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domingo, julio 17, 2005

ASPECTOS ESOTERICOS SOBRE EVOLUCION RELIGIOSA - ENVIO 24/42

LIBRO “EL SER HUMANO”, ESPECULACIONES SOBRE SU MISTERIO (ENVIO 24/42)
Roger Jordan Palomino

Aspectos esotéricos sobre la evolución religiosa

A pesar de que la Religión radica en la Emoción, sin embargo no se puede desligarla totalmente de la Razón pues las religiones mas evolucionadas preconizan que la Consciencia juega un papel vital en la evolución mediante el cumplimiento de las virtudes y de los mandamientos.

Particularmente la Religión Cristiana en todas sus variantes acentúa la relación entre Consciencia y Virtud, y esta relación se da desde la más remota época, en el proceso de creación del hombre, conforme lo atestigua la Biblia, cuando relata que “Yave hizo brotar del suelo toda clase de arboles agradables a la vista y buenos para comer. Y puso en medio, el Arbol de la Vida y el Arbol de la Ciencia, del Bien y del Mal", prohibiéndole luego comer de este árbol cuando le dice a Adán: “Puedes comer de cualquier árbol que haya en el jardín menos del Arbol de la Ciencia, del Bien y del Mal; porque el día que comas de él morirás sin remedio". (Génesis 2, del 9 al 17)

La Biblia revela grandes verdades, muchas veces en forma figurada para el mejor entendimiento del común de las gentes, pero para el estudioso, dichas revelaciones pueden estar sugiriendo que el ser humano, en su proceso evolutivo de millones de años, y desde su toma de Consciencia de sí, se hizo presente su ambición de conocimiento para tener dominio sobre la naturaleza y sobre su destino.

El Principio Hermético de Polaridad sostiene que: "Todo es doble; todo tiene dos polos; todo su par de opuestos; los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza pero diferentes en grados; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse". Según este principio, en los planos superiores al entorno objetivo del hombre, aun antes de la existencia de este como tal, el bien y el mal, ya existían como fuerzas antagónicas, como tesis y antítesis.

Por ello, al tomar Consciencia de sí, el hombre no pudo substraerse a la dialéctica del principio de polaridad por lo que, en su afán de dominio sobre su entorno y sobre sí mismo, trató de vulnerar la inmutable ley de la evolución y, en lugar de la humildad para aceptar las dádivas de Dios en forma armoniosa, optó por la inarmonía de la vanidad y de la ambición al querer conocerlo y poseerlo todo sin haber evolucionado adecuadamente, rompiendo por curiosidad su inocencia, al querer saber, el porque de las cosas y querer la libertad moral. Es decir, de acceder a la Ciencia y al Bien y el Mal, figuradamente puestos a su alcance curioso y ambicioso en un solo árbol.

El hecho de que en la Biblia se consigne a la Ciencia, al bien y al mal ubicados figuradamente en su solo árbol, tiene una profunda significación esotérica, ya que si consideramos a la Ciencia, no según la definición filosófica antes mencionada, sino simplemente como el conocimiento que de las cosas tiene el hombre a través de su Consciencia, vemos inmediatamente que dicho conocimiento implica también su aplicación para actuar sobre su entorno y sobre si mismo, actuación que según el Principio de Polaridad se resuelve dialécticamente entre lo que llamamos bien o mal. Es decir, el conocimiento de algo va aparejado a su utilidad, como si en un solo tronco estuvieran ubicados efectivamente el conocimiento o Ciencia y la utilidad de dicho conocimiento para actuar bien o mal.

El drama de la vanidad del primer hombre aun no ha terminado para sus descendientes. Por ello vemos que el hombre, a lo largo de su trágica historia, quiere jugar a ser Dios sin haber evolucionado espiritualmente, y viene utilizando su creciente Ciencia para hacer principalmente el mal, y en esta terrible dialéctica, ante la inminencia de su extinción como raza, por el avance de las armas de destrucción masiva y de contaminación del globo, el científico y el filósofo voltean sus ojos al místico para que le señalen el derrotero a seguir a fin de utilizar para el bien sus conocimientos.

El drama del primer pecado continua, y si no es resuelto por la Virtud, ciertamente que el hombre morirá sin remedio como esta escrito en la Biblia.

La Virtud y su practica es pues la única posibilidad para que la raza humana viva, ya que al ser la predominancia de lo que se denomina bien sobre el llamado mal; sé esta resolviendo favorablemente para la vida, la dialéctica del Principio de Polaridad.

Efectivamente, y como ya se expresó varias veces, el hombre esta constituido por un cuerpo físico mortal y un Alma espiritual inmortal; el cuerpo físico, al ser lo creado es de signo negativo y tiende a lo que es su naturaleza, es decir a la tierra, es decir a la muerte; y el Alma, al ser de la misma esencia del Creador, es de signo positivo siendo su destino la existencia eterna.

De la dialéctica entre el cuerpo y el Alma, es decir entre lo negativo y positivo, resultará la muerte del Yo o Ego o su vida eterna, siendo la llamada Virtud la expresión más clara de que es el Alma la que esta predominando en un determinado Yo o Ego o el llamado pecado el que evidencia que es el cuerpo y sus apetitos el que predomina en dicho Yo o Ego.

Para terminar, la Consciencia o conocimiento de las cosas, en su aplicación dialéctica entre el bien y el mal, solo se resolverá favorablemente a la vida por la practica de las virtudes, que como llave, nos dejo el maestro de maestros Jesús el Cristo, para dejar sin efecto la terrible sentencia a la que se hizo merecedor el hombre por querer ser Dios sin haber evolucionado ética y espiritualmente. La lucha aun no ha sido resuelta y es en ella donde los científicos, los filósofos, los iniciados, sean estos masones, rosacruces, etc. y los religiosos juntos, debieran tener su campo de batalla. El fracaso significara el fin de la raza humana, el triunfo, su redención y la vida eterna.

A manera de conclusión respecto a los caminos que sigue el hombre para evolucionar, Juan Taulero, quien fue un místico alemán que vivió entre el 1300 y 1361, sostenía lo siguiente: “ Existen tres formas mediante las cuales Dios atrae a los hombres. La primera es través de las criaturas, mediante el conocimiento de ellas, lo que conllevará necesariamente a la admiración y amor al Dios creador; la segunda, a través de su voz en el alma, cuando una verdad eterna se sugiere a sí misma en una forma misteriosa. No es raro que esto acontezca en el sueño matutino, poco antes de despertar, (lo que hemos venido llamando Intuición). La tercera forma es cuando se vence a la naturaleza humana mediante la voluntad, logrando paso a paso la evolución de sí mismo”. Según este místico, esta es la forma más sólida de evolución y la que más complacencia proporciona pues como sostiene: “ Lo que se da mediante riquezas es insípido; pues se le ve a través de un velo, dividido en fragmentos y portando en sí un cierto toque de amargura”; luego agrega refiriéndose al logro de la iluminación o gracia divina: “ el reino está arraigado adecuadamente en los lugares más profundos del espíritu. Cuando, a través de todo tipo de prácticas, el hombre externo se convierte en el interno, en el hombre razonable, de manera que los dos, es decir, los poderes de los sentidos y de la razón, se reúnen en el mismo centro del ser del hombre, y así se lanza hacia el Divino Abismo, en el que moró una eternidad antes de que fuese creado y en el que Dios halla al hombre que retorna hacia El, desnudo y llano; este hombre se inclina y desciende a las profundidades de su alma pura y paciente, y la transforma, acercándola a la esencia increada, de manera que el espíritu se convierta en una unidad con Dios”.