Gran Biblioteca GLP

Nombre: Gran Biblioteca GLP
Ubicación: San Isidro, Lima, Peru

viernes, junio 30, 2006

SOLSTICIO DE JUNIO

EL SOLSTICIO DE JUNIO

R:.H:. ROGER JORDÁN PALOMINO

Cuando uno observa el cielo es difícil no evitar el meditar sobre la creación y el universo y especular sobre su real naturaleza y su relación con nuestra vida.

Efectivamente, cuando uno medita sobre el universo se tiene la certeza de que lo que uno esta viendo con sus ojos materiales, no es mas que una porción del orden visible de la creación, y que dicho orden no es mas que la representación de un orden invisible que nuestros ojos ya no pueden ver; es decir, que lo que nuestros ojos materiales ven es sólo el fenómeno visible al que debe corresponder una causa invisible que la epistemología denomina comúnmente noumeno. En nuestras meditaciones no podemos dejar de conmovernos por el hecho histórico de que los antiguos, sin los adelantos modernos, habían podido deducir conocimientos tan profundos sobre el universo y su relación con el hombre y con Dios.

Efectivamente, todos los temas relacionados al universo, como el de los solsticios nos pueden ofrecer una múltiple gama de posibilidades de especulación e investigación, por lo que es posible abordar dicho tema en su aspecto científico, en su aspecto simbólico o exotérico y particularmente en su aspecto esotérico.

Con relación al aspecto científico del tema, los astrónomos modernos vienen comprobando con exactitud, mucho de lo que los antiguos desde la época de los caldeos, luego los egipcios y posteriormente los griegos, incluso los incas y mayas, ya conocían en gran parte; es decir que la tierra es un astro semejante a los que en la noche vemos brillar. A pesar de sus seis mil trillones de toneladas de peso, la tierra está dotada de una ligereza extraordinaria; ya que en unas 24 horas da una vuelta en su imaginario eje, y que a este movimiento se le llama de rotación; además se ha comprobado que nuestro planeta recorre un camino de casi mil millones de kilómetros en torno al sol del que dista casi 150 millones de kilómetros en el transcurso de un año; a este otro movimiento se le llama de traslación.

¡Imagínense! todas estas maravillas con nosotros ahí adentro viviendo ignorantes de ellas, cada uno con sus propios problemas y destruyendo con nuestra ignorancia y ambición, nuestro planeta, amenazando con convertirlo en un infierno sin darnos cuenta que en realidad vivimos en el cielo, juntamente a todos los astros, como lo decía el célebre astrónomo Flammarión!

La consecuencia del movimiento de rotación, es la sucesión de los días y las noches, y la consecuencia del de traslación, es la sucesión de las estaciones; pero con sólo la traslación, estas no existirían ya que es preciso además, que el eje de la tierra esté inclinado sobre el plano de la órbita pues si no fuera así, no se producirían cambios climáticos; habría un verano perpetuo en la zona tórrida, una primavera continua en las templadas y un invierno sin fin en las glaciales.

Es decir la vida sería improbable. Con razón decía Eistein que había dos maneras de vivir la vida: creyendo que todo era un milagro o creyendo que nada es un milagro.

A fin de facilitar la comprensión del mecanismo de las estaciones, imaginemos a la esfera que representa a la tierra rotando sobre su eje y girando la que tiene atravesado a lo largo de un diámetro un eje imaginario que representa su eje de rotación; observemos ahora la inclinación de este eje respecto a la perpendicular del plano de la órbita de traslación alrededor del sol la que es un poco mas de una cuarta parte de un ángulo recto.

Observemos ahora a la esfera que representa al sol la que en la realidad es una masa incandescente de casi un millón y media de veces mayor que la esfera que representa nuestra tierra. Si ponemos a la esfera terrestre a la derecha del sol, se verá que el hemisferio sur, está iluminado y el hemisferio norte está sumergido en la sombra. En esta posición de la tierra, el día es mas largo que la noche en el hemisferio sur ocurriendo lo contrario en el hemisferio norte y el calendario señala el 22 de Diciembre, día llamado del Solsticio de Diciembre en el que empieza el verano en el hemisferio sur y el invierno en el hemisferio norte; un cuarto de vuelta alrededor del sol hacia la izquierda y la tierra quedará al otro lado de la luz respecto del observador, en esta posición los días y las noches son iguales en toda la superficie; entonces estamos en el 21 de Marzo, fecha del comienzo de la primavera en el hemisferio norte y del otoño en el sur, a esta fecha se le llama Equinoccio de Marzo; otro cuarto de vuelta alrededor del sol colocará a la esfera terrestre a la izquierda de este, quedando el hemisferio norte iluminado y el hemisferio sur no, en esta posición los días son más largos y las noches mas cortas en el hemisferio norte sucediendo lo contrario en el hemisferio sur; esta posición tiene lugar el 21 de Junio y se le llama por esta razón Solsticio de Junio empezando el verano en el hemisferio norte y el invierno en el hemisferio sur, esta es la fecha que celebramos hoy; otro cuarto de vuelta alrededor del sol y la tierra quedará entre el observador y este, en esta posición ocurre lo mismo que en la segunda que hemos considerado noches y días iguales en toda la superficie, el calendario señala el 23 de Septiembre dando inicio al otoño en el hemisferio norte y la primavera en el sur, este día es conocido como el Equinoccio de Septiembre ; finalmente un último cuarto de vuelta y ya se tiene a la esfera terrestre en la posición inicial y ha transcurrido un año.

Respecto al aspecto simbólico o exotérico del tema, en algunos tratados masónicos se ha querido representar al sol en el centro de la logia, en el lugar que ocupa el ara donde se encuentra el V:.D:.L:.S:. que contiene la luz de la verdad y a los HH:. ocupando diferentes posiciones durante su vida masónica como las diferentes posiciones que ocupa la tierra en su movimiento alrededor del sol.

En el rito Escocés Antiguo y aceptado, se inicia el año masónico en el Solsticio de Junio y tienen a San Juan Bautista como su patrono y en el Rito de York se inicia el año masónico en el Solsticio de Diciembre y tienen como su patrono a San Juan Evangelista y durante estas fechas se renuevan los cargos en dichos ritos.

Respecto a la parte esotérica del tema, esta se puede ver desde diferentes ópticas, ya que la verdad es infinita en el espacio y eterna en el tiempo y nadie se puede considerar conocedor absoluto de ella por lo que el masón debe ser, en esencia un libre pensador, por tal razón, en mi especulación, traté de conciliar los conocimientos de la filosofía hermética, llamada así por ser Hermes Trismegisto su principal propulsor hacen mas de 7000 años, la numerología pitagórica y los de la tradición Judeo Cristiana a la que pertenece mi religión y la religión de casi todos nosotros. El fundamento de este intento de conciliación radicó en la creencia de que la verdad absoluta, siendo infinita y eterna, también debe ser unitaria por lo que sólo debe variar en su manifestación.

Al respecto, la filosofía hermética se encuentra muy bien explicada en el libro “El Kybalión” cuyo autor parece ser el mismo Hermes pues aparece con el seudónimo de tres iniciados que viene a ser lo mismo que trismegisto; con respecto a Pitágoras, se conoce que antes que filósofo fue un gran iniciado que sostenía que . "La evolución es la ley de la vida, que el número es la ley del universo y la unidad la ley de Dios" y finalmente nuestra tradición religiosa contenida en el V:.D:.L:.S:. en cuyas páginas encontramos frecuentemente aspectos del hermetismo y la numerología.

En principio, primero debemos comprender que la tierra y toda la vida que hay en ella dependen total y absolutamente del sol por lo que muchas civilizaciones de la antigüedad lo consideraron como Dios; al respecto el faraón Aknaton IV llamado el faraón hereje abolió el politeísmo en Egipto para adorar a un solo Dios, coincidiendo con los Incas al considerar al sol como la expresión más visible de dicho Dios y de su amor hacia los hombres.

Respecto a los Solsticios, no conociéndose cuando y en que punto de su órbita inició la tierra su giro alrededor del sol, los dos ritos hacen muy bien cuando le dan la misma importancia a ambos, ya que la masonería debe trabajar para que la dualidad en la que se manifiesta la verdad sea unitaria; dualidad que se pone en evidencia principalmente en estas fechas, ya que mientras en un Solsticio se da el invierno, en su opuesto se da el verano, y si en un equinoccio se da la primavera, en su opuesto se da el otoño, pero estas extremas posiciones de la tierra, convergen a la unidad del sol que le da vida pues el sol siempre está al centro como debe estarlo la verdad que busca la masonería respecto a los extremos humanos. Así lo plantea también en su principio de polaridad la filosofía hermética, cuando sostiene que: “Todo es doble; todo tiene dos polos; todo su par de opuestos; los semejantes y los antagónicos son lo mismo; Los opuestos son idénticos en naturaleza pero diferentes en grados; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse”.
La expresión geométrica y numerologica de lo manifestado sería que la unidad o uno para nuestro sistema planetario es el sol y sus efectos estacionales extremos en la tierra son el Verano y el Invierno los que representan la dualidad o dos de toda manifestación material. Desde estas dos posiciones extremas de la tierra, es posible trazar una recta desde su hemisferio norte y otra desde su hemisferio sur para unirse con el sol formando un triángulo o tres que representa la unificación o conciliación de dicha manifestación material; conciliación que nos permite afirmar que, para el G:.A:.D:.U:., la vida siempre estará manifestada en los dos hemisferios de la tierra, cualquiera sea él Solsticio en la que esta se encuentre. Esta conciliación está hermosamente simbolizada en nuestras logias ya que la columna “B” y la columna “J” representan al Norte y Sur de la tierra respectivamente, y desde ambas columnas se puede confluir a la verdad contenida en el ara ubicada en el centro de la logia formando un triángulo. Tal confluencia se puede realizar en cualquier logia masónica del mundo, cualquiera sea el hemisferio en la que se encuentre y cualquiera sea su rito.

La lección esotérica y masónica que podemos tener
de la trinidad conciliando los extremos, es que cualquier posición, por más antagónica que parezca y que pueda dividirnos entre los hermanos de la orden, debemos conciliarla buscando juntos la verdad.

Pero así como todo se manifiesta en pares de opuestos, que en el caso de las estaciones de nuestro planeta lo constituyen el Verano y el Invierno y la Primavera y el Otoño; en la creación también se da el equilibrio ya que, en su sabiduría y justicia infinitas, el G:.A:.D:.U:. le da al hombre dos Solsticios opuestos y de climas extremos y dos Equinoccios de climas intermedios en los que todo parece equilibrarse para la vida. Este equilibrio puede representarse con un cuadrado o cuatro.La lección masónica que nos dan los dos Solsticios y los dos Equinoccios opuestos, es que, como hermanos, siempre debemos buscar el equilibrio en forma consciente, a pesar de nuestras diferencias, no dejando que la naturaleza de las cosas lo haga de todas maneras pero a costa de amargas lecciones para nuestra orden.

Así mismo, en su movimiento de traslación alrededor del sol y que dura un año, la tierra va ocupando doce espacios diferentes que desde la antigüedad se denominan zodiacos los que se cree que influyen en las diferentes personalidades de los seres humanos según el signo zodiacal en el cual han nacido, sin embargo, estas diferencias humanas no harían mas que evidenciar que la verdad, también se puede manifestar en la diversidad pero que, por una mayor comprensión y tolerancia se pueden unificar así como los zodiacos siempre se unifican en el sol. Efectivamente, al igual que la conciliación de los solsticios con la unidad solar, de esa misma manera se pueden trazar rectas desde cada una de las doce posiciones zodiacales representadas en nuestras logias, para hacerlas confluir con el ara que, en este caso, representa el amor que el G:.A:.D:.U:. proporciona a todos por igual, cualquiera sea su raza, cultura, personalidad, etc. Esta conciliación se puede representar también por la suma cabalística del doce sumando uno más dos igual tres, que jústamente representa la conciliación de la diversidad humana en la unidad del amor de Dios.La lección masónica que nos dan los doce signos zodiacales confluyendo hacia el sol es que, conforme lo juramos siempre, debemos luchar como hombres de buena voluntad para que a pesar de las diferencias humanas haya paz en la tierra para la gloria de Dios en las alturas.

También es posible que el ser humano realice la unidad dentro de sí, siendo necesario para ello, conocerse a sí mismo, tal como lo proponían en la antigüedad los iniciados helenos cuando decían “Gnoti Seauton” y luego los latinos “Noscete Ipsum” que significa justamente “ Conócete a ti mismo”.

Para tal fin debemos tener en cuenta que somos seres duales, es decir, que estamos compuestos de una parte material y de otra parte espiritual cuyas naturalezas son antagónicas, por lo que tenemos planteada la lucha interna que atormenta nuestra vida en la tierra. Por tal razón, aun cuando alcancemos el sublime grado de M:.M:., podemos perdernos entre la escuadra que representa la materia y el compás que representa el espíritu .La armonización de los reclamos de nuestro espíritu y los reclamos de nuestra parte física, se puede lograr, al igual que como nos no enseñan los solsticios opuestos, si escuchamos al M:.S:. de nuestra consciencia para que nos haga ver sin engaños nuestra dualidad y para que nos ayude a hacer confluir nuestros opuestos hacia el amor, amor que todo lo perdona, desde nuestros propios errores y el de nuestros semejantes, y que todo lo disuelve dentro del amor sin limites al G: .A:.D:.U:. Por tal razón, como dijimos, el amor es la piedra filosofal para lograr nuestra armonía mediante la transmutación gradual de nuestro ser hasta lograr la unidad en Dios.

Por otra parte, por el hecho de que el Rito Escocés Antiguo y Aceptado tenga por patrono a San Juan Bautista y el de York a San Juan Evangelista, se puede pensar no sólo en la unidad de la verdad, sino también en su eternidad; ya que mientras San Juan Evangelista anunciaba la llegada de la luz de la verdad que traería a la humanidad Jesús el Cristo desde antes de su prédica, San Juan Evangelista proclamaba la necesidad de que la humanidad viva en dicha verdad después de que fue predicada y anuncia la forma en que dicha verdad triunfara en el final de los tiempos en su libro del Apocalipsis, por lo que tácitamente los dos juanes han realizado la unidad de su mensaje en Cristo, quien visto así, representaría la luz de la verdad que es unitaria y eterna en el G:.A:.D:.U:.

A su vez, los solsticios producidos por el movimiento de la tierra alrededor del sol o traslación, pueden servirnos además para comprender el sentido de nuestra vida en la tierra, sentido que esta contenido en la filosofía hermética en su principio del ritmo cuando nos dice: “ Todo fluye y refluye; todo tiene sus periodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es compensación”

Efectivamente, aun cuando no conocemos donde inició la tierra su movimiento como se dijo, podemos asumir, que cuando la tierra inició su traslación alrededor del sol, en un hemisferio se dio el verano y en el opuesto el invierno en una dualidad de opuestos que se repite hasta ahora.; Por tal razón podemos internalizar también el ejemplo que nos da la creación, especulando, sólo para los efectos esotéricos que buscamos, que el verano simboliza nuestro nacimiento a la vida material en el que vimos por primera vez la luz del sol y que según Einstein no es mas que la sombra de la luz verdadera.

Esta simbología puede sustentarse en el hecho de que en el verano percibimos con mayor intensidad la luz y el calor del sol, luz y calor que necesitamos como necesitan los niños, la luz y el calor de la experiencia y el amor de sus padres para dar inicio en forma segura a su nueva vida, por lo que cualquier tarea que emprendamos para encontrar la verdad, debemos iniciarla, con el máximo de buena fe o sinceridad, igual que los niños, para ser más receptivos a la luz que podamos hallar en nuestra amada orden o en cualquiera otra institución o enseñanza que trabaje para tal fin.

En la doctrina cristiana esta verdad fue anunciada también cuando Jesús el Cristo les dijo a sus apóstoles: “ Dejad que los niños vengan a mí pues de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 19,14 y 15), significando que la luz de la verdad no podrá ser alcanzada ni por los hipócritas, ni por los soberbios ni por los duros de corazón, sino por los que, al igual que los niños, son sinceros, humildes y alegres en su esfuerzo para merecerla.

Sin embargo, después de nuestro nacimiento a la luz material del sol simbolizado por el Verano, sigue en su inexorable ritmo la inevitable muerte representada simbólicamente por el invierno el que, en nuestro hemisferio se inicia en el Solsticio de Junio; así el principio del ritmo presente en la sucesión de Solsticios y Equinoccios, nos puede permitir reflexionar sobre el ejemplo que nos da la creación al mostrarnos que luego de su nacimiento y periplo por la tierra, la vida del hombre debe llegar a su fin con la muerte; pero que sin embargo, si nuestra vida material ha girado alrededor de la verdad, después de nuestra muerte física debemos estar convencidos de que podemos renacer para continuar viviendo, ya no alrededor de la luz del sol material, sino alrededor de la luz verdadera del G:.A:.D:.U:. así como renace la vida desde las semillas cubiertas por la nieve del invierno, cuando aparece nuevamente el sol de la vida.

Si tal prodigio ocurre con una simple criatura de la creación como una semilla vegetal, ¡con cuanta mayor razón debemos esperar nuestro renacimiento, nosotros los hombres que hemos sido dotados de consciencia!.

El renacimiento a la vida espiritual después de la muerte física lo anuncio también Jesús el Cristo cuando le dijo a Nicodemo: ” De cierto de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” y De cierto de cierto te digo que el que no naciere de agua y espíritu no puede entrar en el reino de Dios” y luego “ No te maravilles de lo que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”(San Juan 3,3,5,7)

Por otra parte, los Solsticios están evidenciando que el Universo en su manifestación material, es consecuencia de una energía inimaginable, la que es capaz de mover inmensas masas como la de nuestro planeta cuya vida depende total y absolutamente de la energía solar, energía que proviene de una energía que el sol toma de otro centro energía más grande en la galaxia y esta de otro más grande aun del Universo, y este de la Luz eterna e infinita del G:.A:.D:.U:., la que proviene de su pensamiento, pensamiento que proviene de su amor y amor que proviene de su espíritu.

Por ello, debemos comprender las lecciones que nos da el Universo, entre ellas, el significado que los solsticios pueden tener en nuestras vidas, comprensión que nos permitirá disponer de una puerta mas para que nuestro espíritu nos abra el conocimiento de lo profundo de Dios, como lo anunció San Pablo en su primera epístola a los Corintios cuando les escribió lo siguiente: “Hermanos, hablamos entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo, ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al señor de la gloria, sino como esta escrito, ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que le aman, y Dios nos lo ha revelado por el espíritu; el espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios”

Así pues, nuestro acercamiento a la verdad sólo será posible si dejamos que nuestro espíritu guíe a nuestro ser, primero a usar nuestra energía para vivir en armonía con las leyes cósmicas, luego a irradiar la luz de la verdad que podamos obtener hacia nuestros semejantes sin egoísmo aunque ello nos cueste la cruz, luego a tener el pensamiento puesto permanentemente en el G:.A:.D:.U:., en su creación y en el conocimiento de nosotros mismos, luego a expresar nuestro amor en permanente gratitud al amor divino que nos regala su luz y calor a través del sol, y a brindar dicho amor a nuestros semejantes. Creo pues que vivir de tal manera significará la posibilidad de transmutar gradualmente nuestro ser por el encuentro también gradual del amor de nuestro espíritu con el amor del G:.A:.D:.U:.

Por tal razón debemos estar convencidos de que el amor a Dios y a nuestros semejantes es la piedra filosofal para transmutar nuestro ser mortal a un ser trascendente; por ello cuan cierta es la parte de nuestra ceremonia de adelanto a M:.M:.S:.S:, en la que el V:.H:.Int:.nos recuerda que cuando toda la humanidad se resolvió a decir “ ama a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”; todos, a una voz, desde él mas ilustrado hasta él más sencillo, le respondieron y le responderán eternamente: “ Eso es verdad”.

Dicha transmutación será más factible si tenemos en cuenta también el principio de la filosofía hermética de correspondencia que dice: “ Así como es arriba, así es abajo”

Efectivamente, desde la antigüedad ya se conocía que la organización planetaria del macrocosmos en el que alrededor de una estrella o sol giran los planetas, también se da en el microcosmos en el que alrededor de un átomo giran los electrones, positrones, neutrinos, etc. Los filósofos griegos Leucipo y Demócrito, hace casi 3000 años ya intuían que la última manifestación de la materia es el átomo, y que a partir del átomo ya todo es energía.

Tal organización planetaria existe en cada átomo de nuestro ser por lo que podemos considerarnos como galaxias en las que la energía de cada uno de nuestros átomos nos llega desde el sol; si tenemos en cuenta esto, podemos comprender porqué en cada átomo se producen también solsticios que determinan su vida y su muerte como necesidad para su renovación, porque la renovación es vida y la vida es renovación.

Así, con tal conocimiento, podemos facilitar nuestra transmutación, hasta lo mas profundo de la organización planetaria de nuestro ser, hasta sentir que estamos en el universo y que el universo está en nosotros; es decir, que estamos por el amor, dentro del pensamiento del G:.A:.D:.U:. y que el está dentro de nosotros, como lo anunció Jesús el Cristo cuando dijo: "Que todos sean uno como tu, Padre, tu estás en mi, y yo en ti. Sean también uno en nosotros: así el mundo creerá que tu me has enviado. Esa gloria que me diste, se la di a ellos, para que sean uno, como tu y yo somos uno. Así seré yo en ellos y tú en mi, y alcanzarán la perfección en esta unidad (San Juan 21,22 y 23). Tal es, sin lugar a dudas la finalidad de nuestra existencia.

Para terminar, creo que vale la pena meditar con libertad en los hermosos ejemplos que nos da por doquier la creación, entre ellos, los Solsticios, a fin de lograr no sólo nuestra realización masónica sino principalmente, para ayudar a la humanidad a encontrar su Libertad, su Igualdad y su Fraternidad conforme lo propone nuestra hermosa trilogía, pero teniendo en cuenta que la verdadera libertad, tanto individual como la de la humanidad, solo será posible si nuestra vida individual y nuestra lucha por la humanidad giran alrededor de la verdad cuya diversidad debemos unificarla comprendiéndola con tolerancia y amor, así como los Solsticios extremos y los Zodiacos diversos se unifican en el sol. Tal es la promesa de Jesús el Cristo cuando dijo: “ Sólo la verdad os hará libres”. ( San Juan 8, 32).

martes, junio 13, 2006

APERTURA DE LOS TRABAJOS

APERTURA DE LOS TRABAJOS
MASONIC PAPERS
LEON ZELDIS


Rito Escoces AA y AA

Los rituales masónicos deben ser estudiados en tres niveles: el primero, el texto con su significado corriente, que constituye lo que podríamos llamar el sentido exotérico del ritual; segundo, a través del significado simbólico de los términos y objetos que figuran en el texto; tercero, el nivel esotérico, para cuya comprensión es necesario estudiar las alusiones a tradiciones místicas y esotéricas incorporadas en nuestros rituales.

El Ritual de Apertura, pese a ser sumamente sencillo en su forma, si lo comparamos con los rituales de las distintas ceremonias de recepción de grado, tiene un importante significado filosófico, no siempre cabalmente comprendido.
La primera pregunta que cabe hacerse es, por qué se necesita un ritual de apertura? La tenida, después de todo, es una especie de sesión. En otras organizaciones, compañías, parlamento, sociedades, el presidente de la sesión procede a abrirla directamente, sin ningún ritual especial. El Venerable de la Logia seguramente sería capaz de decir, sin mayores rodeos, “se abre la sesión”, o “la tenida”, dar un golpe de mallete, y proceder a la lectura del acta.

Las explicaciones que voy a dar, vienen a demostrar la necesidad del Ritual de Apertura, y la diferencia que existe entre una Tenida masónica y una sesión corriente. La Tenida es una reunión de trabajo, y el trabajo masónico es esencialmente simbólico y filosófico.

El Ritual de Apertura marca la transición entre el mundo profano y el mundo sacramental, transición necesaria para poder realizar trabajo masónico. La Logia trabaja dentro del Templo Masónico, un lugar que ha sido Consagrado en una ceremonia especial, es decir, se ha transformado en un lugar Sagrado. La Logia trabaja en un lugar sagrado, y en un tiempo sagrado, como veremos a continuación.

Como en todos los estudios del simbolismo, las interpretaciones que propongo no constituyen una norma. Se trata de mi interpretación personal. Cada hermano está libre de buscar su propia interpretación y llegar a sus propias conclusiones, que pueden o no estar de acuerdo con las mías.

La primera palabra que pronuncia el Venerable Maestro para abrir los trabajos es “Silencio” - “Silencio en Logia, mis Hermanos”. Es imposible exagerar la importancia de este hecho. Por una parte, el Venerable llama al silencio físico, la ausencia de ruido, para permitir que los hermanos se concentren en las palabras que van a seguir. Hay que guardar silencio por respeto al Venerable, por respeto a la Orden, por respeto a nosotros mismos, en momentos en que vamos a reintegrarnos a la gran cadena fraternal después de estar dispersos en el mundo profano durante varios días.

Pero no sólo el silencio físico es al que exhorta el ritual, lo que se pide es acallar el tumulto de pensamientos y pasiones que revolotean en la mente, la algarabía de ideas, sentimientos, impresiones y recuerdos que chocan caóticamente y obstaculizan el enfoque de nuestra conciencia para ejecutar el trabajo masónico. Sin imponer orden en este caos, ningún trabajo efectivo es posible. El silencio mental es no menos importante que el silencio físico. Un lema del Rito Escocés es “Ordo ab Chao” - el orden en vez del caos.

El primer deber de los Masones reunidos en Logia es verificar que están a cubierto de la indiscreción de profanos. ¿Qué significa que la Logia está cubierta, o a cubierto? Generalmente, se supone que buscamos una simple confirmación de que las puertas del Templo están cerradas. En realidad, significa que detrás de la puerta hay apostado un hermano cuya misión es cuidar el acceso al Templo, impidiendo el ingreso de cualquier curioso o intruso. Este hermano lleva el título de Guardián Externo o Retejador. ¿Por qué retejador? Conocemos la leyenda, según la cual los Masones se reunían en recintos con techo de tejas. El Retejador levantaba una teja para observar si se acercaban profanos, reponiendo luego la teja en su lugar - retejando la Logia.

Profano, significa literalmente “fuera del Templo”.
El hermano Retejador cubre el Templo desde el exterior. Por eso, cuando se le pide a un hermano que salga del Templo, se le pide “cubrir el Templo”. El Retejador es también llamado cubridor en francés (Couvrer). Pues bien, si estamos a cubierto, significa que estamos protegidos, defendidos. Es lo que sucede cuando la Logia está reunida. Nos defendemos mutuamente contra la incomprensión, el fanatismo y la ignorancia que imperan en el mundo profano.

El segundo deber del Masón es verificar si todos los presentes son Hermanos. Esta verificación no se hace preguntándole a los Hermanos si son masones, sino observando su comportamiento. Cada hermano demuestra su calidad de Masón por la señal que hace, es decir, por su comportamiento.

En otro punto del ritual, se hace la pregunta, “¿Sóis Masón?”, y la respuesta es “Mis Hermanos me reconocen como tal”. ¿Cómo se reconoce al Masón? No es por una insignia, ni por un anillo, ni por medallas. Se reconoce por signos, toques y palabras. Es decir, por su comportamiento (los signos), por la forma de tratar con los demás (toques), y por su forma de hablar (la palabra).

El Venerable pide ponerse al Orden. La posición al orden está compuesta por tres elementos: la posición de las manos, de los pies, y el saludo con que se termina o “descarga” la posición. No se mantiene posición al orden estando sentado, ni caminando, excepto al entrar con la marcha del grado, cuando el hermano que llega atrasado debe prepararse a saludar a las luces del taller.

¿Por qué al orden, y no a la orden, como los militares? Porque el ritual nos incita a “guardar el orden”, es decir, ordenar nuestros pensamientos, nuestros actos y nuestras palabras. No estamos “a las órdenes” de nadie, sino de nuestras propias conciencias.
Al comienzo de los Trabajos, nos ponemos todos de pie y al orden, todos, desde el Gran Maestro, si está presente, hasta el más joven aprendiz. Todos debemos recordar que desde ese momento, debemos actuar siguiendo los dictados de la razón, y no de las pasiones.

El Venerable conduce ahora un diálogo con los oficiales principales de la Logia. Comienza con los que están más cerca suyo, el Orador, el Secretario y el Maestro de Ceremonias, verificando que las condiciones preliminares para que los trabajos de la Logia sean regulares se hayan cumplido. Tienen que haber por lo menos siete hermanos presentes, todos deben llevar el mandil, etc. El número 7 tiene gran significado esotérico. En seis días creó Dios el mundo, y en el séptimo descansó. Por eso hay siete días en la semana, así como hay siete planetas (en la astronomía antigua), siete pecados y siete virtudes, siete bendiciones, etc. Recordaremos que siete es la suma de tres y cuatro. Tres es símbolo del espíritu, y cuatro es símbolo de la materia. El siete, por lo tanto, representa la totalidad del universo.

¿Cuándo está la Logia regular, justa y perfecta? Regular, porque se reúne bajo la jurisdicción de una Gran Logia, y lo demuestra con la Carta Fundamental en exhibición. Es justa, porque hay presente un Volumen de la Santa Ley. Es perfecta, porque hay presentes siete o más hermanos.

El Venerable continúa el diálogo con otros Oficiales, recordando a cada uno su posición y sus funciones en la Logia. La ubicación de los Oficiales no es casual. Si prestamos atención, imaginando el plano de la Logia y la posición de los Oficiales, veremos que las tres luces del Taller - el Venerable y los dos Vigilantes - forman un triángulo. El Maestro de Ceremonias y los dos Expertos forman otro triángulo, y los dos juntos representan una estrella de David.

En las logias que trabajan con el Rito York, en el Ritual de Apertura se menciona que en la Logia hay siete Oficiales, tres principales, tres subalternos, y el Guardián Externo. Nuevamente el número siete. Para llegar a ese número y no sobrepasarlo, el ritual York ignora la presencia de otros Oficiales de no menor importancia, como el Secretario, Maestro de Ceremonias, Tesorero, Capellán, etc.

Una última observación. La posición de los Oficiales en la Logia es fija, así como los planetas giran alrededor del sol en órbitas fijas. Los planetas conocidos en la antigüedad eran también siete, girando en las siete esferas del cielo.

El Venerable Maestro se sienta en el Oriente para iluminar con su sabiduría los trabajos de la Logia. En algunos rituales masónicos esta idea se expresa de forma material, encendiendo una vela en el Oriente y llevándola luego a tres cirios alrededor del altar, que representan las tres luces del Taller.

Hay otra frase del ritual que merece explicación. Nos reunimos aquí para “levantar templos a la virtud y cavar fosas al vicio”. En algunos rituales se dice “mazamorras” en vez de fosas, pero la idea es la misma. La actitud de la masonería ante la virtud y el vicio no es de filosofía abstracta, sino muy realista. No decimos “hay que eliminar el vicio”. Eso es imposible en el mundo en que vivimos. Los que se le exige al Masón es que tome parte activa, personal, en la lucha contra las taras psicológicas y sociales de la humanidad, que designamos alegóricamente como “vicio”. Vicio, decimos en la Iniciación, es “cuanto envilece al hombre”. El Masón no pretende borrar los vicios ni exterminarlos, sino contenerlos, encerrarlos, restringirlos de manera que su efecto nocivo sea el menor posible.

No trabaja el Masón por su propia gloria, ni la de su Logia, ni de la Masonería, sino por un ideal, simbolizado por la figura del G\A\D\U\; esta lección de humildad la recibimos en el momento mismo de abrir los trabajos, para tenerla fresca en la memoria durante todo el transcurso de la Tenida.

Al abrir el Volumen de la Santa Ley, se forma una bóveda simbólica encima del altar. La Bóveda, de forma piramidal, constituye un foco de fuerza. El magnetismo del VSL se concentra en la bóveda misteriosa y de allí se esparce llenando todo el ámbito de la Logia.

La aclamación “Huzzé” es una palabra inglesa antigua, equivalente a Hurrá o ¡Viva! Ya aparece en documentos desde el año 1573. En el idioma inglés ha caído en desuso, fuera de su empleo en Masonería.

La Tenida, dije antes, se realiza en un tiempo simbólico, consagrado. Las horas simbólicas del trabajo masónico son de Mediodía a Medianoche. Estas horas admiten diversas interpretaciones. Mediodía es el momento en que el sol se encuentra sobre el meridiano. Su luz cae directamente sobre nosotros, en posición vertical, sin producir sombra. Es la luz más plena. A esa hora trabajamos los "hijos de la luz".

El mediodía divide o biseca el día, así como la Medianoche biseca la noche. El Masón trabaja tanto de día como de noche, es decir, se es Masón durante las 24 horas del día.
Terminamos nuestros trabajos a medianoche, cuando va a comenzar un nuevo día. El tiempo sagrado toca a su fin, la hora vuelve a cero. Nosotros retornamos al mundo profano con el primer segundo del nuevo día, comenzando nuevamente nuestra vida profana renovados, ab initio. Es una alusión al proceso de muerte y resurrección expresado en la Iniciación. Como vamos a regresar al mundo profano, no podremos recibir más los sanos influjos magnéticos del VSL, y por eso al cerrar los trabajos no se forma la bóveda misteriosa.

Finalizamos le Tenida con la cadena de unión. En algunos Templos masónicos, hay una cuerda o cadena circundando las paredes, junto al techo. Representa la cadena fraternal que circunda al mundo. Si durante la tenida los hermanos usaban guantes, deben sacárselos antes de formar la Cadena de Unión. Unidos así formamos un círculo mágico, y nos retiramos reforzados por la triple aclamación de Salud, Fuerza y Unión. En otras logias se proclama Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Los Masones se retiran en paz.

EL SOLSTICIO DE INVIERNO

El solsticio de invierno
PATRICIO CANTOS OYARZÚN


INTRODUCCIÓN

El recogimiento de la semilla
Habría que ocultar el manuscrito de la realidad, de las verdades, como en la novela de Humberto Eco y envenenarnos o esperar a que alguien o algo finalmente nos salve, nos explique, nos de certidumbre frente a la vida y nos haga sentir la dulce ignorancia de la seguridad materna, el amable verano de la infancia.
Pues no es así y entonces, temblorosos, esperamos con ansias la luz, en silencio acuclillado en las sombras, premunido de un relámpago azul que desgarra la caverna.

Mil años a las puertas del templo, girando buscando el camino. La dura semilla de la flor de Lis, recogida sobre si misma, penetrada en la materia, en el nicho helado de la oscuridad, en la potencia, la flor hecha sueño, agarrada a la tierra con nueve raíces, dispuesta a crecer, a germinar, a dejar la materia, y ascender, por el camino de la escuadra y del compás, de la materia hacia el espíritu, el sol derrotado renaciendo.
Este inusual modo de iniciar el presente trabajo tiene por objeto hacer presente como el tema del solsticio, se entrelaza transversalmente con al menos cuatro diferentes campos de significado; físico, simbólico, esotérico y psicológico. Recordemos tan sólo el día de nuestra iniciación, en donde del mismo modo, la cámara de reflexiones y los tres viajes misteriosos, nos marcan la elíptica de nuestro templo interior, ¿recuerdan? caminando con nuestra mano derecha en torno al ara, yendo desde la penumbra hacia el sol y desde allí de regreso, nuevamente entre columnas.
Desarrollo

“...Y ahora permanecerán la fe, la esperanza y el amor, pero de estos tres el mayor es el amor.” (I Corintios 13 : 13)

Hoy 20 de Junio, en algunos minutos más, a las 21 horas y 48 minutos, nuestro planeta habrá pasado por el Solsticio de invierno, un punto de su órbita que está bajo la constelación de Sagitario, casi en la frontera con Escorpión.
Este día, en el hemisferio sur de la Tierra y en Chile, nos encontramos recibiendo los rayos solares con su máxima inclinación, es decir los más lejanos y los más débiles del año.
Así se entiende la Eclíptica; el círculo máximo de la trayectoria anual aparente del Sol en la esfera celeste, tal y como se ve desde la Tierra. Se denomina así debido a que los eclipses tienen lugar solamente cuando la Luna se encuentra en esta trayectoria o cerca de ella. El plano de esta trayectoria, llamado plano de la eclíptica, forma con el plano del ecuador celeste (proyección del ecuador terrestre en la esfera celeste) un ángulo de 23°27’.
Este ángulo se conoce como oblicuidad de la eclíptica y es, aproximadamente, constante durante un periodo de millones de años, aunque en la actualidad está disminuyendo a razón de 48 segundos de arco en cada siglo y disminuirá durante varios milenios hasta que alcance 22°54’, después de lo cual volverá a aumentar.

Los dos puntos en los que la eclíptica corta al ecuador celeste se llaman nodos o equinoccios (el día igual a la noche). El Sol está en el equinoccio de otoño en torno al 21 de marzo y en el equinoccio de primavera, en el punto vernal, alrededor del 23 de septiembre. A mitad de camino entre los equinoccios se producen los solsticios de verano e invierno. El Sol alcanza estos puntos en torno al 22 de diciembre y al 21 de junio, respectivamente. Los nombres de estos cuatro puntos se corresponden con las estaciones que comienzan en el hemisferio sur por esas fechas.

Los equinoccios no son fijos porque el plano del ecuador gira en relación al plano de la eclíptica; completa un giro cada 25.868 años. El movimiento de los equinoccios en la eclíptica se llama presesión de los equinoccios. Para establecer la posición real de las estrellas en un momento determinado tiene que aplicarse una corrección de presesión a las cartas celestes.
La eclíptica se utiliza también en astronomía como el círculo esencial para un sistema de coordenadas denominado sistema de coordenadas eclípticas. La latitud celeste se mide de norte a sur de la eclíptica. La longitud celeste se mide de este a oeste del equinoccio de primavera.
En astrología, la eclíptica se divide en doce arcos de 30° llamados signos del zodíaco. A estos signos, o "casas del cielo", se les da el nombre de las constelaciones por las que pasa la eclíptica. Es decir entre estas cuatro estaciones se ubican los 12 signos del zodiaco.

El Zodíaco, es un cinturón imaginario en la esfera celeste, que se extiende aproximadamente 8° a uno y otro lado de la eclíptica, trayectoria aparente del Sol sobre la bóveda celeste.
La anchura del zodíaco se determinó, originalmente, incluyendo las órbitas del Sol y la Luna y las de los cinco planetas conocidos por los pueblos de la antigüedad (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno). El zodíaco se divide en 12 secciones de 30° cada una, a las que llamamos signos del zodíaco. Comienza en el equinoccio de primavera y continúa hacia el este a lo largo de la eclíptica y cada una de sus secciones recibe el nombre de la constelación que estaba situada dentro de sus límites en el siglo II a.C. Los nombres de los signos del zodíaco son: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis.
Debido a la presesión de los equinoccios sobre la eclíptica, en un ciclo de 26.000 años, el punto Aries retrocede aproximadamente 1° en 70 años, de modo que el signo Aries, actualmente, se encuentra en la constelación Piscis. En 24.000 años, aproximadamente, cuando la retrogradación haya completado un ciclo completo de 360°, volverán a coincidir los signos del zodíaco y las constelaciones.

Se cree que los signos del zodíaco tuvieron su origen en Mesopotamia hacia el año 2000 a.C. Los griegos adoptaron los símbolos de los pueblos babilónicos y se los transmitieron a otras civilizaciones de la antigüedad.
Los egipcios asignaron nombres y símbolos diferentes a las divisiones del zodíaco. Los chinos también adoptaron la división en 12 secciones pero a los signos les dieron los nombres de rata, buey, tigre, dragón, serpiente, caballo, oveja, mono, gallina, perro y cerdo. Del mismo modo lo hicieron otras civilizaciones, como la azteca con un sistema similar.
En torno al mismo tema, está la ciencia de la Astrología, que observa, analiza y estudia las posiciones y movimientos de los astros, en especial del Sol, la Luna, los planetas y las estrellas, relacionándolos con el desarrollo de los acontecimientos que se producen en la Tierra.

Los astrólogos sostienen que la posición de los astros en el momento exacto del nacimiento de una persona y sus movimientos posteriores, reflejan el carácter de esa persona y por tanto su destino. Realizan cartas astrales llamadas también horóscopos que sitúan la posición de los astros en un momento dado, como el nacimiento de una persona, por ejemplo, y a partir de ellas emiten sus conclusiones sobre el futuro de esa persona. En una carta astral se sitúa la eclíptica, trayectoria anual aparente del Sol a través del cielo, con las doce secciones que reciben el nombre de signos del zodíaco, a cada planeta (incluyendo al Sol y la Luna) se le da un signo particular dependiendo del lugar de la eclíptica en que aparece dicho planeta y del momento en que se hace el horóscopo.

.Cada planeta representa tendencias básicas humanas y cada signo un conjunto de características humanas. Cuando los astrólogos designan a una persona por un signo determinado —como Leo o Piscis, por ejemplo— se están refiriendo al signo Solar de esa persona, esto es, al signo que el Sol ocupaba en el momento de su nacimiento.
Esta ciencia, es una práctica antigua que diferentes civilizaciones parecen haber desarrollado independientemente. Los caldeos, que vivieron en Babilonia (hoy Irak), habían desarrollado ya en 3000 a.C. una de las formas originales de la astrología. Los chinos la practicaban en el 2000 a.C. En la antigua India y en la civilización maya de América del Norte y Central se desarrollaron otras variedades. Estas civilizaciones debieron observar que determinados astros, especialmente el Sol, influían en el cambio de las estaciones y en el éxito de las cosechas.

Basándose en estas observaciones desarrollaron un sistema más amplio, en el que los movimientos de otros astros como los planetas, influían o representaban otros aspectos de la vida.
Hacia el siglo V a.C, la astrología se extendió a Grecia, donde filósofos como Pitágoras y Platón la incorporaron a sus estudios sobre religión y astronomía. Durante la edad media fue ampliamente practicada en Europa, a pesar de que autoridades cristianas como Agustín, arzobispo de Canterbury en 600 d.C., la condenaron. Hasta el siglo XVI muchos sabios consideraron la astrología y la astronomía como ciencias complementarias.

En aquella época, los descubrimientos realizados por astrónomos como Nicolás Copérnico y Galileo Galilei socavaron algunos de los fundamentos de la astrología. A partir de entonces, pocos científicos han prestado una atención seria a la astrología.
Volviendo a lo anterior, diremos que este ángulo de inclinación hace que, dependiendo de la época del año, veamos a la Eclíptica a diferentes alturas del cielo, variando entre el día y la noche. Hoy 20 de Junio, la Eclíptica llega durante el día a su punto más bajo en dirección al Norte, será el día más corto, pero durante la noche está en su punto más alto y será la noche más larga del año. En el hemisferio Norte, ha ocurrido lo opuesto, el Sol ha llegado hasta su máxima altura aparente en el cielo, sobre el Trópico de Cáncer (que actualmente está entre Géminis y Tauro).
Con estos fenómenos ocurriendo todos los días de nuestras vidas, terminamos por internalizarlos de manera simple, es decir, entendemos al verano como una estación alegre y el invierno como una triste, por el hecho de que el primero representa en cierto modo el triunfo de la luz y el segundo el de la oscuridad, sin embargo, los dos solsticios tienen un carácter un poco más profundo que lo que parece.

Si efectivamente lo miramos desde una perspectiva circular, regeneradora, descubriremos que lo que ha alcanzado su máximo potencial, no puede hacer otra cosa que decrecer de manera natural y lo que ha llegado a su mínimo no puede, al contrario, sino comenzar a crecer a continuación; por eso el solsticio de verano señala el comienzo de la mitad descendente del año, y el solsticio de invierno, inversamente, el de su mitad ascendente; y esto explica también, desde el punto de vista de su significación cósmica, las palabras que San Juan Bautista, cuyo nacimiento coincide con el solsticio estival, es decir el del verano, dice: "Él (Cristo, nacido en el solsticio de invierno) conviene que crezca, y yo que disminuya". (San Juan, III, 30.)
Del mismo modo Sabemos que en la tradición hindú, la fase ascendente se pone en relación con el deva-yâna, y la fase descendente con el pitr-yâna; por consiguiente, en el Zodíaco, el signo de Cáncer, correspondiente al solsticio de verano, es la "puerta de los hombres", que da acceso al pitr-yâna, y el signo de Capricornio, correspondiente al solsticio de invierno, es la "puerta de los dioses", que da acceso al deva-yâna.

En realidad, visto así, el período "alegre", es decir, benéfico y favorable, es la mitad ascendente del ciclo anual, y su período "triste", es decir, maléfico o desfavorable, es su mitad descendente; y el mismo carácter pertenece, naturalmente, a la puerta solsticial que abre cada uno de los dos períodos en que se encuentra dividido el año por el sentido mismo del curso solar; por lo demás, en el Cristianismo las fiestas de los dos San Juan están en relación directa con los dos solsticios y aunque nunca la hayamos visto indicada en ninguna parte, está expresado, también de algún modo en el doble sentido del nombre de "Juan".
Y decimos esto, porque la palabra hebrea hanán tiene a la vez el sentido de "benevolencia" y "misericordia" y el de "alabanza", del mismo modo que en nuestra lengua, palabras como "gracia o gracias " tienen también esa doble significación;
por consiguiente, el nombre Yahanán o más bien, Yehohanán puede significar "misericordia de Dios" y también "alabanza a Dios".

Y es fácil advertir que el primero de estos dos sentidos parece convenir muy particularmente a San Juan Bautista, y el segundo a San Juan Evangelista; por lo demás, puede decirse que la misericordia es evidentemente "descendente" y la alabanza, "ascendente", lo que nos reconduce a su respectiva relación con las dos mitades del ciclo anual, lo mismo que se expresa en el doble rostro alegre y sufriente del Dios Jano.
En relación con los dos San Juan y su simbolismo solsticial, es interesante también considerar un símbolo que aparece en la Masonería anglosajona, es un círculo con un punto en el centro, comprendido entre dos tangentes paralelas y estas tangentes se dice que representan a los dos San Juan.
Como vemos, el círculo es aquí la figura del ciclo anual, y su significación solar se hace, más clara por la presencia del punto en el centro, pues la misma figura es a la vez el signo astrológico del sol; y las dos rectas paralelas son las tangentes a ese círculo en los dos puntos solsticiales, señalando así su carácter de "puntos límite", como los límites que el sol no puede jamás sobrepasar en el curso de su marcha; y porque esas líneas corresponden así a los dos solsticios; puede decirse también que representan por eso mismo a los dos San Juan.

Este aspecto de las dos columnas se ve claramente también en el símbolo de las "columnas de Hércules"; el carácter de "héroe solar" de Hércules y la correspondencia zodiacal de sus doce trabajos.
Algunas reflexiones masónicas
“Facilis descensus Averni, noctes atque dies patet atri ianua Ditis; sed revocare gradum supersaque evadere ad auras, hoc opus, hic labor est”
(Es fácil y sencillo bajar a las profundidades del Averno, pues la tenebrosa puerta del sepulcro está abierta día y noche; sin embargo el regreso hacia arriba a la clara atmósfera del cielo, pasa por un sendero duro y doloroso)
Virgilio: La Eneida VI, 126-129

Nosotros conocemos la experiencia de la cámara de reflexiones, de este duro camino interior hacia nuestro propio infierno, aislándonos hacia adentro, penetrando el centro mismo de las cosas para entender cual es la esencia de las cosas y cual su apariencia, así en lo más profundo de nuestra ser, en la noche más larga de nuestro viaje celeste, sólo nos queda una antorcha: nuestra razón resplandeciente, que apenas ilumina algunos restos óseos, que figuran otra realidad, la verdad brutal, privada del velo de las ilusiones, en el fondo del V.:I.:T.:R.:I.:O.:L.: alquímico:
“Visita Interiora Térrea Rectificando Invenies Occultum lapidem” (visita el interior de la tierra y rectificando –por purificaciones- encontraras la piedra oculta de los sabios).
Entonces en la noche más larga descubrimos la piedra filosofal, nuestra piedra cúbica francmasónica, sustento de las certezas que requiere el espíritu, roca firme, angular y cristalización salina de nuestro YO y de la construcción intelectual y moral que constituye la gran obra.

Respecto de lo anterior, bástenos recordar de nuevo los misterios de Eleusis y Ceres, en donde el recipiendario, el iniciado, era símbolo de la semilla en la tierra, que sufriendo la putrefacción da origen al nacimiento de la flor de oro y a su proceso de individuación nacido desde sus propios sueños arquetípicos.

Conclusiones

QQ.:HH.: ya preparados para los tres cantos del gallo, que anuncian el fin de la noche y el triunfo de la luz sobre las tinieblas. Se da cumplimiento al proceso, a la etapa ascendente de nuestro propio invierno interior.
Esto celebramos en nuestras fiestas solsticiales; la fé ciega, la esperanza y el amor, estas virtudes teologales que son la certidumbre de que a pesar de la oscuridad nacemos una y otra vez en la circularidad interminable de los días, los múltiples nacimientos y muertes que hemos de tener en nuestras vidas, sin más armisticio que el eterno retorno al uno/todo.
Las fiestas solsticiales son el momento simbólico en que los masones nos recogemos hacia el interior de nuestro microcosmo y advertimos nuevas verdades morales y nuevas realidades espirituales, que nos permiten continuar con la gran obra.
Así también se produce en el macrocosmo el áureo proceso de los movimientos celestes de las esferas y de la armonía con que se regenera el universo, armonía que esta en consonancia con nuestros propios acordes interiores, que resuenan en nuestro YO con la mística melodía de las esferas.

BIBLIOGRAFÍA



· Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada
Buenos Aires, Eudeba, 1969, y Barcelona, Paidós, 1996
· René Guenón
· Manual del Aprendiz
· Oswald Wirth
· Psicología y alquimia
Plaza & janes editores S.A. 1977
· Carl Gustav Jung
· Curso de Docencia para Instructores Masones
Ediciones Gran Logia de Chile, 1984
· Consejo superior de docencia masónica

· Enciclopedias

· Diccionario Enciclopédico abreviado de la masonería

· Compañía General de Ediciones S.A. México, 1955

· Lorenzo Frau Abrines

ACERCA DEL SIMBOLISMO DE LA INICIACION

Acerca del simbolismo y la iniciación
Francisco D. Miranda

"Existe una doctrina que se remonta a la más lejana antigüedad, y que, de los fundadores de conocimientos secretos y de los legisladores, ha llegado hasta los poetas y hasta los filósofos". Plutarco: Isis y Osiris
La noción de Tradición es central en la masonería y está ligada al simbolismo y la iniciación. Autores de diversas concepciones vuelven sobre la cuestión, como es el caso de Jorge Emilio Gallardo y Fernando Schwarz. Es importante analizar la cuestión a la luz de la masonería.

La Tradición es, etimológicamente, la transmisión. Es el acto de entregar, de hacer llegar; por extensión, la Tradición es lo que ha tomado un sentido más restringido, en cuanto al modo de transmisión. Quien dice Tradición dice transmisión oral y parte de la misma lo constituyen los símbolos que son signos o representaciones de esa cultura inmemorial, atesorada por el hombre y la mujer, a lo largo de su historia.

Quiere decirse que la Tradición no se da necesariamente a través de la forma de textos escritos y con la pretensión de presentarla íntegra y única, dogmática y desnuda. Las lenguas primitivas se hablaban más que se escribían y, por esta viviente actividad, tenían una fuerza y una superioridad que pertenecerá siempre a la palabra con preferencia a la escritura.
Incluso, se considera, con Carl Jung, el "inconsciente colectivo" como el depositarlo de las tradiciones milenarias de la humanidad. Pero la Tradición, como bien afirma Robert Amadou, "no es un depósito inmutable de verdades metafísicas expresadas en forma de juicio". Esas tradiciones que forman lo que denominamos Tradición, constituyen una supervivencia inconsciente en el seno de la conciencia colectiva, es una estructura mental primitiva que se ha ido transmitiendo, de generación en generación, como la "carrera de posta" de la que hablaba Hegel, donde una generación le entrega a la siguiente la llama votiva.

La memoria de la especie
El pensamiento tradicional conducirá a los individuos a participar de la memoria de la especie, transportados por expresiones diversas en cuanto al lenguaje y a su racionalización, pero idénticas en cuanto a su sentido profundo. Pasar de la intuición primitiva a la especulación racional, que se asienta sobre esa intuición, es la base de la comprensión del simbolismo masónico y tradicional, es la comprensión de una correspondencia universal.

Se admitió durante largo tiempo la idea de Lévy-Brühl que la característica de la mentalidad primitiva residía en que "los objetos, los seres, los fenómenos, pueden, de una manera incomprensible para nosotros, ser, a la vez, ellos mismos y otra cosa que ellos mismos". Pero la crítica etnológica, las nuevas concepciones psicológicas y antropolíticas, han demostrado con Piaget, Wallon y Morgenstern que las leyes que obedecen los procesos intelectuales de los primitivos no son diferentes a las que rigen el mecanismo de nuestra conciencia.

La mentalidad primitiva no es prelógica en el sentido de que los "razonamientos" de los primitivos se desarrollan siguiendo unas reglas que contradicen los principios de la lógica. El primitivo no razonaba de manera distinta a la nuestra, pero su punto de partida era distinto a los que se encuentran en la base misma de todas las filosofías actuales, de todas las concepciones modernas del mundo. Aquélla se basaba en el pensamiento mágico, la nuestra en el pensamiento racional.

Pero aún con estos cambios perduran, se mantienen en el tiempo, diversas tradiciones que han pasado de boca en boca ideas y conceptos y a veces fórmulas. Tradiciones masónicas, martinista, sufí, cabalística, gnóstica, que han transmitido doctrinas. La Orden Francmasónica es depositaria de esas tradiciones y doctrinas. Pero los ritos y doctrinas confiadas al iniciado sólo son una ayuda no dogmática, porque "no se es iniciado sino por sí mismo". Los ritos, las doctrinas confiadas al neófito sólo son una ayuda, y están destinada a que conozca, por sí mismo, el conjunto de tradiciones. Porque todas esas doctrinas que constituyen la Tradición debe ser repensado una y otra vez, por cada iniciado, quien debe participar por sí mismo del conocimiento, del cual procederá, por vía de la deducción, a edificar un sistema filosófico propio, sin moldes preestablecidos.
Max Jacob lo planteó en un escrito desprejuiciado y provocador, pero que sintetiza esta idea del conocimiento de la Tradición. Decía:

"¿Conocéis al maestro Eckart?"
Paul Petit
¿Conocéis al gran Alberto?
¿A Joachim? ¿A Amaury de Bene?
¿A Thoas, a Margarita Ebener, encinta de Cristo en carne humana?
¿Conocéis a Enrique de Suso?
¿A Ruysbrock apellidado el Admirable?
¿Y a José de Cupertino, que volaba como un dirigible?
¿Y los sermones de Juan Taulero?
¿Y al joven de las Siete Monjas, a quien se trató como a una amazona, procedente de los Cielos-universos?
¿Conocéis a Jacobo Bóehme y la Signatura Rerum?
¿Y a Paracelso el archidoxo, precursor de los rayos X?
Se conoce bien a quienes se ama, y yo los comprendo muy bien,siendo toda esa gente yo mismo, aunque no soy más que un bufón.

Nuevos aportes: Gallardo y Schwarz
Resulta de interés comprobar cómo intelectuales de diversa procedencia se acercan a, estos nudos complejos del simbolismo y la iniciación, desde el campo de la reflexión, el ensayo o la historia de las ideas.
Lo hacen Jorge Emilio Gallardo en su notable libro Raíces y letras (Idea vida, 1998) y Fernando Schwarz en Iniciación y pensamiento simbólico en el Egipto faraónico (Biblos, 1998), dos obras para una inteligente lectura.
Dice Jorge Emilio Gallardo, periodista de La Nación y ex director del Suplemento Literario:

· "El hombre pertenece al mundo esencialmente simbólico de la naturaleza. Tratase de una noción no demostrable empíricamente, sino afirmada por la Tradición que se remonta al hombre que llamamos primitivo, y que con frecuencia es nuestro contemporáneo".

· "Los estudios distinguen por sus funciones dos especies de símbolos: el convencional (tribal, o de identificación), que cumple una misión de orden social, y el ancestral y sagrado, que es el propiamente simbólico. Este último desempeña en la naturaleza y en el propio hombre una función constitutiva y de carácter religioso, en la medida que establece una alianza sagrada, sea con fuerzas infrahumanas o con potencias sobrehumanas. En efecto: El símbolo hace posible la comunicación del hombre y lo sagrado, porque su naturaleza es mediadora. Por un lado mira hacia lo divino y por otro hacia lo invisible.

· "Charles Baudelaire nos dio el regalo de su intuición al anotar, en un poema célebre, que la naturaleza es un templo por el que el hombre atraviesa en medio de bosques y símbolos de elocuencia secreta, que lo observan con aire familiar".

· "Estas son nociones habituales para el primitivo, pero que también aplican cotidianamente, trasladadas al plano virtual, el navegante, el actor de teatro, el campesino y tantos otros grupos humanos donde tradicionalmente anidan las viejas supersticiones. Entendamos el concepto de superstición como un acervo constituido por fragmentos de ritual, de tabúes, etcétera, desprendidos de sus complejos e instituciones para sobrevivir como elemento aislado".

· "El hombre no adhiere a estas nociones como a dogmas; las adquiere por la fuerza de la necesidad inmediata. La universalidad de los datos simbólicos, su perduración, su condición constitutiva de nuestras más profundas instancias individuales y colectivas, parece dar respuesta a inquietudes generalizadas sobre la eventual vigencia de las imágenes y símbolos religiosos tradicionales y, sobre la posibilidad de que esos símbolos fuesen legítimamente reinterpretados para su aplicación en el mundo presente".

Por su parte, Fernando Schwarz, expresa:
· "El proceso de iniciación de Egipto reproduce en escala humana la relación de fuerzas y los procesos de la complejidad cósmica, donde coexisten Noun y anti Noun. La iniciación rehace la cosmogonía, y por eso mismo trasciende la condición humana personal para acceder a la dimensión cósmica, al hombre universal".
· "El itinerario iniciático es un periplo que va del caos al anticaos por intermedio de Maat. El tribunal de Maat aparece como un lugar de descomposición y de recomposición, en el cual la conciencia se torna capaz de reconfigurar una nueva personalidad, capaz de vivir y de asimilar nuevas y más ricas experiencias".
· "La visión egipcia se acerca a las teorías de la complejidad enunciadas por Edgard Morin. El orden nace del desorden por intermedio de un proceso interior de organización. Todo sistema obtiene su existencia (su orden), del medio, que es desorden (caos) para el sistema en cuestión, inutilizable tal cual se presenta".
· "La iniciación, para que una persona sea integrable en una red, pasa por un proceso de desorden-orden, de muerte-resurrección.

La "muerte" iniciática hace posible surgir un renacimiento personal en el cual se desarrollarán las "revelaciones sucesivas" (dice Mircea Eliade) destinadas a formar un hombre nuevo. De eso se trata en la Francmasonería. Será necesario volver sobre estos temas.

"Nuestros pensamientos deben apuntar hacia el futuro y hacia las cosas respecto de las cuales hay algo que hacer".
"Portraitsfroni Memo" 1956 - Bertrand Russell

lunes, junio 05, 2006

LA INICIACION

LA INICIACIÓN

“El aprendiz y sus misterios”
Cap III
Dr. Jorge Adoum

32. En todas las escuelas herméticas hay una ceremonia con la cual se recibe al candidato, conocida como Ceremonia de Iniciación.
Esta ceremonia, pese a no ser comprendida por la mayoría de los candidatos, es un acto sobremanera significativo, cuya verdadera importancia está oculta tras la verdadera apariencia del velo exterior.

33. La palabra Iniciación, que viene del latín initiare, de initium, inicio o comienzo, se deriva de dos: in, hacia adentro, e ire, ir, o sea ir hacia adentro o penetrar en el interior.

34. Pero ¿quién entra y cómo se puede entrar en el mundo interno?.
De la etimología de la palabra se desprende que el significado de la Iniciación es el ingreso en el mundo interno para comenzar una nueva vida.
La Iniciación Masónica es una perla inestimable en la corona de la simbología. En la Logia hay un cuarto de reflexión, símbolo del interior del hombre. Todo ser humano, al cerrar sus sentidos al mundo externo, se encuentra en su ámbito de reflexión, aislado en la oscuridad que representa las sombras de la materia física que rodean al alma hasta la completa maduración. Ese interior oscuro es el estado de conciencia del profano que vive siempre fuera del Templo y en medio de las sombras.
Desde el momento en que el practicante comienza a dirigir la luz del pensamiento concentrado hacia su mundo interior, la Iluminación comienza a invadir su Templo, poco a poco, y el dominio de su mente equivale al aceite que alimenta a la lámpara encendida.

35. Entonces, el Iniciado es el ser que dirige su pensamiento al mundo interno o mundo del espíritu, pensamiento que lo conduce al conocimiento de sí mismo y del Universo, del cuerpo y de los Dioses que en él habitan.
El Espíritu único y Universal se diversifica en todos los seres que se hallan en el Cosmos. Estos dioses del Universo tienen sus representantes en el cuerpo humano y esos representantes se llaman átomos.
Por eso dice Hermes, y con razón: “Lo que está arriba es como lo que está abajo”. Y por eso dice Jesús: “El Reino de Dios está en vosotros”.

La Puerta de la Iniciación

36. La Puerta de la Iniciación verdadera, que conduce al Reino de Dios, en el mundo interno, es el CORAZÓN.
La Iglesia Católica ha dedicado gran parte de su culto al Corazón de Jesús y al Corazón de María, objetivando, tal vez, esa práctica para que el hombre, con el tiempo, tenga la felicidad de subjetivarla.

37. Hay una ley, corroborada científicamente, que muchos ignoran y es la siguiente: Cuando uno dirige su pensamiento hacia un punto al interior de su cuerpo, hacia allá afluye la mayor cantidad de sangre.

38. Desde que el hombre, hijo pródigo del Padre Celestial, deambula por el desierto de la materia, alimentándose de los placeres que debilitan el alma y el cuerpo, ha habido, dentro de su corazón, una voz silenciosa que lo ha llamado con insistencia para que volviera a su lar; sin embargo, el hombre, embebido en sus placeres materiales, no la escucha. El aspirante la oye y responde a su llamada cuando vuelve a su corazón.
En su búsqueda interna encuentra a ocho guías, en diferentes etapas del camino, cuya misión es conducir al Iniciado, si los sigue hasta el fin, ante el Padre, a la Unión con el Infinito.

39. El Hombre, en esta naturaleza migratoria, asciende en su centro-corazón a la estrella de Belén del Cristo nacido: entonces los tres Reyes Magos (cuerpo vital, cuerpo de deseos y cuerpo mental) deben seguir la estrella de Cristo en dirección del corazón hasta llegar al Padre.

40. El Tabernáculo en el desierto es el cuerpo humano en el mundo, es el hombre peregrino hasta la Eternidad. Este Microcosmo se mueve cíclicamente en un círculo alrededor del Dios Íntimo que reside en su interior y que es origen y meta de todo.
En el interior del Tabernáculo-cuerpo está diseñada la representación de cosas celestiales y espirituales. Es preciso venerar todas las partes del cuerpo humano y comprender todas sus realidades sublimes y gloriosas.