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martes, julio 26, 2005

LOS PLANOS DE EXISTENCIA DESPUES DE LA MUERTE

LIBRO “EL SER HUMANO”, ESPECULACIONES SOBRE SU MISTERIO (ENVIO 31)
Roger Jordán Palomino


Los planos de existencia después de la muerte.

Para el fin indicado se hará empleo nuevamente del razonamiento hermético que se presentó en la segunda parte de este trabajo ya que, como se expresó, en el instante mismo de la expiración, se produce un proceso de descondensación de la materia hacia los elementos que la constituyen; descondensación que se realiza mediante la dialéctica de la purificación, que será tanto más dolorosa cuanto más se hayan consolidado en el ser las imperfecciones que dificulten el retorno del Alma a su origen. Esta dialéctica no es mas que una forma en la que se da la dialéctica de la transmutación de la que se ha venido tratando anteriormente.

Así pues, si la materia es energía condensada, al descondensarce la materia, volverá a ser energía, y al descondensarce esta, volverá a ser luz, y al descondensarce esta, volverá a ser pensamiento, y al descondensarce este, volverá a ser amor, y al descondensarce este, volverá a ser espíritu que es la primera manifestación de Dios.

Con el razonamiento anterior, hecho sobre la base del razonamiento de la Filosofía Hermética expuesto en la segunda parte, puede resultar comprensible la naturaleza de los planos pluridimensionales en los que se realizarán los procesos necesarios para la evolución de la humanidad, y a los que va y actuará el Alma-Personalidad después de la muerte del ser humano como se verá.

El Alma-Personalidad, al salir del cuerpo y según la preparación para la muerte del ser y la evolución espiritual de este, puede sufrir un trauma inicial, producido por su desencarnación y el impulso del Alma para retornar inmediatamente al seno de la que salió al nacer el hombre, es decir directamente al Espíritu de Dios; pero el Yo o Ego adosado a esta Alma-Personalidad ya descarnada, puede frenar a esta en dicho impulso inicial de retorno a su fuente, obligándola a regresar al plano dimensional que le corresponde según su evolución al momento de morir el ser.

Por esta razón, muchas personas que clínicamente habían sido declaradas muertas y luego resucitaron por así decirlo, coinciden en su experiencia, cuando manifiestan haber ingresado a una especie de túnel de mucha luz; suponiéndose que esta es la experiencia inicial del Alma-Personalidad recién desencarnada, es decir, el de ingresar al túnel de las primeras luces del pensamiento de Dios para descender luego, por el lastre del Yo, al plano que realmente le corresponde según su evolución y que tiene que superar mediante la purificación dialéctica como se dijo; este retorno del Alma-Personalidad se debe casi siempre al terror que siente el Yo o Ego adosado al Alma a una luz a la que no está preparado a recibir.

Como se expresó, en cada plano dimensional en el que se ubicará el Alma-Personalidad, se debe establecer un proceso dialéctico de lucha y transmutación para superar dicho plano y alcanzar el siguiente; El tiempo de existencia en estos planos dimensionales, dejará de tener sentido pues el tiempo es inherente sólo a los fenómenos del plano de la materia o de lo que se llama vida.

En esta parte, es útil recordar lo que se expresó en la Segunda parte, de que la asociación del Alma con el cuerpo era más evidente en los denominados centros, y que estos eran cinco; tres con mayor presencia del cuerpo que son los Centros Sexual, Motor e Instintivo; y dos con mayor presencia del espíritu que son los centros de la Razón y de la Emoción.

Debemos recordar también que la vida continua luego de la muerte física por lo que el proceso dialéctico de evolución debe seguir pero sin un cuerpo, pues es ley de la creación, la evolución; y porque nada puede regresar al Espíritu de Dios sino ha logrado antes su total purificación.

Debemos recordar asimismo la numerología que simboliza la evolución del ser pero en otras condiciones; veamos: el Cero representa lo absoluto no manifestado; el Uno, la monada ideada no manifestada dentro de lo absoluto; el Dos la dualidad resultante de la mónada espiritual manifestada en la materia; el Tres, el Yo o Ego con capacidad de recibir a la Consciencia de Sí proveniente del Alma y, en consecuencia, a la dualidad del ser ; el Cuatro, el Perfecto Equilibrio logrado por la Voluntad para romper la dualidad; el Cinco, la Perfecta Armonía, cuando por el perfecto equilibrio se logra la armonización de los cinco centros; el Seis, la Santidad, cuando por la Perfecta Armonía el ser puede sentir claramente a Dios por medio del Alma a través de la Intuición que actúa como un sexto sentido; el Siete, la Perfecta Sabiduría, cuando por sentir permanentemente a Dios se conocen todos los secretos de la creación representada en las siete notas del Teclado Cósmico; el Ocho, la Cristificación o el amor infinito a toda la creación por el conocimiento absoluto de esta; el Nueve, la muerte definitiva a la vida material por el amor a la verdad de la creación; el Diez, el renacimiento a un nivel superior cuando el Alma hace suyo el Cero del absoluto por haber muerto por este.

Si el ser ha logrado en vida sólo un Yo evolucionado principalmente sobre la base de los centros Sexual, Motor e Instintivo, la lucha se establecerá entre el Alma que quiere retornar a su fuente divina y el Yo que quiere quedarse a continuar viviendo cerca de las apetencias inarmónicas cercanas a estos centros; el sufrimiento de este Yo será atroz pues, al no existir ya un cuerpo mediante el cual pueda satisfacer dichas apetencias, estas se irán extinguiendo, por decirlo de alguna manera, de inanición; quedando de este Yo o Ego, sólo lo que es armónico y afín al Alma, la que ayudará a este proceso de purificación con la Consciencia de que la dualidad ya no puede darse mas en este plano de existencia; así el Alma-Personalidad, luego de haber eliminado todas las inarmonías provenientes de los Centros Motor, Sexual e Instintivo, podrá ingresar recién al plano superior en el que todo es energía.

La dialéctica en este superior plano de la energía, se dará entre las energías negativas del Yo o Ego generadas en su centro Emocional, tales como las bajas pasiones de la envidia, el odio etc. y las positivas del Alma; resultado de esta lucha, luego de grandes sufrimientos, por no poder descargar ya sobre sus semejantes dichas pasiones, la gradual destrucción de todas las energías negativas no afines a la naturaleza del Alma, la que ayudará en este proceso de purificación con la Voluntad, consolidando el equilibrio emocional necesario al siguiente plano que es el de la luz.

Desaparecidas ya las apetencias materiales inarmónicas y las bajas pasiones, la dialéctica de evolución en el plano de la luz se dará inicialmente por la lucha en el Centro de la Razón entre los pensamientos positivos del Alma, provenientes de la Mente Universal y los pensamientos negativos provenientes del Yo o Ego, los cuales irán extinguiéndose por no existir ya las apetencias y pasiones negativas que los sustentaban.

Extinguidos los pensamientos impuros se accederá a una mayor luz, y la dialéctica de purificación continuará mediante la lucha entre los razonamientos falaces y relativos que tanto preocuparon al ser mientras vivía y la verdad absoluta, la que, una vez poseída, permitirá al Alma-Personalidad apreciar plenamente la luz de este plano, comprendiendo el Yo o Ego por fin, que ha logrado la Perfecta armonía, quedando lista el Alma-Personalidad para pasar al siguiente plano que es del Pensamiento de Dios que originó la luz.

La dialéctica de purificación para dejar el plano de la materia y alcanzar sucesivamente los planos de la energía y luego el de la luz, han supuesto procesos dolorosos al Yo o Ego por lo que, es posible que, por tal razón, la Religión llame Purgatorio a estos planos. A partir del plano de la luz, se inician otros planos superiores en los que los procesos de ascenso ya no serán de purgación dolorosos sino de comprensión gozosos por lo, es posible que la Religión, por esta razón, denomine cielos o paraísos a estos nuevos planos.

Continuando con el proceso de evolución del Alma-Personalidad, el primer plano de comprensión es el del pensamiento de Dios como se expresó, plano al que sólo se puede acceder con la luz plena de la verdad absoluta; en este plano se contemplará y se comprenderá la grandeza del Creador y de sus obras, por lo que se logrará ir penetrando mas y más en lo “Profundo de Dios” como lo dice San Pablo en su primera carta a los Corintios según se indicó en la primera parte de este trabajo en la parte correspondiente a la Religión. La existencia en este plano corresponde a la Santidad como se expresó.

Luego del plano de la Santidad, el Alma-Personalidad logrará la Perfecta Sabiduría por conocer lo profundo de Dios, pudiendo ingresar al siguiente plano de comprensión que es el plano del amor ya que, luego de haber comprendido plenamente la grandeza del Creador y su obra mediante la Perfecta Sabiduría, no tiene otra alternativa que amarlos infinitamente logrando el plano siguiente que es de la Cristificación.

Lograda la Cristificación que supone el amor infinito a Dios y a toda la creación, el Alma-Personalidad está lista para cumplir como avatar, una misión de redención en la raza humana, tal como la cumplió Jesús el Cristo, o de ingresar al Espíritu de Dios con el cual se confundirá eternamente, pero después de haber logrado la experiencia de la vida y de vencer a la muerte tal como lo dice San Pablo: “ ¿Dónde está, oh muerte tu aguijón?, ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? “( 1 Corintios 55).

Es posible que San Pablo se esté refiriendo a los planos gozosos que se acaban de describir como a los tres cielos cuando dice en la Biblia: “ Conozco a un hombre en Cristo que hace catorce años (sí en el cuerpo no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco al tal hombre (sí en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe). Que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no se es dado al hombre expresar, (2 Corintios del 2 al 4).

Es desde los planos de purgación dolorosos y de comprensión gozosos que se acaban de ver, particularmente de los últimos, que el Alma-Personalidad podrá participar en la evolución de la humanidad según los procesos sobre los cuales se especulará a continuación.