UNA VERDAD QUE HIERE
UNA VERDAD QUE HIERE
(del Libro “EL APRENDIZ Y SUS MISTERIOS”
Dr. Jorge Adoun
1. Lector: Si tienes el ardiente deseo de ingresar en la Augusta Institución Masónica y de convertirte en uno de sus miembros militantes, debes preguntarte a ti mismo: ¿Entró la Masonería en mí para que yo pueda entrar en la Masonería?.
La respuesta a esta pregunta será una luz que puede esclarecerte y conducirte por la senda a la Verdad. Porque, si no posees, ante todo, el Espíritu Masónico, de nada te servirá tu ingreso en sus filas.
2. La Masonería era, en tiempos pasados, una Institución Hermética en el verdadero sentido de la palabra, pero hoy la Masonería es revelada a todo el mundo. En cualquier librería se encuentran folletos, revistas y libros que hablan de los ritos y ceremonias de la Orden y los interpretan y comentan. Todo el mundo cree que sabe de Masonería como sus propios adeptos y hay también algunos masones superficiales, inconscientes o perjuros que han divulgado al público los llamados secretos masónicos, de modo que, según los profanos y los iniciados, ya no puede haber misterios en la Masonería.
¡A esos necios vamos a desengañar!.
3. El catolicismo romano se impone a la multitud por un secreto que ningún Papa siquiera ha manifestado. Es el secreto de los Sacramentos.
Cuando los Gnósticos, o sea los Conocedores del Secreto, los Esotéricos, quisieron divulgar o descubrir el secreto, lanzaron perlas a los cerdos y estos se volvieron contra ellos y los aniquilaron, pues la vulgarización de un misterio lo convierte en doctrina irrisoria.
Pero, desgraciadamente, cuando los cerdos condenaron a los gnósticos condenaron también la Puerta de la Sabiduría Oculta y perdieron sus Llaves.
Los Templarios buscaron las Llaves perdidas y fueron quemados vivos.
4. Cierta vez un sabio mahometano me dijo: “Jamás perteneceré a una religión cuyos fíeles comen a su Dios”. Pude entender por qué él razonaba así. El mahometano no me llamó la atención con sus palabras, porque él nunca podrá comprender el significado del misterio; mas lo que admira es la ignorancia de los propios masones respecto de las bases fundamentales de la Masonería.
5. La Masonería es poderosa y prevalecerá en el mundo por su terrible SECRETO, tan prodigiosamente guardado que hasta sus más altos iniciados lo ignoran.
6. Una vez, en una Logia, dijo un adepto: “Somos masones, pero no brillamos”. Los hermanos le pidieron que explicara aquella frase, pero él sonrió y dijo: “Si en nosotros la Luz es tiniebla, ¿cómo serán las propias tinieblas?”. Y, al decirlo, se tocó la frente. Todos los presentes se miraron y tal vez por educación no lo llamaron loco.
7. Nadie tiene derecho a llamarse “Masón”, porque ser masón es ser Superhombre iluminado, que sigue el camino de la Verdad y de la Virtud, haciendo de ellas carne de su carne, sangre de su sangre, vida de su vida.
8. Lo que más entristece es el deseo de pasar rápidamente de un grado a otro, como si el afán de perfeccionarse estuviese sujeto a ciertos grados limitados y otorgados por los hombres.
Nadie quiere recordar que los tres años de “Aprendiz” son el símbolo del triple periodo que marcará las etapas de los estudios, del silencio y del progreso, como veremos después.
9. El gran objetivo de la Masonería es despertar el poder latente en cada ser y convertir al hombre en Dios consciente de su divinidad sin limitaciones ni dudas.
El masón debe trabajar inteligentemente para el bien de los demás. Su esfuerzo debe dedicarse al progreso universal. Debe ayudar al Gran Arquitecto del Universo, en su Obra.
El masón debe construir y aprender por experiencia propia, sin apoyarse en los demás. Debe siempre dar sin esperar recompensa.
10. El Aprendiz tiene al Maestro externo por guía en la Senda hasta encontrar a su propio Maestro Interno y ver su propia luz en su mundo interior.
Conocer la Verdad y practicarla es el camino del masón y de todos los hombres.
(del Libro “EL APRENDIZ Y SUS MISTERIOS”
Dr. Jorge Adoun
1. Lector: Si tienes el ardiente deseo de ingresar en la Augusta Institución Masónica y de convertirte en uno de sus miembros militantes, debes preguntarte a ti mismo: ¿Entró la Masonería en mí para que yo pueda entrar en la Masonería?.
La respuesta a esta pregunta será una luz que puede esclarecerte y conducirte por la senda a la Verdad. Porque, si no posees, ante todo, el Espíritu Masónico, de nada te servirá tu ingreso en sus filas.
2. La Masonería era, en tiempos pasados, una Institución Hermética en el verdadero sentido de la palabra, pero hoy la Masonería es revelada a todo el mundo. En cualquier librería se encuentran folletos, revistas y libros que hablan de los ritos y ceremonias de la Orden y los interpretan y comentan. Todo el mundo cree que sabe de Masonería como sus propios adeptos y hay también algunos masones superficiales, inconscientes o perjuros que han divulgado al público los llamados secretos masónicos, de modo que, según los profanos y los iniciados, ya no puede haber misterios en la Masonería.
¡A esos necios vamos a desengañar!.
3. El catolicismo romano se impone a la multitud por un secreto que ningún Papa siquiera ha manifestado. Es el secreto de los Sacramentos.
Cuando los Gnósticos, o sea los Conocedores del Secreto, los Esotéricos, quisieron divulgar o descubrir el secreto, lanzaron perlas a los cerdos y estos se volvieron contra ellos y los aniquilaron, pues la vulgarización de un misterio lo convierte en doctrina irrisoria.
Pero, desgraciadamente, cuando los cerdos condenaron a los gnósticos condenaron también la Puerta de la Sabiduría Oculta y perdieron sus Llaves.
Los Templarios buscaron las Llaves perdidas y fueron quemados vivos.
4. Cierta vez un sabio mahometano me dijo: “Jamás perteneceré a una religión cuyos fíeles comen a su Dios”. Pude entender por qué él razonaba así. El mahometano no me llamó la atención con sus palabras, porque él nunca podrá comprender el significado del misterio; mas lo que admira es la ignorancia de los propios masones respecto de las bases fundamentales de la Masonería.
5. La Masonería es poderosa y prevalecerá en el mundo por su terrible SECRETO, tan prodigiosamente guardado que hasta sus más altos iniciados lo ignoran.
6. Una vez, en una Logia, dijo un adepto: “Somos masones, pero no brillamos”. Los hermanos le pidieron que explicara aquella frase, pero él sonrió y dijo: “Si en nosotros la Luz es tiniebla, ¿cómo serán las propias tinieblas?”. Y, al decirlo, se tocó la frente. Todos los presentes se miraron y tal vez por educación no lo llamaron loco.
7. Nadie tiene derecho a llamarse “Masón”, porque ser masón es ser Superhombre iluminado, que sigue el camino de la Verdad y de la Virtud, haciendo de ellas carne de su carne, sangre de su sangre, vida de su vida.
8. Lo que más entristece es el deseo de pasar rápidamente de un grado a otro, como si el afán de perfeccionarse estuviese sujeto a ciertos grados limitados y otorgados por los hombres.
Nadie quiere recordar que los tres años de “Aprendiz” son el símbolo del triple periodo que marcará las etapas de los estudios, del silencio y del progreso, como veremos después.
9. El gran objetivo de la Masonería es despertar el poder latente en cada ser y convertir al hombre en Dios consciente de su divinidad sin limitaciones ni dudas.
El masón debe trabajar inteligentemente para el bien de los demás. Su esfuerzo debe dedicarse al progreso universal. Debe ayudar al Gran Arquitecto del Universo, en su Obra.
El masón debe construir y aprender por experiencia propia, sin apoyarse en los demás. Debe siempre dar sin esperar recompensa.
10. El Aprendiz tiene al Maestro externo por guía en la Senda hasta encontrar a su propio Maestro Interno y ver su propia luz en su mundo interior.
Conocer la Verdad y practicarla es el camino del masón y de todos los hombres.
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