01", ahora pasa a la derecha y forma el "10", para representar que la unidad recuperada, ha sido potenciada y elevada a un plano superior, lista para otra misión en otras esferas de la creación o para velar por la humanidad desde la “Gran Asamblea Blanca”, como la denominan los rosacruces o desde el cielo como lo dicen las religiones, cumpliéndose así lo que en el cartel a la cabeza de su cruz, le pusieron a Jesús el Cristo: “INRI” cuyo significado esotérico es “Igne Natura Renovatur Integrat”, es decir, el fuego del amor renueva íntegramente la naturaleza de las cosas.

Para terminar con esta parte, se puede decir que la evolución está en la misma naturaleza de Dios y para ello ha establecido según los rosacruces, dos leyes inmutables: la ley del Amra que manda que todo lo que es otorgado por Dios debe ser devuelto para la evolución de lo creado por El; y la ley del Karma que manda que todo debe ser compensado en esta vida o en la otra. Si uno no lo hace voluntariamente, de todas maneras el Karma se hará presente; asimismo, se puede sostener que para alcanzar los niveles de evolución representados por los números del 0 al 10, el ser humano tiene que trabajar mucho; no estando en discusión en esta parte, si para ello son necesarias varias existencias o reencarnaciones o una sola existencia; en todo caso, de dos cosas debemos estar seguros: de la necesidad de la evolución del hombre y del infinito y eterno amor de Dios para tal fin.

lunes, julio 18, 2005

LOS CENTROS EN LA EVOLUCION - ENVIO 25/42

LIBRO “EL SER HUMANO”, ESPECULACIONES SOBRE SU MISTERIO (ENVIO 25/42)
Roger Jordan Palomino

Los centros en la evolución

Todos los caminos de evolución vistos anteriormente, tienen que pasar necesariamente por los centros del ser humano pues en ellos se localizan, con mayor claridad que en otras partes del ser, la dualidad Cuerpo- Alma como se expresó. Es pues en los centros en los que se debe localizar el trabajo de evolución del Yo o Ego mediante la armonización gradual de cada uno de ellos y en su conjunto, hasta que él Yo o Ego permita que el Alma aflore plenamente sobre la materialidad del ser.

Aun cuando los métodos del Racionalismo de la Ciencia y de la Filosofía y los métodos místicos de algunas de las escuelas iniciáticas y de la Religión, no hablan directamente sobre el importantísimo rol que juegan los cinco centros de los que hablamos en la segunda parte; es conveniente conocer que cualquier metodología que proponga una evolución integral sin tener en cuenta la armonización previa de estos centros, será una metodología muy general, sin planes de acción concretos para el trabajo, pues la evolución total debe ser el resultado de la evolución parcial de cada centro.

Como se dijo en la segunda parte, los centros son cinco y en cada uno de ellos el ser humano tiene que definir su lucha por evolucionar. En el masón significará una de las partes de su ser por armonizar; en el rosacruz uno de los puntos de su ser por transmutar y en el religioso una de las partes de su ser por santificar.

Así pues, como se indicó en la segunda parte, en dos de estos centros se acentúa mas la presencia del Alma por lo que en ellos se encontrarán las potencialidades que necesita el ser para su trabajo de evolución: el Centro de la Razón y el Centro de la Emoción; potencialidades que son las herramientas de la simbología masónica o los ingredientes alquímicos de la simbología rosacruz; en los otros tres centros se acentúa mas la presencia del cuerpo por lo que evidenciarán muchas de las características físicas del ser al que hay que evolucionar, ellos son: el Centro Instintivo, el Centro Sexual y el Centro Motor.

Es pues sobre estos cinco centros que se debe efectuar el trabajo de evolución mediante su total control lo que representará la perfecta armonía.

Cuando tal armonía ocurra, recién quedará listo el hombre para su empleo en el templo al Gran Arquitecto del Universo según la Masonería, o aflorará la Rosa Mística en la intersección de los ejes de la cruz para la Rosacruz, o se habrá logrado la santificación total para la Religión Cristiana. Mas adelante veremos el significado de lo expresado.

Los cinco centros mencionados serán descritos en el orden de su ubicación en el cuerpo lo que indica la importancia que Dios que querido darles como ya se indicó en la segunda parte; la Razón y los Instintos en la parte mas alta del cuerpo, luego la Emoción en el Corazón, luego el Centro sexual mas abajo y por último, en los extremos del cuerpo y pegados a tierra cuando nacemos y morimos, el Centro Motor.

La posición erguida del hombre pues, ha sido ganada por su razón, lo que lo diferencia de los animales los que, a pesar de tener cerebro, corazón, instintos, sexo y extremidades semejantes que el hombre, por su falta de razón, tiene todos estos centros paralelos a tierra.

Como se dijo, en cada uno de estos centros está presente el Alma y el cuerpo, conformando una dualidad de opuestos y en lucha permanente, y el trabajo consistirá primero en tomar Consciencia de sí de dicha situación en cada centro para evaluar el trabajo de la Voluntad en lograr su equilibrio.

El Centro de la Razón radica en el cerebro, en este centro, por la mayor presencia del Alma, se hallan dos de las potencialidades del ser para su evolución: La Consciencia y La Inteligencia. La Consciencia le facilitará al ser humano el conocerse a sí mismo y La Inteligencia le hará apreciar la magnitud del trabajo por efectuar para su evolución, haciéndole ver la forma en que debe distribuir su tiempo y sus esfuerzos para dicho trabajo de manera justa, ya que su tiempo de vida debe distribuirlo en tres deberes iguales: hacia Dios, hacia sus semejantes y hacia sí mismo. Cualquier exceso a favor de uno de dichos deberes resultará en desarmonía.

En este centro también actúa La Imaginación, la que si no esta basada en realidades, puede ser fantasiosa, dificultando un adecuado trabajo y, en consecuencia, un sólido progreso espiritual. Una de las fantasías más dañinas está relacionada al conocimiento de sí mismo.

Efectivamente, casi siempre la Consciencia de sí, está velada por un Yo o Ego formado sobre la base de la fantasía, y muchas veces por la vanidad. El conocimiento de lo que uno es realmente es sumamente difícil, y el ser humano prefiere engañarse así mismo antes de aceptarse tal como es, haciendo prácticamente imposible cualquier desarrollo espiritual.

Por ello, si se va logrando la armonización o evolución de este centro, dicha armonización se irá haciendo evidente cuando el ser humano experimente los siguientes cambios:

Sentir que cuanto más sabiduría posee, mas debe convencerse de que no sabe nada y, en consecuencia, sentirse más humilde por lo que siempre debe estar cada vez mas dispuesto a escuchar a los demàs.

Sentir la necesidad de desterrar toda superticiòn y todo dogmatismo, pensando siempre que, por estar hechos a imagen y semejanza de Dios, se tiene el deber de conocer todo lo que El ha creado.

Sentir que las decisiones que se toman no son producto sólo de la Razón, pues ello equivaldría a que estas sean el fruto de la premeditación y del cálculo frío, ellas deben estar armonizadas con la Emoción para que tengan el calor de las obras humanas, particularmente cuando estas afectarán a otros.

El Centro Instintivo, radica al igual que el Centro de la Razón, en el cerebro, y está relacionado a las funciones que el cuerpo realiza automáticamente frente a estímulos de tipo animal. Su armonización o evolución permitirá que el ser humano reaccione mas adecuadamente frente a los retos que le demanda su existencia física, tal como el instinto de conservación.

Su inarmonía se produce por la permanencia de instintos provenientes de las bajas pasiones que se dan en el Centro de la Emoción, y los bajos deseos que se dan en el Centro de la Razón, por lo que la Consciencia de sí debe detectarlos a tiempo para eliminarlos con la fuerza de la Voluntad por innecesarios y dañinos ya que, las bajas pasiones y los bajos deseos generarán, si persisten, hábitos perniciosos que el Centro Instintivo procesará automáticamente, debiendo ser satisfechos compulsivamente para lograr temporalmente sensación de tranquilidad y equilibrio emocional.

Ejemplos de estas desviaciones del instinto son el alcoholismo, la drogadicción, la gula, el tabaquismo, instintos sexuales aberrantes, etc., hábitos que crean adicción creciente pudiendo llevar al ser humano a su degradación y destrucción.

El Centro de la Emoción esta ubicado en el corazón, y es el que permite que el ser humano manifieste sus sentimientos. Por la importante presencia del Alma en este centro, en el se halla La Voluntad que es la fuerza que requiere la Consciencia de sí para el trabajo.

En la segunda parte se expresó que la armonía o desarmonía de este centro hará sentir rápidamente sus efectos sobre el cuerpo por medio del torrente sanguíneo y la respiración, siendo por ello necesario llenarlo de amor y limpiarlo de odios y rencores que no harán mas que dañar al ser humano pues son contrarios a la real naturaleza de Dios que es de amor infinito.

La armonización de este centro debe consistir pues, en que por un correcto y dosificado empleo de la fuerza que la Voluntad le da a la Consciencia de sí, se debe lograr el equilibrio de los sentimientos positivos y negativos, pues, por un continuo negativismo, el ser humano puede enfermarse así mismo y hacer daño a sus semejantes, y por un exceso de positivismo puede caer en el fanatismo, transformando lo positivo en negativo pues, mientras supone amor exagerado a algo también supone odio exagerado a lo opuesto, con lo cual, el ser, acarreará sobre si, los efectos destructivos expresados anteriormente.

La armonización del Centro de la Emoción se irá haciendo evidente cuando el hombre experimente los siguientes cambios en su ser:

Sentir que se fortalece al máximo su voluntad para realizar todo lo que la Razón ha visto por conveniente hacer, pero teniendo cuidado de estar siempre dispuesto a la rectificación si se da cuenta de que está equivocado o que está haciendo daño a los demàs.

Sentir la necesidad de practicar siempre la caridad y demostrar alegría en lo que se hace; si se puede trasmitirla a los demàs mejor, a veces una sonrisa o una palabra de aliento valen mas que todo el dinero del mundo.

Sentir que sus decisiones no son producto sólo de la Emoción, pues pueden ser precipitadas, motivadas por la cólera o el excesivo entusiasmo, ponièndose en riesgo de hacerse daño uno mismo, o lo que es mas grave, a los demàs.

Sentir la necesidad permanente de eliminar las bajas pasiones como el odio, el fanatismo, etc.;

El Centro Sexual está relacionado a las funciones de reproducción de la especie; de su armonización dependerá que la obra creadora de Dios continúe según sus designios, y es tanta su fuerza que un sólo ser humano es potencialmente capaz de poblar un mundo con la capacidad de reproducir, cual Dios, millones de vidas.

Al respecto se sostiene que si un ser humano llega a armonizar completamente su Centro Sexual, logrará que su Alma le facilite con mayor rapidez su perfección espiritual y material. Esto se debe a que, jústamente en este centro, está concentrada toda la potencia de la creación, por lo que su armonización permitirá al ser, acceder directamente desde las vibraciones más bajas que, corresponden a su parte material, hacia las vibraciones más altas que corresponden a su parte espiritual.

Ello no significa, aun cuando algunos místicos así lo prefieren, el absoluto celibato; mas bien, el desarrollo que se puede alcanzar por el control consciente de este centro puede ser mas completo si se le trabaja mas inteligentemente con la Razón y con la fuerza de la Voluntad que nos proporciona el Centro de la Emoción; es decir con el pensamiento y con el amor; de allí la importancia del amor verdadero que, a través de este centro se puede manifestar al sexo opuesto para crear vida en nombre de Dios, o cuando esto no es posible, como un medio para elevar a la pareja en lugar de degradarla. Por su parte, las consecuencias de la desarmonía del Centro Sexual serán tanto más destructivas, cuanto más se abuse de él, pudiendo descenderse a los más bajos niveles de materialidad en las formas de la más abyecta degradación.

Por último, el Centro Motor está relacionado con el movimiento del cuerpo; su armonización es saludable al cuerpo y satisfactorio al Alma; su inarmonía, da lugar, o a la pereza que causa la depresión y los vicios, o a la hiperactividad que es manifestación de nerviosismo y ansiedad, ambas situaciones son nocivas al cuerpo e insatisfactorias al Alma.

Es pues en este centro que la justicia de la Razón tendrá su máxima utilidad para medir y distribuir santa, justa y saludablemente nuestro tiempo de vida; santa para Dios, justa para nuestros semejantes y saludable para nosotros mismos.

La armonización o evolución de los centros Instintivo, Sexual y Motor, en los que el cuerpo tiene mayor presencia, se hará haciendo más evidente cuando el ser humano experimente los siguientes cambios:

Sentir la necesidad de mantener al máximo posible su cuerpo sano, pero evitando la vanidad; él es el vehículo que hará posible lo que la Razón y la Emoción armonizadas se han propuesto lograr para la gloria de Dios y el servicio a sus semejantes.

Sentir la necesidad de practicar regularmente el ejercicio físico, comer adecuadamente y no cometer excesos de ningún tipo, el cuerpo es el templo donde mora el Alma cuya naturaleza es sagrada y eterna.

Sentir la necesidad de evitar que las decisiones sean producto de los deseos e instintos a los que hay que mantener controlados, ellos no son malos ni buenos, pero seguirlos ciegamente hará del hombre un ser semejante a los animales.

Se había expresado que cuando los cinco centros ya estaban perfectamente armonizados y evolucionados, recién quedaba listo el templo al Gran Arquitecto del Universo en la Masonería, o afloraba la Rosa Mística en la intersección de los ejes de la cruz en la Rosacruz, o se llegaba a la santidad en la Religión y que este estado, significa la presencia evidente del Alma en todos los actos del ser, la que al hacer su aparición, recién podrá actuar a través de la Intuición o sexto sentido convertido en sexto centro, para guiar al hombre hacia su destino en el plan de Dios.

Así pues, se puede concluir que el trabajo de evolución del ser según la Masonería, la Rosacruz y la Religión se hace con los medios que están en el mismo ser y que constituyen su propia naturaleza, dirigidos desde dentro por su Alma, por lo que se puede afirmar que en el hombre están las herramientas, el material y el maestro; así, aun cuando se trabaje en logias, iglesias, en fraternidades, etc., estas sólo servirán de ayuda por las enseñanzas que se puedan obtener, pero en el trabajo real de evolución, se estará siempre solo frente al Creador, quien esperará del hombre que su Razón refleje su mente, su Emoción su amor, sus Instintos su manifestación vital, su Sexo su poder creador y su Centro Motor su movimiento; ¡he ahí la gran tarea para la que existe el hombre!