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miércoles, junio 22, 2005

LA PARTE MATERIAL DEL SER HUMANO - ENVIO 11/42

EL SER HUMANO, ESPECULACIONES SOBRE SU MISTERIO (ENVIO 11/42)
Roger Jordan Palomino

La parte material del ser humano

Como ya se expresó, la Ciencia viene descubriendo que la materia no es mas que energía concentrada, la que se organiza en las infinitas criaturas y cosas en las que aparece en la naturaleza, sean estas minerales, vegetales o animales, incluida la parte material del hombre.

Pareciera que en esta energía viene contenido el plan para que la materia se organice de tal o cual manera, organización que incluye la forma y dirección del cambio, el que debe ser eterno ya que la Ciencia plantea respecto de la materia y la energía, que estas no se pueden crear ni destruir, sino sólo transformarse.

Pues bien, si se acepta lo que la Ciencia viene aceptando, es decir, que la materia no es mas que energía concentrada, entonces se tiene que aceptar también que lo que los ojos del hombre ven de sí mismo y de su especie, es en realidad energía concentrada en forma humana percibible sólo por humanos, y que en realidad el hombre es sólo una asociación de átomos organizados en células y estas en tejidos y estos en lo que se llama cuerpo, y en sentido contrario, lo que se llama cuerpo, no es mas que el resultado percibible del continuo cambio de tejidos, células y átomos; desde las etapas de embrión, pasando por feto, luego niño, joven, adulto, anciano, etc.; etapas que no son mas que el resultado, en el Tiempo y en el Espacio, de un cambio incesante, no percibible en el denominado presente.

Esta parte del ser de naturaleza material es percibida sólo sensorialmente, pero a medida que se usan instrumentos más potentes, se puede apreciar como una asociación de tejidos, luego de células, y por ultimo de átomos que siempre están cambiando como consecuencia de una energía no percibible sensorialmente, y que, al parecer, trae la causa de los cambios, cambios que continúan ad infinitum según planes que la Ciencia desconoce y que, en algunos casos, cuando se trata del ser humano, la Religión revela: "Tierra eres y en tierra te convertirás"; al parecer origen y destino de la parte material del ser humano.

Por otra parte, el cuerpo humano como toda materia, contiene en su composición los cuatro elementos fundamentales de la naturaleza material que son la tierra, el agua, el aire y el fuego; la tierra que da masa y forma a sus componentes, el agua que en forma de sangre y líquidos transporta la energía que lo anima vitalmente, el aire que aspira por la nariz y expira por la boca mientras vive por lo que es fácil deducir que en él radica dicha energía vital, desde que aspira por primera vez hasta que expira cuando muere, y el fuego que esta contenido en cada uno de sus átomos y que hace que su cuerpo esté caliente con el calor que es parte del calor solar del que depende todo lo existe en la Tierra.

Como consecuencia de su propia naturaleza, los sentidos humanos perciben las cosas materiales de manera humana. Un animal microscópico, por ejemplo un virus, las deben percibir de otra manera diferente, quizás por sus manifestaciones calóricas, con grandes intervalos entre sus células por entre las cuales puede moverse libremente; estos seres quizá no lleguen a determinar los límites de las formas del hombre como él las percibe, y quizás el hombre sea para dichos seres como universos en los que actúan.

Por su vista, el hombre solo alcanza a ver lo externo de su cuerpo, no pudiendo ver los tejidos de los que está compuesto, ni las células que constituyen sus tejidos ni los átomos de las que están compuestas sus células, y más profundamente, la energía de la que está compuesta cada uno de sus átomos.

El hombre es real en su percepción para el mismo, pero para algún ser que pueda percibirlo como lo que realmente es, es decir, energía concentrada, en continuo cambio, mutable y organizada como ser humano, el hombre debe ser otra entidad. La entidad que llamamos Dios debe percibir al hombre así; es decir, debe percibirlo completamente en su pasado, presente y futuro porque quizá, para El, el hombre es un eterno presente.

La organización de la parte material del ser humano, debe obedecer a algún plan para algún fin especifico; si por alguna razón, dicha organización finaliza con la muerte, la organización no servirá para el fin para el cual fue preconcebida, y los elementos de los cuales esta compuesta la organización indicada, se organizaran nuevamente, bajo otras formas y para otros fines.

La parte material del hombre, de naturaleza mutable, que posee vida vegetativa e instintiva tiende a la tierra; la tierra es su origen y destino y se manifiesta a través de necesidades o reclamos del cuerpo tales como el hambre, el deseo sexual, la necesidad de abrigo, etc.; a estas necesidades se denominan necesidades primarias y están orientas a la parte animal del hombre.

A esta parte material del hombre, por depender
totalmente de la tierra, se le puede considerar también como de naturaleza pasiva, es decir, todo le acontece; ella, por si sola no puede variar las leyes mecánicas que actúan sobre sus componentes, sólo puede sentir las leyes de la vida vegetativa e instintiva sin poder variarlas un ápice.

Por ello, se puede afirmar que la parte material del hombre es de naturaleza mutable y de signo negativo porque, al ser sujeto de cambio, en ella actúa la fuerza que contiene la dirección y causa del cambio que debe ser de naturaleza inmutable y de signo positivo; es decir, la parte que es sujeto de cambio es de signo negativo y la parte que es motivo del cambio, de signo positivo; negativo por ser el efecto y positivo por ser parte de la causa.

En esta parte es necesario aclarar que, cuando se expresa que la parte espiritual del ser humano es de signo positivo y su parte material de sigo negativo, no se esté queriendo significar que solo el espíritu sea bueno y el cuerpo sea malo; lo que sé esta tratando de señalar son cualidades de la fenomenología en la que se establecen que las causas o noumenos son de signo positivo y los efectos o fenómenos de signo negativo. La cualidad de ser bueno o malo, se verá mas adelante, cuando se trate de la evolución del ser humano con relación a la Filosofía Etica. En todo caso, debemos dar por cierto que todo lo que crea Dios es bueno, sea esta una entidad material o espiritual.

Por estar en continuo cambio, la parte física del ser, es en realidad una ilusión, pues nunca es; sin embargo, el ser humano tiene la sensación de ser, y esta sensación de ser, necesariamente tiene que estar en una parte de él que no debe cambiar nunca; esta parte no puede ser ya de naturaleza física, material y mutable sino de naturaleza espiritual e inmutable.

Para concluir, quien dedica su vida a la satisfacción de sólo sus necesidades primarias, en realidad está viviendo como un animal y está satisfaciendo solo la parte cambiante del ser que, como dijimos, es y no es; es decir, está viviendo para satisfacer lo que no podrá tener trascendencia. Ese ser podrá decir como el filósofo Descartes: "Pienso, luego existo", pero no podrá asegurar que su existencia sea absoluta ya que, efectivamente existe pero pasivamente, como algo que es y no es y que esta destinado a la tierra.

La parte espiritual del ser humano

Se había expresado que la materia no es mas que energía concentrada, lo que se puede confirmar científicamente, pues ya es posible ir penetrando instrumentalmente su composición hasta llegar a la molécula; de allí en adelante ya no es posible ver directamente la composición de la molécula, pero se conoce indirectamente, por sus manifestaciones, que esta continua hasta el átomo; de allí a la energía en la forma de electrones, positrones, neutrinos, etc.; de allí deben seguir formas de energía que aun no conocemos y cuya vibración es ya de mucha mayor frecuencia hasta llegar a lo que los místicos llaman espíritu y los científicos energía vital.

Esa parte inmutable que los sentidos no pueden ya percibir, puede ser identificada por la naturaleza de sus manifestaciones que, a pesar de sentirse reales, no pueden considerarse como materiales.

Si las manifestaciones mencionadas no provienen del cuerpo material, ¿De donde provienen y cual es su real naturaleza?

Para dar respuesta a estas cruciales interrogantes, se utilizará lo que la Ciencia acepta y lo que la filosofía sostiene; asimismo, lo que se puede creer sobre la base de las enseñanzas místicas de algunas escuelas iniciáticas y de la Religión.

Según el Diccionario Enciclopédico Ilustrado de la Lengua Española de la Editorial Sopena, Vida es: "la fuerza interna substancial de los seres orgánicos, mediante la cual obran estos", Fuerza es: "La energía y eficacia natural de las cosas" y Energía es según la Física: “Un término abstracto que se usa para designar la magnitud equivalente a un trabajo mecánico. Todos los fenómenos físicos son manifestaciones diversas de ella y sólo la conocemos por los efectos que causa sobre nuestros sentidos”.

Se aprecia hasta ahora que nuestra lengua coincide en que la vida es una fuerza y que esta es una energía.

Según la Ciencia además, energía es todo aquello que es capaz de causar una transformación, y la materia es una de las manifestaciones de la energía.

Según la Ciencia también, ni la materia ni la energía desaparecen, sólo se transforman, por lo que implícitamente les reconocen su eternidad, es decir su capacidad de no morir, sino sólo de cambiar de estado.

Hasta ahora, ninguna de estas ramas del conocimiento posee poder metodológico para demostrar concretamente la real naturaleza de esta energía llamada espíritu.

Sin embargo, esta particularísima y sutilísima forma de energía aun no mensurable, pero que no se puede por ello negar con rigor metodológico su existencia; es capaz de dotar al hombre de la capacidad de animar vitalmente su parte material, así como anima vitalmente a toda criatura del Universo; a los minerales con energía vital en forma de energía eléctrica; a los vegetales, con energía vital vegetativa; a los animales, con energía vital instintiva; y a los seres humanos, con energía vital consciente. Así pues, el espíritu o energía vital interpenetra toda manifestación material.

La parte espiritual, está pues presente en toda la parte material del cuerpo; no existe parte de este en que la ella no esté presente, desde los cabellos hasta las uñas de los pies, desde la piel hasta las moléculas de las que nuestras partes físicas están conformadas, desde las moléculas hasta los átomos, de estos, ya en forma de energía hasta los electrones, positrones, neutrinos, de estos mas aun, hacia formas sutilísimas de energía.

Esta parte espiritual, por ser parte de la fuerza vital del Universo que da vida a todo, y por contener la dirección de los cambios de la materia, es de naturaleza activa.

Así pues, hasta ahora tenemos identificadas en el ser humano dos naturalezas, una material, mutable y temporal de signo negativo por ser el sujeto del cambio, y otra espiritual, inmutable y de signo positivo por ser la fuerza originadora del cambio constante de la parte material.