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lunes, julio 18, 2005

LOS CENTROS EN LA EVOLUCION - ENVIO 25/42

LIBRO “EL SER HUMANO”, ESPECULACIONES SOBRE SU MISTERIO (ENVIO 25/42)
Roger Jordan Palomino

Los centros en la evolución

Todos los caminos de evolución vistos anteriormente, tienen que pasar necesariamente por los centros del ser humano pues en ellos se localizan, con mayor claridad que en otras partes del ser, la dualidad Cuerpo- Alma como se expresó. Es pues en los centros en los que se debe localizar el trabajo de evolución del Yo o Ego mediante la armonización gradual de cada uno de ellos y en su conjunto, hasta que él Yo o Ego permita que el Alma aflore plenamente sobre la materialidad del ser.

Aun cuando los métodos del Racionalismo de la Ciencia y de la Filosofía y los métodos místicos de algunas de las escuelas iniciáticas y de la Religión, no hablan directamente sobre el importantísimo rol que juegan los cinco centros de los que hablamos en la segunda parte; es conveniente conocer que cualquier metodología que proponga una evolución integral sin tener en cuenta la armonización previa de estos centros, será una metodología muy general, sin planes de acción concretos para el trabajo, pues la evolución total debe ser el resultado de la evolución parcial de cada centro.

Como se dijo en la segunda parte, los centros son cinco y en cada uno de ellos el ser humano tiene que definir su lucha por evolucionar. En el masón significará una de las partes de su ser por armonizar; en el rosacruz uno de los puntos de su ser por transmutar y en el religioso una de las partes de su ser por santificar.

Así pues, como se indicó en la segunda parte, en dos de estos centros se acentúa mas la presencia del Alma por lo que en ellos se encontrarán las potencialidades que necesita el ser para su trabajo de evolución: el Centro de la Razón y el Centro de la Emoción; potencialidades que son las herramientas de la simbología masónica o los ingredientes alquímicos de la simbología rosacruz; en los otros tres centros se acentúa mas la presencia del cuerpo por lo que evidenciarán muchas de las características físicas del ser al que hay que evolucionar, ellos son: el Centro Instintivo, el Centro Sexual y el Centro Motor.

Es pues sobre estos cinco centros que se debe efectuar el trabajo de evolución mediante su total control lo que representará la perfecta armonía.

Cuando tal armonía ocurra, recién quedará listo el hombre para su empleo en el templo al Gran Arquitecto del Universo según la Masonería, o aflorará la Rosa Mística en la intersección de los ejes de la cruz para la Rosacruz, o se habrá logrado la santificación total para la Religión Cristiana. Mas adelante veremos el significado de lo expresado.

Los cinco centros mencionados serán descritos en el orden de su ubicación en el cuerpo lo que indica la importancia que Dios que querido darles como ya se indicó en la segunda parte; la Razón y los Instintos en la parte mas alta del cuerpo, luego la Emoción en el Corazón, luego el Centro sexual mas abajo y por último, en los extremos del cuerpo y pegados a tierra cuando nacemos y morimos, el Centro Motor.

La posición erguida del hombre pues, ha sido ganada por su razón, lo que lo diferencia de los animales los que, a pesar de tener cerebro, corazón, instintos, sexo y extremidades semejantes que el hombre, por su falta de razón, tiene todos estos centros paralelos a tierra.

Como se dijo, en cada uno de estos centros está presente el Alma y el cuerpo, conformando una dualidad de opuestos y en lucha permanente, y el trabajo consistirá primero en tomar Consciencia de sí de dicha situación en cada centro para evaluar el trabajo de la Voluntad en lograr su equilibrio.

El Centro de la Razón radica en el cerebro, en este centro, por la mayor presencia del Alma, se hallan dos de las potencialidades del ser para su evolución: La Consciencia y La Inteligencia. La Consciencia le facilitará al ser humano el conocerse a sí mismo y La Inteligencia le hará apreciar la magnitud del trabajo por efectuar para su evolución, haciéndole ver la forma en que debe distribuir su tiempo y sus esfuerzos para dicho trabajo de manera justa, ya que su tiempo de vida debe distribuirlo en tres deberes iguales: hacia Dios, hacia sus semejantes y hacia sí mismo. Cualquier exceso a favor de uno de dichos deberes resultará en desarmonía.

En este centro también actúa La Imaginación, la que si no esta basada en realidades, puede ser fantasiosa, dificultando un adecuado trabajo y, en consecuencia, un sólido progreso espiritual. Una de las fantasías más dañinas está relacionada al conocimiento de sí mismo.

Efectivamente, casi siempre la Consciencia de sí, está velada por un Yo o Ego formado sobre la base de la fantasía, y muchas veces por la vanidad. El conocimiento de lo que uno es realmente es sumamente difícil, y el ser humano prefiere engañarse así mismo antes de aceptarse tal como es, haciendo prácticamente imposible cualquier desarrollo espiritual.

Por ello, si se va logrando la armonización o evolución de este centro, dicha armonización se irá haciendo evidente cuando el ser humano experimente los siguientes cambios:

Sentir que cuanto más sabiduría posee, mas debe convencerse de que no sabe nada y, en consecuencia, sentirse más humilde por lo que siempre debe estar cada vez mas dispuesto a escuchar a los demàs.

Sentir la necesidad de desterrar toda superticiòn y todo dogmatismo, pensando siempre que, por estar hechos a imagen y semejanza de Dios, se tiene el deber de conocer todo lo que El ha creado.

Sentir que las decisiones que se toman no son producto sólo de la Razón, pues ello equivaldría a que estas sean el fruto de la premeditación y del cálculo frío, ellas deben estar armonizadas con la Emoción para que tengan el calor de las obras humanas, particularmente cuando estas afectarán a otros.

El Centro Instintivo, radica al igual que el Centro de la Razón, en el cerebro, y está relacionado a las funciones que el cuerpo realiza automáticamente frente a estímulos de tipo animal. Su armonización o evolución permitirá que el ser humano reaccione mas adecuadamente frente a los retos que le demanda su existencia física, tal como el instinto de conservación.

Su inarmonía se produce por la permanencia de instintos provenientes de las bajas pasiones que se dan en el Centro de la Emoción, y los bajos deseos que se dan en el Centro de la Razón, por lo que la Consciencia de sí debe detectarlos a tiempo para eliminarlos con la fuerza de la Voluntad por innecesarios y dañinos ya que, las bajas pasiones y los bajos deseos generarán, si persisten, hábitos perniciosos que el Centro Instintivo procesará automáticamente, debiendo ser satisfechos compulsivamente para lograr temporalmente sensación de tranquilidad y equilibrio emocional.

Ejemplos de estas desviaciones del instinto son el alcoholismo, la drogadicción, la gula, el tabaquismo, instintos sexuales aberrantes, etc., hábitos que crean adicción creciente pudiendo llevar al ser humano a su degradación y destrucción.

El Centro de la Emoción esta ubicado en el corazón, y es el que permite que el ser humano manifieste sus sentimientos. Por la importante presencia del Alma en este centro, en el se halla La Voluntad que es la fuerza que requiere la Consciencia de sí para el trabajo.

En la segunda parte se expresó que la armonía o desarmonía de este centro hará sentir rápidamente sus efectos sobre el cuerpo por medio del torrente sanguíneo y la respiración, siendo por ello necesario llenarlo de amor y limpiarlo de odios y rencores que no harán mas que dañar al ser humano pues son contrarios a la real naturaleza de Dios que es de amor infinito.

La armonización de este centro debe consistir pues, en que por un correcto y dosificado empleo de la fuerza que la Voluntad le da a la Consciencia de sí, se debe lograr el equilibrio de los sentimientos positivos y negativos, pues, por un continuo negativismo, el ser humano puede enfermarse así mismo y hacer daño a sus semejantes, y por un exceso de positivismo puede caer en el fanatismo, transformando lo positivo en negativo pues, mientras supone amor exagerado a algo también supone odio exagerado a lo opuesto, con lo cual, el ser, acarreará sobre si, los efectos destructivos expresados anteriormente.

La armonización del Centro de la Emoción se irá haciendo evidente cuando el hombre experimente los siguientes cambios en su ser:

Sentir que se fortalece al máximo su voluntad para realizar todo lo que la Razón ha visto por conveniente hacer, pero teniendo cuidado de estar siempre dispuesto a la rectificación si se da cuenta de que está equivocado o que está haciendo daño a los demàs.

Sentir la necesidad de practicar siempre la caridad y demostrar alegría en lo que se hace; si se puede trasmitirla a los demàs mejor, a veces una sonrisa o una palabra de aliento valen mas que todo el dinero del mundo.

Sentir que sus decisiones no son producto sólo de la Emoción, pues pueden ser precipitadas, motivadas por la cólera o el excesivo entusiasmo, ponièndose en riesgo de hacerse daño uno mismo, o lo que es mas grave, a los demàs.

Sentir la necesidad permanente de eliminar las bajas pasiones como el odio, el fanatismo, etc.;

El Centro Sexual está relacionado a las funciones de reproducción de la especie; de su armonización dependerá que la obra creadora de Dios continúe según sus designios, y es tanta su fuerza que un sólo ser humano es potencialmente capaz de poblar un mundo con la capacidad de reproducir, cual Dios, millones de vidas.

Al respecto se sostiene que si un ser humano llega a armonizar completamente su Centro Sexual, logrará que su Alma le facilite con mayor rapidez su perfección espiritual y material. Esto se debe a que, jústamente en este centro, está concentrada toda la potencia de la creación, por lo que su armonización permitirá al ser, acceder directamente desde las vibraciones más bajas que, corresponden a su parte material, hacia las vibraciones más altas que corresponden a su parte espiritual.

Ello no significa, aun cuando algunos místicos así lo prefieren, el absoluto celibato; mas bien, el desarrollo que se puede alcanzar por el control consciente de este centro puede ser mas completo si se le trabaja mas inteligentemente con la Razón y con la fuerza de la Voluntad que nos proporciona el Centro de la Emoción; es decir con el pensamiento y con el amor; de allí la importancia del amor verdadero que, a través de este centro se puede manifestar al sexo opuesto para crear vida en nombre de Dios, o cuando esto no es posible, como un medio para elevar a la pareja en lugar de degradarla. Por su parte, las consecuencias de la desarmonía del Centro Sexual serán tanto más destructivas, cuanto más se abuse de él, pudiendo descenderse a los más bajos niveles de materialidad en las formas de la más abyecta degradación.

Por último, el Centro Motor está relacionado con el movimiento del cuerpo; su armonización es saludable al cuerpo y satisfactorio al Alma; su inarmonía, da lugar, o a la pereza que causa la depresión y los vicios, o a la hiperactividad que es manifestación de nerviosismo y ansiedad, ambas situaciones son nocivas al cuerpo e insatisfactorias al Alma.

Es pues en este centro que la justicia de la Razón tendrá su máxima utilidad para medir y distribuir santa, justa y saludablemente nuestro tiempo de vida; santa para Dios, justa para nuestros semejantes y saludable para nosotros mismos.

La armonización o evolución de los centros Instintivo, Sexual y Motor, en los que el cuerpo tiene mayor presencia, se hará haciendo más evidente cuando el ser humano experimente los siguientes cambios:

Sentir la necesidad de mantener al máximo posible su cuerpo sano, pero evitando la vanidad; él es el vehículo que hará posible lo que la Razón y la Emoción armonizadas se han propuesto lograr para la gloria de Dios y el servicio a sus semejantes.

Sentir la necesidad de practicar regularmente el ejercicio físico, comer adecuadamente y no cometer excesos de ningún tipo, el cuerpo es el templo donde mora el Alma cuya naturaleza es sagrada y eterna.

Sentir la necesidad de evitar que las decisiones sean producto de los deseos e instintos a los que hay que mantener controlados, ellos no son malos ni buenos, pero seguirlos ciegamente hará del hombre un ser semejante a los animales.

Se había expresado que cuando los cinco centros ya estaban perfectamente armonizados y evolucionados, recién quedaba listo el templo al Gran Arquitecto del Universo en la Masonería, o afloraba la Rosa Mística en la intersección de los ejes de la cruz en la Rosacruz, o se llegaba a la santidad en la Religión y que este estado, significa la presencia evidente del Alma en todos los actos del ser, la que al hacer su aparición, recién podrá actuar a través de la Intuición o sexto sentido convertido en sexto centro, para guiar al hombre hacia su destino en el plan de Dios.

Así pues, se puede concluir que el trabajo de evolución del ser según la Masonería, la Rosacruz y la Religión se hace con los medios que están en el mismo ser y que constituyen su propia naturaleza, dirigidos desde dentro por su Alma, por lo que se puede afirmar que en el hombre están las herramientas, el material y el maestro; así, aun cuando se trabaje en logias, iglesias, en fraternidades, etc., estas sólo servirán de ayuda por las enseñanzas que se puedan obtener, pero en el trabajo real de evolución, se estará siempre solo frente al Creador, quien esperará del hombre que su Razón refleje su mente, su Emoción su amor, sus Instintos su manifestación vital, su Sexo su poder creador y su Centro Motor su movimiento; ¡he ahí la gran tarea para la que existe el hombre!