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sábado, julio 09, 2005

LA EVOLUCION DEL SER HUMANO - ENVIO 19/42

LIBRO “EL SER HUMANO”, ESPECULACIONES SOBRE SU MISTERIO (ENVIO 19/42)
Roger Jordan Palomino

PARTE III

"Que todos sean uno como tu,
Padre, estás en mi, y yo en ti.
Sean también uno en nosotros:
así el mundo creerá que tu me has enviado
Esa gloria que me diste, se la di a ellos,
para que sean uno como tu y yo somos uno.
Así seré yo en ellos y tú en mi, y alcanzarán la
perfección en esta unidad”
(San Juan 17, del 21al 23)


LA EVOLUCION DEL SER HUMANO


Vistas ya la naturaleza y finalidad de la existencia del ser humano, en esta tercera parte se tratará de dar respuestas a las formas como este puede lograr dicha finalidad que es la trascendencia de su Yo o Ego juntamente con el Alma eterna y divina.

La verdadera evolución debe ser total y perfecta mediante la evolución gradual de cada uno de los cinco centros indicados en la segunda parte; es decir, el Centro de la Razón, el de la Emoción, el Sexual, el Instintivo y el Motor. Al decir gradual se está indicando que cualquier método que preconice una rápida evolución, obviando las necesarias etapas que también se verán en esta parte, debe ser desechado pues sólo asegurará desengaños y frustraciones que no harán mas que producir al ser humano, confusión y hasta pérdida de fe en Dios y en él mismo, lo que retrasará y hasta imposibilitará cualquier evolución ulterior.

Concepto de evolución total y perfecta del ser humano

Como ya se sabe, el ser humano está compuesto de una parte material, de naturaleza temporal y mutable, de una parte espiritual, la que encarnada dentro de un ser específico se denomina Alma que es de naturaleza eterna, inmutable y divina por ser parte del espíritu de Dios o Alma Universal, y de una parte que se va creando en la vida llamada Yo o Ego, el que puede o no llegar a ser perfecto. De esta primera premisa se deduce que la parte que debe evolucionar es él Yo o Ego

Efectivamente, como ya se venía sosteniendo anteriormente, el Alma, que es la parte de Dios que está encarnada en el ser material, tiende a buscar la unión con lo que es su fuente, y el cuerpo, por ser hecho del polvo de la tierra tiende a su origen, dándose así la gran lucha que el ser humano tiene que resolver, ya que ambas entidades se orientan en direcciones antagónicas; una hacia lo inmutable y trascendente y la otra, hacia lo mutable y temporal quedando el hombre en libertad para orientarse hacia lo intrascendente o hacia lo trascendente.

La evolución del ser humano, supone pues la adecuación armónica de su Yo o Ego a su parte trascendente o Alma a fin de que le sirva plenamente a esta al trabajo para el cual ha sido encarnada por Dios en el hombre.

La adecuación indicada, supone un proceso de evolución que, en realidad es la continuación del proceso de evolución descrito anteriormente, y que consiste también en cambios dialécticos e incesantes hasta lograr estados que signifiquen reales cambios cualitativos. El proceso es sumamente difícil pues se trata nada menos que de ir logrando verdaderas transmutaciones de una parte del ser, cuya naturaleza tiende lamentablemente hacia lo intrascendente.

Los caminos para lograr tales transmutaciones son tantos como seres humanos existan, pudiendo utilizarce el racionalismo de la Ciencia y el de la Filosofía, solo como métodos de ayuda a los métodos de verdadera evolución que pueden encontrarse en el misticismo de algunas de las escuelas iniciáticas y, principalmente en la Religión, pero teniendo siempre presente que debe desconfiarse de aquellas doctrinas que pretendan la evolución mediante el sacrificio antinatural de las legítimas necesidades del cuerpo; entendiéndose como legítimas a las necesidades que este tiene para estar sano y libre de vicios.

El sacrificio debe consistir, como se verá mas adelante, en la eliminación de todas aquellas necesidades inarmónicas.