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martes, junio 13, 2006

ACERCA DEL SIMBOLISMO DE LA INICIACION

Acerca del simbolismo y la iniciación
Francisco D. Miranda

"Existe una doctrina que se remonta a la más lejana antigüedad, y que, de los fundadores de conocimientos secretos y de los legisladores, ha llegado hasta los poetas y hasta los filósofos". Plutarco: Isis y Osiris
La noción de Tradición es central en la masonería y está ligada al simbolismo y la iniciación. Autores de diversas concepciones vuelven sobre la cuestión, como es el caso de Jorge Emilio Gallardo y Fernando Schwarz. Es importante analizar la cuestión a la luz de la masonería.

La Tradición es, etimológicamente, la transmisión. Es el acto de entregar, de hacer llegar; por extensión, la Tradición es lo que ha tomado un sentido más restringido, en cuanto al modo de transmisión. Quien dice Tradición dice transmisión oral y parte de la misma lo constituyen los símbolos que son signos o representaciones de esa cultura inmemorial, atesorada por el hombre y la mujer, a lo largo de su historia.

Quiere decirse que la Tradición no se da necesariamente a través de la forma de textos escritos y con la pretensión de presentarla íntegra y única, dogmática y desnuda. Las lenguas primitivas se hablaban más que se escribían y, por esta viviente actividad, tenían una fuerza y una superioridad que pertenecerá siempre a la palabra con preferencia a la escritura.
Incluso, se considera, con Carl Jung, el "inconsciente colectivo" como el depositarlo de las tradiciones milenarias de la humanidad. Pero la Tradición, como bien afirma Robert Amadou, "no es un depósito inmutable de verdades metafísicas expresadas en forma de juicio". Esas tradiciones que forman lo que denominamos Tradición, constituyen una supervivencia inconsciente en el seno de la conciencia colectiva, es una estructura mental primitiva que se ha ido transmitiendo, de generación en generación, como la "carrera de posta" de la que hablaba Hegel, donde una generación le entrega a la siguiente la llama votiva.

La memoria de la especie
El pensamiento tradicional conducirá a los individuos a participar de la memoria de la especie, transportados por expresiones diversas en cuanto al lenguaje y a su racionalización, pero idénticas en cuanto a su sentido profundo. Pasar de la intuición primitiva a la especulación racional, que se asienta sobre esa intuición, es la base de la comprensión del simbolismo masónico y tradicional, es la comprensión de una correspondencia universal.

Se admitió durante largo tiempo la idea de Lévy-Brühl que la característica de la mentalidad primitiva residía en que "los objetos, los seres, los fenómenos, pueden, de una manera incomprensible para nosotros, ser, a la vez, ellos mismos y otra cosa que ellos mismos". Pero la crítica etnológica, las nuevas concepciones psicológicas y antropolíticas, han demostrado con Piaget, Wallon y Morgenstern que las leyes que obedecen los procesos intelectuales de los primitivos no son diferentes a las que rigen el mecanismo de nuestra conciencia.

La mentalidad primitiva no es prelógica en el sentido de que los "razonamientos" de los primitivos se desarrollan siguiendo unas reglas que contradicen los principios de la lógica. El primitivo no razonaba de manera distinta a la nuestra, pero su punto de partida era distinto a los que se encuentran en la base misma de todas las filosofías actuales, de todas las concepciones modernas del mundo. Aquélla se basaba en el pensamiento mágico, la nuestra en el pensamiento racional.

Pero aún con estos cambios perduran, se mantienen en el tiempo, diversas tradiciones que han pasado de boca en boca ideas y conceptos y a veces fórmulas. Tradiciones masónicas, martinista, sufí, cabalística, gnóstica, que han transmitido doctrinas. La Orden Francmasónica es depositaria de esas tradiciones y doctrinas. Pero los ritos y doctrinas confiadas al iniciado sólo son una ayuda no dogmática, porque "no se es iniciado sino por sí mismo". Los ritos, las doctrinas confiadas al neófito sólo son una ayuda, y están destinada a que conozca, por sí mismo, el conjunto de tradiciones. Porque todas esas doctrinas que constituyen la Tradición debe ser repensado una y otra vez, por cada iniciado, quien debe participar por sí mismo del conocimiento, del cual procederá, por vía de la deducción, a edificar un sistema filosófico propio, sin moldes preestablecidos.
Max Jacob lo planteó en un escrito desprejuiciado y provocador, pero que sintetiza esta idea del conocimiento de la Tradición. Decía:

"¿Conocéis al maestro Eckart?"
Paul Petit
¿Conocéis al gran Alberto?
¿A Joachim? ¿A Amaury de Bene?
¿A Thoas, a Margarita Ebener, encinta de Cristo en carne humana?
¿Conocéis a Enrique de Suso?
¿A Ruysbrock apellidado el Admirable?
¿Y a José de Cupertino, que volaba como un dirigible?
¿Y los sermones de Juan Taulero?
¿Y al joven de las Siete Monjas, a quien se trató como a una amazona, procedente de los Cielos-universos?
¿Conocéis a Jacobo Bóehme y la Signatura Rerum?
¿Y a Paracelso el archidoxo, precursor de los rayos X?
Se conoce bien a quienes se ama, y yo los comprendo muy bien,siendo toda esa gente yo mismo, aunque no soy más que un bufón.

Nuevos aportes: Gallardo y Schwarz
Resulta de interés comprobar cómo intelectuales de diversa procedencia se acercan a, estos nudos complejos del simbolismo y la iniciación, desde el campo de la reflexión, el ensayo o la historia de las ideas.
Lo hacen Jorge Emilio Gallardo en su notable libro Raíces y letras (Idea vida, 1998) y Fernando Schwarz en Iniciación y pensamiento simbólico en el Egipto faraónico (Biblos, 1998), dos obras para una inteligente lectura.
Dice Jorge Emilio Gallardo, periodista de La Nación y ex director del Suplemento Literario:

· "El hombre pertenece al mundo esencialmente simbólico de la naturaleza. Tratase de una noción no demostrable empíricamente, sino afirmada por la Tradición que se remonta al hombre que llamamos primitivo, y que con frecuencia es nuestro contemporáneo".

· "Los estudios distinguen por sus funciones dos especies de símbolos: el convencional (tribal, o de identificación), que cumple una misión de orden social, y el ancestral y sagrado, que es el propiamente simbólico. Este último desempeña en la naturaleza y en el propio hombre una función constitutiva y de carácter religioso, en la medida que establece una alianza sagrada, sea con fuerzas infrahumanas o con potencias sobrehumanas. En efecto: El símbolo hace posible la comunicación del hombre y lo sagrado, porque su naturaleza es mediadora. Por un lado mira hacia lo divino y por otro hacia lo invisible.

· "Charles Baudelaire nos dio el regalo de su intuición al anotar, en un poema célebre, que la naturaleza es un templo por el que el hombre atraviesa en medio de bosques y símbolos de elocuencia secreta, que lo observan con aire familiar".

· "Estas son nociones habituales para el primitivo, pero que también aplican cotidianamente, trasladadas al plano virtual, el navegante, el actor de teatro, el campesino y tantos otros grupos humanos donde tradicionalmente anidan las viejas supersticiones. Entendamos el concepto de superstición como un acervo constituido por fragmentos de ritual, de tabúes, etcétera, desprendidos de sus complejos e instituciones para sobrevivir como elemento aislado".

· "El hombre no adhiere a estas nociones como a dogmas; las adquiere por la fuerza de la necesidad inmediata. La universalidad de los datos simbólicos, su perduración, su condición constitutiva de nuestras más profundas instancias individuales y colectivas, parece dar respuesta a inquietudes generalizadas sobre la eventual vigencia de las imágenes y símbolos religiosos tradicionales y, sobre la posibilidad de que esos símbolos fuesen legítimamente reinterpretados para su aplicación en el mundo presente".

Por su parte, Fernando Schwarz, expresa:
· "El proceso de iniciación de Egipto reproduce en escala humana la relación de fuerzas y los procesos de la complejidad cósmica, donde coexisten Noun y anti Noun. La iniciación rehace la cosmogonía, y por eso mismo trasciende la condición humana personal para acceder a la dimensión cósmica, al hombre universal".
· "El itinerario iniciático es un periplo que va del caos al anticaos por intermedio de Maat. El tribunal de Maat aparece como un lugar de descomposición y de recomposición, en el cual la conciencia se torna capaz de reconfigurar una nueva personalidad, capaz de vivir y de asimilar nuevas y más ricas experiencias".
· "La visión egipcia se acerca a las teorías de la complejidad enunciadas por Edgard Morin. El orden nace del desorden por intermedio de un proceso interior de organización. Todo sistema obtiene su existencia (su orden), del medio, que es desorden (caos) para el sistema en cuestión, inutilizable tal cual se presenta".
· "La iniciación, para que una persona sea integrable en una red, pasa por un proceso de desorden-orden, de muerte-resurrección.

La "muerte" iniciática hace posible surgir un renacimiento personal en el cual se desarrollarán las "revelaciones sucesivas" (dice Mircea Eliade) destinadas a formar un hombre nuevo. De eso se trata en la Francmasonería. Será necesario volver sobre estos temas.

"Nuestros pensamientos deben apuntar hacia el futuro y hacia las cosas respecto de las cuales hay algo que hacer".
"Portraitsfroni Memo" 1956 - Bertrand Russell