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martes, agosto 02, 2005

¿REENCARNACION O UNA SOLA VIDA? - ENVIO 32

LIBRO “EL SER HUMANO”, ESPECULACIONES SOBRE SU MISTERIO (ENVIO 32)
Roger Jordán Palomino

¿Reencarnación o una sola vida?

Salvo que existan otros procesos sobre los cuales no es posible siquiera imaginar, el único soporte racional que se dispone para asegurar que la capacidad de la especie humana, a diferencia de las otras especies de la creación, de evolucionar hacia naturalezas sucesivamente superiores o hacia civilizaciones mejores, es que después de la muerte de cada uno de sus componentes, la vida debe continuar con los procesos de purgación y comprensión sobre los que ha especulado anteriormente.

Ahora bien, si los procesos de purgación y comprensión se dan después de la muerte, las formas en que dichos procesos pueden influir en la especie humana sólo pueden ser dos.

La primera forma podría consistir en que el Alma- Personalidad, luego de cierto periodo de purificación o comprensión, reencarne en un cuerpo para continuar su evolución en la tierra hasta su muerte para luego reencarnar nuevamente, y así sucesivamente, adquiriendo experiencia tras experiencia, construyendo de esta manera una experiencia acumulativa de todos los hombres, durante todos los tiempos y que llamamos civilización.

La segunda forma podría consistir en que el Alma-Personalidad, después de la muerte ya no regresa a la tierra, es decir ya no reencarna y vive en ella una sola vez, y el proceso de evolución de la especie humana se dé por la comunicación del Espíritu de Dios a algunos hombres de grandes verdades morales o científicas.

En esta parte seria conveniente especular sobre las dos posibilidades indicadas anteriormente desde el punto de vista de la Filosofía Etica; es decir desde una óptica en la que el hombre alcanza a percibir y considerar lo que es justo o injusto, reconociendo de antemano, la imposibilidad de penetrar los inescrutables designios de Dios al respecto.

Al respecto, y hasta donde alcanza la humana comprensión sobre lo justo o injusto, se puede expresar que vivir una sola vez en la vida, es aceptar que el hombre debe lograr en dicha vida, los niveles de evolución indispensables para completarlos luego con los procesos de purificación y de comprensión de los que se ha especulado después de su muerte en el llamado purgatorio y cielo; o que quede fuera de la mente de Dios eternamente en el plano de existencia que la religión considera como Infierno.

Sin embargo, este último punto de vista plantea algunas inquietudes a la humana comprensión, difíciles de resolver acerca de la justicia divina, pues se conoce que los hombres nacen con diferentes condiciones en sus vidas.

Por ejemplo, un ser humano que muere después de haber vivido solo hasta su juventud, no puede estar en igualdad que un hombre que muere en su vejez, después de muchos años de vida; o un hombre que nace en el seno de una familia de criminales no puede estar en las mismas condiciones que uno que nace en el seno de una familia virtuosa; o el que nace tullido no puede estar en igualdad de oportunidades que el que nace saludable; en fin, sería largo y ocioso enumerar los casos en los que las diferencias entre los hombres establecen desigualdad de oportunidades para su evolución y consecuente salvación o condenación eterna.

Por su parte, la teoría de la reencarnación parece estar mas ajustada a la humana comprensión sobre la justicia divina, que la teoría de una sola vida por las razones que se exponen a continuación.

La mayoría de las religiones de oriente, creen en la reencarnación, siendo probable que la Religión Judía Antigua, en la que están basadas el Judaísmo y el Cristianismo Moderno, haya creído en tal teoría; algunos pasajes de la Biblia así parecen sugerirlo.

En Job Cap. 33 del 27al 29 está escrito que “Dios mira sobre los hombres; y al que dijere: pequé y pervertí lo recto y no me ha aprovechado, Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro y su vida se verá en la luz; he aquí, todas estas cosas hace Dios tres y más veces con el hombre”. Este pasaje de la Biblia puede estar sugiriendo claramente la idea de la reencarnación pues, que otra cosa podría significar el “No bajar al sepulcro” tres o más veces sabiendo que la muerte es inevitable para todo hombre.

En San Juan, Cap. 9 del 2 al 4, los discípulos le preguntaron a Jesús ante la presencia de un hombre que había nacido ciego: ” Maestro, ¿ Quien pecó, este hombre o sus padres?, y Jesús les respondió: “No pecó este hombre ni sus padres; sino para que la obra de Dios pueda manifestarse”. Ante la respuesta de Jesús y teniendo en cuenta la justicia divina, no queda otra alternativa que aceptar que el ciego no había pecado en su actual vida sino en otra anterior y que, por tal razón, en esta vida tenía que aprender alguna lección importante para su propia evolución que es parte de la obra de Dios en la raza humana.

En San Juan, Cap. 3 del 1 al 9 Jesús sostiene la importancia de que el hombre nazca de nuevo a fin de que pueda entrar a Reino de los Cielos, aludiendo claramente a la reencarnación, y en el mismo capítulo, en el versículo 8 se dice que “El alma va y viene como el viento y nadie puede decir con que frecuencia y con que dirección y manera vendrá”, aludiendo a que la reencarnación debe realizarce varias veces, en diferentes tiempos y en diferentes circunstancia de la vida.

En San Marcos, Cap. 8, del 27 al 30, Jesús les preguntó a sus discípulos quien era él, respondiéndole estos que los hombres decían que era Juan el Bautista o Elías, y cuando le preguntó a Pedro, este le dijo que era el Cristo, pidiéndoles Jesús que no lo revelaran a nadie, dando a entender que el no era la reencarnación de Juan ni Elías sino el mismo Cristo. En el mismo San Marcos, Cap. 9 del 9 al 13, los discípulos se refieren a la esperanza de los Judíos de la vuelta del profeta Elías, contestándoles Jesús que Elías ya había regresado y que habían hecho con él lo que quisieron para que se cumpla lo que, sobre él, estaba escrito, confirmando nuevamente la creencia en la reencarnación entre los judíos.

Por los pasajes de la Biblia descritos, se aprecia de que la Religión Judía Antigua consideraba a la reencarnación como algo natural, comprobándose esta afirmación por el hecho de que Jesús, quien no perdía la oportunidad para corregir a sus discípulos, muchas veces con dureza, cuando estos expresaban algún concepto místico erróneo, no lo haya hecho en ninguna circunstancia en la que se trató sobre esta creencia como se puede comprobar en todo el nuevo testamento.

En la Introducción de la Biblia Católica Latinoamericana, se sostiene que la creación no ha terminado, dando a entender que el hombre se encuentra en proceso de evolución como se viene afirmando en este trabajo; por ello, se pude expresar que, para alcanzar los niveles de evolución necesarios al plan de Dios para el hombre, no debiera preocupar tanto si el hombre vive una sola vez o tiene que reencarnar varias veces para completar tal evolución y, mas bien, se debiera estar convencido, aun cuando no se entienda del todo, que para tal evolución, el Creador actuará con justicia absoluta pero también con amor y misericordia infinitas, y que el destino de la humanidad, no puede ser otro que alcanzar la máxima evolución para que el Alma viviente, retorne a su creador, después de su experiencia de vida en la tierra para ser parte de su unidad hasta su próxima manifestación tal como lo anunció Jesús el Cristo según consta en San Juan Cap. 17 del 21 al 23 y cuyo testimonio se diera en la segunda parte de este trabajo.