Nombre: Gran Biblioteca GLP
Ubicación: San Isidro, Lima, Peru

miércoles, junio 29, 2005

SOLSTICIO DE INVIERNO

SOLSTICIO DE INVIERNO

R:. H:. Luis Anapan Ciqueiros

M:.R:.G:.M:. de la Gran Logia del Perú; Dignidades de la Gran Logia del Perú; RR:. Y QQ:.HH:.
Hoy he recibido el alto honor de dirigir este mensaje a vosotros, en este día solsticial, evocando el día de San Juan Bautista, personaje representado en los rituales de la Masonería Escocesa, cuyo comienzo coincide con el solsticio estival de invierno y desde el punto de vista cósmico utilizado como elemento alegórico en nuestra vida masónica. ¿Cuanta literatura debe existir sobre este acontecimiento, No?. Ahora haré lo propio.
La evocación de San Juan, simbólicamente, nos permite hacer un alto en el tiempo y considerar este día, sólo con las formas de sentir y pensar de los masones esparcidos por la superficie de la tierra.
Nosotros los Masones no hacemos más que recordar el sentido profundo de una mística que nos moviliza y nos orienta, en la que cosmogónicamente, el Sol brilla con más intensidad en nuestros espíritus, y nos hace sentir más iluminados, por un magnetismo universal, donde nuestras almas se efectivizan, se agrandan y se consolidan en este gran circulo cósmico.
Nosotros los masones, sin importar el rito de procedencia, necesitamos de estos momentos, para meditar y redescubrir el valor de ser considerado Masón noble y sincero, que nos ubique en el proceso histórico que realmente merecemos.
Siempre solemos escuchar, que en el Hemisferio Norte, se evoca el Solsticio de Verano y en el Hemisferio Sur, el Solsticio de Invierno, pero en verdad sólo debemos tener en cuenta que ambos solsticios tienen reminiscencias simbólicas, que nos manifiestan la posición de estar acorde con el tiempo de las realidades en que vivimos, en este tiempo, espacio que nos hablaba Einstein y que posteriormente filósofos y sociólogos han apuntado la secuela histórica que nos deja; pues todo hombre y toda sociedad tiene su tiempo, su espacio y su historia.
Entonces porque preocuparnos, si nuestros días son más cortos en nuestro hemisferio o más largos en el otro, o que hay menos luz del sol, que las noches son más largas, que hace frío, que los árboles extrañan sus hojas y que los frutos aguardan su tiempo. Sólo debemos saber que hemos cumplido un nuevo ciclo; así como lo hacen los astros, las constelaciones celestes, las presesiones equinocciales, etc, en ese ritmo del Alfa y el Omega, donde todo continúa como proceso natural y vital.
Estos fenómenos que evoca el Solsticio de Invierno, son análogas a la marcha que vivimos en nuestra Institución, que deben ocurrir sin interrupciones; sino acordémonos de los días recientes de Instalaciones de los VV:.MM:. del rito escocés que se practica en nuestro oriente; en la que se han renovado los cuadros logiales; es decir tiempo especial, que nos señala el momento para salir nuevamente hacia la luz, esa luz divina, espiritual, que debe tener todo masón, para ser entregado con amor a la humanidad.
Como vemos, nada es producto de la casualidad, todo cumple su ciclo, su evolución o involución, del caos al orden o viceversa; recordemos la alegoría del trigo, que tiene que ser sembrada y esperar en la más tenebrosa oscuridad, cumplir su ciclo y luego aparecer con luz propia y dar sus frutos benditos a la humanidad. Estos hechos serán siempre así, hasta que no haya otra creación distinta; la naturaleza tiene marcado su rumbo y nadie lo puede trastocar, bajo la pena de sufrir los embates de su degeneración. Este es pues el tiempo, espacio y la historia en que nos toca vivir y evolucionar.
Hoy debe ser una fecha de reflexión, un detener en cierto modo la marcha tropical de la naturaleza, un mirarnos hacia adentro, donde el reloj biológico nos dice que algo será diferente al resto del año, es el momento de hacer nuestro recuento espiritual para ver cuanto hemos avanzado, o también decirnos cuanto más debemos progresar. El feudalismo, La Monarquía, La revolución Industrial, Los Estados Autoritarios, La esclavitud, la URSS, entre otros han sido desterrados del planeta. Hoy existen más países libres, hasta una China con economía de mercado; ya no andamos en carreta; la imprenta de Gutemberg, el teléfono de Graham Bell, la bombilla de luz de Thomas Alva Edison están obsoletos, etc. Hoy clamamos Justicia social, más derechos para el hombre, defensa por la destrucción de nuestro planet a y una inmensa libertad para dirigir los destinos de nuestros pueblos, estamos viviendo una época bio-espacial y ciber-energética, con tecnología sideral en los medio de comunicación. Por tanto dependerá de nosotros decir cuanto debemos mejorar, en este nuestro país de 28 millones de habitantes y siete mil millones de habitantes en el planeta, con mucha hambre, desocupación, miseria e indolencia humana y social.

Pues bien, entonces esforcémonos por ser constructores espirituales y materiales futuros, que el desaliento no exista entre nosotros, no nos consideremos lo suficientemente satisfechos con lo que hemos caminado en este difícil, pero grato e iluminado sendero masónico; por el contrario veamos el Solsticio de invierno, como el indicado de trazar la ruta que debemos recorrer para llegar felices al solsticio de Verano del que también formamos parte y continuar con lo que la naturaleza y el cosmos nos tiene reservado.
Esta es la época de búsqueda del tiempo trascendente y de verdaderos valores, herido por nuestra indiferencia. Es el eterno movimiento de las estaciones del alma, que producen los Solsticios, que llevan al masón a la meditación y al esfuerzo para transitar en la eternidad de su pensamiento.
Así como esperamos la época de la luz, de las flores, y sus frutos, estamos en el tiempo de renovación y cambio, que nos permite mirar con proyección y demostrar nuestro amor a la humanidad, con un nuevo despertar a la tolerancia y dedicación a los laudables fines de la masonería, digno de recordar en el Solsticio de Invierno, que en esta época de frío nos obliga a acelerar y brillar.
Este solsticio proporciona amor a la humanidad, abre el corazón del masón hacia el templo de la armonía, muestra simbólicamente la analogía que la buena luz nace, y otra vez vuelve aparecer, ese recogimiento, de alegría que siempre debe brillar en nuestros Templos, donde germinarán nuevos caminos de esperanza, nuevas luces para los senderos obscuros, nuevas fuerzas para afrontar los históricos desafíos de intolerancia e indiferencia, en la que surgirán los espíritus nutridos de una nueva Luz en las que del G.·.A.·.D.·.U.·. nos permitirá trasponer la puerta de la inmensidad de la Luz.
En este simbolismo solsticial de invierno, pongamos nuevamente énfasis en la necesidad de cumplir con nuestros anhelos y esperanzas; así como los ciclos de la naturaleza se repiten en forma regular, también hagámoslo con lo más profundo de nuestras almas. Irradiemos nuestra luz y esperanza a los nuevos masones (aprendices) que se han incorporado a nuestra Augusta Orden, para que en forma conjunta trabajemos en bien de la humanidad, que somos nosotros mismos.
Salgamos de los estadios de la sombra y las tinieblas, sigamos en la búsqueda de la verdad y la Luz, donde existe la verdadera manifestación y esplendor de nuestro ser.
Son tantas las analogías que pudieran citarse, a través de la evocación del Solsticio de Invierno, Egipcios, Griegos, Brahamanes, Mayas, Aztecas, Indios, religiones, mitos, etc. Pero nosotros, somos tal vez más realistas y pragmáticos, y consideramos este proceso de cambio, como una transición hacia lo perfecto y nos alejamos de conceptos específicos, pero en todos los casos, estamos siempre dentro del mismo orden de cosas. Abramos las puertas del universo eterno, para dar entrada a la máxima sabiduría y a la quietud de nuestra alma. Recibamos lo que se nos brinda hoy como alimento, porque este será el fuerte muro de fuego que enfrentará la ignorancia y la intolerancia. Cambiemos la ilusión por la realidad.
RR:. Y QQ:. HH:. os deseo felicidad en este día, que marca el solsticio de invierno, esencia de toda la vida, que ha existido y existirá en este planeta, a partir del Sol. Sin el ritmo de los Solsticios la vida no sería tal como la conocemos. Los solsticios son parte de nuestra vida, esencia de nuestra especie, fuego, donde se resumen todos los mitos, todas las religiones de nuestra vieja y afligida sociedad. El solsticio es la celebración de nuestra propia existencia, la celebración de toda la vida que nos acompaña como individuos solitarios, desde lo terrenal hasta lo cósmico, donde todos somos producto de estos ritmos consagrados solsticiales.
El nacimiento a la Luz, a la nueva vida, el morir a la muerte y renacer a una nueva vida. Muerte y renacimiento, Nada de esto es misterioso para un masón, el verdadero misterio es la vida, el renacer de cada agonía, la perpetuación, la luz, el ritmo del tiempo. Por eso celebramos nosotros de forma especial los solsticios, hombres del solsticio, formados en el conocimiento, el que posee la Luz total.
Hoy compartamos esta pausa solsticial, en un espacio de inquebrantable inmortalidad, a veces triste otras veces gloriosa, donde todos intervenimos de esta solemne perpetuidad, gracias al ritmo de los solsticios. Los antiguos la sabían y lo reflejaron en sus mitos y religiones, lo retomaron los cristianos y nuestra sociedad indolente lo ha olvidado, pareciera que esto no tuviera ninguna significación en nuestras vidas, atraídos quizá por ulular de las telecomunicaciones o el facilismo popular que la sociedad ha corrompido.
HH:. Gocemos este día inimaginable de eternidad, y que este solsticio nos entregue la luz que necesitan los masones de este frío pero abrigado invierno. Que el G:.A:.D:. U:. nos ilumine y nos de la serenidad de poder cumplir con nuestros objetivos que nos ha trazado esta Augusta Orden iniciática.
Gracias Luis Anapán Ciqueiros 21 de Junio 2005