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jueves, julio 21, 2005

EL CAMINO FINAL - ENVIO 27/42

LIBRO “EL SER HUMANO”, ESPECULACIONES SOBRE SU MISTERIO (ENVIO 27/42)
Roger Jordan Palomino

El camino final

Como se ha venido expresando, el camino que cada uno emprende para evolucionar y trascender no es el único camino que lleva a la trascendencia en la mente de Dios, pues cada hombre tiene su propio camino, pero todos los caminos llevan a un único camino final que es el que nos conduce a la vida donde su amor y su luz son ya eternas. Son por decirlo así, como afluentes de este camino final.

Para explicar mejor, y si se recuerda un poco la Geometría, se utilizará su simbología para tal fin. Se sabe que una esfera es un sólido que puede contener infinitos círculos que pueden pasar por su centro; y cada círculo de estos puede contener infinitas rectas que pueden concurrir al centro de dicho círculo, algunas de las cuales pueden ser radios cuando parten de la periferia del círculo, y otras son simplemente rectas menores que los radios cuando parten de otro punto dentro del círculo; como todas estas rectas concurren al centro de cada círculo y todos dichos círculos pasan por el centro de la esfera, se deduce que todas las rectas indicadas también están concurriendo al mismo centro de la esfera.

Si se asume que la esfera representa la manifestación de la vida creada por Dios en la tierra, y los círculos a las diferentes épocas de dicha vida, desde que el hombre tomó Consciencia de sí, hasta el día en que la raza humana deje de existir, entonces resulta fácil darse cuenta que las rectas que concurren al centro de la esfera, representan a cada vida individual, del pasado, del presente y del futuro, según el círculo de su existencia, concurriendo al centro de Dios, es decir a su amor que esta representado por el centro de la esfera.

Unas rectas, cuanto más cercanas al centro, simbolizan vidas que según su círculo de existencia o de tiempo en el que figuran, han recorrido, recorren o recorrerán menos camino para llegar mas cerca a Dios y otras, las mas largas posibles, es decir, las que son radios, indican vidas que han recorrido, recorren o recorrerán mas camino; pero todos los caminos, desde el pasado hasta el futuro concurriendo al centro de la esfera que simboliza el centro mismo del amor de Dios en la tierra. En la cuarta y última parte de este trabajo se explicará el motivo por el cual, algunas vidas tienen que recorrer mas camino que otras en cada época.

De este punto, que es el centro de la esfera, se inicia un único camino final, hacia otra esfera de existencia fuera de la manifestación de Dios en la vida terrenal, es decir, hacia su manifestación espiritual en la que la vida debe continuar en la verdad y en la luz eterna.

Hay que recordar que los dos extremos de la manifestación de Dios son el Espíritu y la Materia.

Por su parte, las vidas que se alejan del centro de la manifestación del amor de Dios en la vida terrenal, pueden ser representadas por líneas que se orientan hacia fuera de la esfera, es decir, hacia la nada, hacia la no trascendencia.

Mejor dicho, por muchos caminos, de todas las épocas, llámense masónicos, rosacruces, teosóficos, cristianos, islámicos, etc., y mucho mejor aun, por una adecuada combinación de caminos racionalistas y místicos, particularmente religiosos, se puede llegar a este centro de la esfera y entrar así a dicho único camino en el que se inicia el viaje hacia la trascendencia en el amor infinito de Dios.

Por ello, no se debe practicar la intolerancia; por el contrario, se debe intentar mas bien ayudar a otros, cualquiera sea su camino, y si uno puede también beneficiarse con la experiencia de los otros caminos con respeto, sean estos del pasado o del presente mucho mejor. Así, el hombre se aproximará al camino final en la fraternidad sin tiempo de los verdaderos buscadores de la luz.

Al respecto de lo manifestado anteriormente, y para resaltar la vital importancia de la fraternidad en la búsqueda de la perfección y del amor al prójimo, el místico cristiano ortodoxo Avva Dorotheus, quien vivió en el siglo VII D.C, dice lo siguiente: “ Imagínense un círculo, y en el medio, un centro; de este centro salen rayos radiales. Entre mas se alejan del centro, divergen y se separan más uno del otro; a la inversa, entre más se acercan al centro, se aproximan entre sí Ahora supongan que este círculo es el mundo; su núcleo, Dios; y las líneas rectas que salen de la circunferencia, o de la circunferencia al centro, son los senderos de las vidas de los hombres. Y en este caso también a medida que los santos se aproximan al centro del círculo, deseando acercarse a Dios, al hacerlo así, llegarán más cerca de El, y se aproximarán más unos a otros. Piensen en una forma semejante respecto a su alejamiento de Dios; se alejan unos de los otros, y al alejarse de entre sí, se alejan de Dios. Ese es el atributo del amor: si amamos a Dios, entonces de acuerdo a nuestro acercamiento a El, a través del amor por El, es como nos unimos amorosamente con nuestros vecinos; y, entre mas fuerte sea nuestra unión con ellos, más fuerte será nuestra unión con Dios”

Los caminos hacia el camino final, al que concurren todos los demás caminos, son caminos de continuo perfeccionamiento y evolución por lo que puede considerárseles como caminos de continua transmutación, la que resultará dolorosa en la medida en que se tengan mas aspectos innecesarios de la vida que transmutar y dejar, aunque al ser humano les gusten pero que son necesarios superar para lograr la trascendencia.

Si se recuerda lo expresado en la segunda parte sobre la naturaleza del Alma y del Yo, se tiene que estar de acuerdo en que será el Yo o Ego el que sufra en el proceso de transmutación continua mientras el Alma goce, ya que dichas transmutaciones significan su marcha de regreso hacia el amor eterno de la que salió.

El mejor ejemplo de un camino de continua evolución en la tierra es el relato de la vida, crucifixión y resurrección de Jesús el Cristo.

Su vida estuvo dedicada al amor infinito al hombre y su muerte en cruz fue la culminación de dicho amor en la tierra. Su crucifixión significó la culminación de la transmutación de todo lo que era mortal en él y su resurrección fue posible porque quedó libre de limitaciones y sensaciones mortales, surgiendo por su amor infinito en vida y en muerte, como un ser inmortal

Es importante que se tome nota que en la vida pasión y muerte de Jesús el Cristo, quien murió fue el hombre llamado Jesús quedando libre su espíritu llamado El Cristo del que se conoce, es el espíritu mas evolucionado de cuantos existen.

Después de su resurrección y ascensión, continuó su viaje por el camino final hacia las esferas de la luz eterna y su misión continua desde dichas esferas y no culminará hasta el fin de los días, cuando la luz que predicó se haya impuesto sobre la obscuridad que combatió mientras vivió en la tierra y que desgraciadamente continua todavía.

Se debe tomar nota también que la Biblia relata que Jesús murió en la “Hora Novena”, no coincidiendo esta hora con la hora real de dicha muerte. Esto se debe a que la “Hora Novena” tiene un significado netamente esotérico que lamentablemente no explica adecuadamente la Religión y que significa la culminación de la evolución humana, simbolizada por la numeración decimal como se expresó anteriormente.

Así pues, cada uno, de acuerdo con su misión en la vida, debe evolucionar transmutando lo inservible para la trascendencia de su Yo junto a su Alma, que juntas, se puede denominar Alma-Personalidad como la denominan los rosacruces; de esta manera, el hombre podrá llegar a su “Hora Novena” en la mejor disposición posible de emprender el viaje por el camino final hacia la esfera de la vida eterna en la mente de Dios. Cada hombre pues, debe pasar por esta “Hora Novena” tarde o temprano, de acuerdo con sus avances.

Por ello, en toda escuela iniciática se simula la cámara de los que deben pasar su “Hora Novena”, cámara que, según la escuela, puede recibir diversos nombres o tener diferentes representaciones tales como tumbas, ataúdes, cámara de reflexiones, etc. , al que se ingresa después de su “Muerte Iniciática”, aguardando la hora de la resurrección, en la que la piedra simbólica que cubre la entrada de la tumba será apartada para pasar hacia la Luz Mayor.

En otros términos, después de haber avanzado en la perfección de su ser, el hombre debe ceder paso pleno al camino final de la inmortalidad de la luz eterna.

Toda transmutación es pues necesaria para purgar lo que no se necesita para la vida eterna; ella debe cumplirse antes de que se dé el primer paso por el camino final pues ella limpiará al ser de aquello que puede ser un lastre en dicho viaje.

En realidad, la evolución de todo lo creado por Dios es posible por la continua transmutación que se cumple según las leyes de la dialéctica, la misma que se debe admirar como una manifestación mas de la sabiduría divina.

Los antiguos alquimistas que trasmutaron los metales bajos en finos, practicaron dichas leyes y estimaron en alto grado el metal refinado resultante.

En este punto es importante comprender las numerosas referencia que con respecto al camino se hacen en la Biblia; por ejemplo, cuando Jesús dice: "Estrecha es la puerta y angosto es el camino, ese que conduce a la Vida: y pocos son quienes lo encuentran"; o en Isaías 30:21”:Tus oídos oirán a tus espaldas una palabra que diga: Este es el camino, camina por él..."; o en el Libro de los Hechos de San Pablo: "Si hallaréis a algunos en El camino, sean hombres o mujeres, traedlos a Jerusalén"; y la de Cristo resucitado: "Yo soy El camino, la Verdad y la Vida, nadie viene al Padre sino a través de mí".

Dejando de lado toda posición dogmática, que por cierto adoptó la Religión Católica por mucho tiempo, en el sentido de que el mensaje de salvación de Jesús era el único verdadero y quien no lo seguía en dicha religión se condenaría al castigo eterno; ahora se puede decir que esta Iglesia acepta que, efectivamente, el mensaje de Jesús es el verdadero, pero que ello no supone que alguna otra religión, según su época, condición geográfica, cultura, etc., pueda ser poseedora también de los elementos de verdad contenidos en las enseñanzas de Jesús.

De hecho, el actual Papa católico está realizando esfuerzos por buscar el acercamiento del Catolicismo a otros credos que sustentan doctrinas coincidentes en el amor a Dios y a nuestros semejantes. En el libro “Cruzando el Umbral de la Esperanza”, hecho sobre la base de una entrevista a dicho Papa, él hace una interesante reseña crítica de otros credos que de ninguna manera puede considerarse dogmática.

Sin embargo, a pesar de la mayor libertad del mundo moderno para acceder a todas las fuentes informativas, gruesos sectores de la humanidad, incluso de las sociedades mas desarrolladas económicamente, viven aun en evidentes errores como aquellos que determinaron los holocaustos de Guyana y de Waco en los Estados Unidos de Norteamérica.

Sin embargo, la misma libertad informativa también está facilitando una creciente fe en Dios y en la trascendencia, por lo que se puede sostener que el seguir un camino errado, más que pecado de la sociedad es el resultado de la ignorancia o de la incomprensión en la que todavía se debate el hombre moderno. En esta tarea tienen mucho que hacer las religiones y las escuelas iniciáticas.

A pesar de ello, es posible que, aun cuando el hombre crea que está avanzado en una determinada religión o escuela iniciática, pudiera ser que sólo esté avanzado exotéricamente, sin haber transmutado todas las cosas que le impedirán entrar esotéricamente al camino final; esto sólo cada uno lo conoce, así como, inequívocamente reconocerán, por sus señas, los que habiendo avanzado verdaderamente les ha llegado su “Hora Novena”. Lo deseable es que esta “Hora Novena”, que llegará de todas maneras, no sea impuesta por las leyes inexorables de Dios, sino buscada deliberada y reverentemente por uno, que otra cosa no significa la voluntaria y constante transmutación.

A Dios no se le puede engañar, aun cuando se tengan iniciaciones en una escuela iniciática o se demuestre devoción en una iglesia o sinagoga, el hombre se debe guardar de practicar sólo ritos exotéricos, sin su correlato esotérico real en el interior de su ser, con la transmutación verdadera de lo malo que hay en cada uno para tener derecho a acceder a la luz del camino final después de su “Hora Novena”.

Para terminar esta parte relacionada a la evolución ser humano, es pertinente hacer conocer lo que un filósofo flamenco que vivió entre 1293 y 1381 llamado Jan Van Ruysbroeck , refiriéndose a los niveles de la máxima evolución antes indicados decía: “ Todos los hombres que se elevan por sobre la naturaleza humana y entran a una vida de contemplación son uno con la gloria divina. Ellos ven, sienten y hallan en si mismos, mediante esa Luz Divina, que son la misma cosa sencilla de su naturaleza increada ya que la gloria resplandece sin medida, de acuerdo a la forma divina y mora en ellos en forma sencilla, sin atributos, de acuerdo a la simplicidad de la esencia. Este es el motivo por el cual los hombres contemplativos deben elevarse por encima de la razón y de la distinción, mas allá de la substancia que los forma; contemplar eternamente, gracias a la ayuda de su luz innata, y así transformarse y unirse a la misma luz, mediante la que ven y comprenden lo que ven. En estos términos, llegan a la imagen eterna, tras la que fueron creados, y contemplan a Dios y a todas las cosas sin distinción en una observación sencilla, en la gloria divina. Esta es la contemplación más excelsa y más útil que los hombres pueden alcanzar en la vida”

Cuando tal evolución se logra, el hombre sentirá que está listo para su “Hora novena”, la que esperará sin temor y hasta con ansia, pues su Alma ya lo ha acostumbrado y le ha hecho conocer la gran dicha que le espera cuando deje su cuerpo físico tan lleno de limitaciones y de dolores para gozar plenamente de la gloria de Dios que tal debiera ser el destino final de la humanidad.